lunes 9, diciembre, 2024, Eduardo Castex, La Pampa

Comerciante apuñalado en Castex: “Me clavó el cuchillo hasta el mango, pero no le guardo rencor”, aseguró Bargas

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«El Barba me dio una mano increíble y también toda la gente de Eduardo Castex que se preocupó y rezó para que me recupere», destacó el comerciante castense José Bargas. «Me estoy recuperando lentamente con la ayuda de mi hija, porque me clavaron 17 centímetros de un cuchillo (en la espalda) y que esté vivo ya es todo un milagro», relató -aún conmocionado- el vecino que fue apuñalado por un adolescente de 15 años. Además, y sorprendentemente aclara: «(al joven que casi le provoca la muerte) No le guardo rencor, me da lástima porque debe tener falta de contención y bueno…». Aunque se lamenta porque «nadie de la familia tuvo contacto conmigo».





El comerciante castense recibió una puñalada el viernes 5 de abril, por parte de un jovencito de 15 años. El hecho conmocionó a la comunidad castense, pero también a los pampeanos. Era el segundo suceso policial, en pocos días, que sacudía la tranquilidad pueblerina. El menor bonaerense después que apuñaló a Bargas fue demorado en inmediaciones de la terminal de ómnibus, cuando pretendía viajar hacia Buenos Aires.
A casi dos meses de aquel hecho lamentable, Bargas pudo volver a atender en su comercio ubicado en el cruce de calle Rivadavia y diagonal San Martín. «Me sacaron -hace pocos días- más de 90 puntos, porque tengo una operación desde la tetilla derecha, pasando por toda la espalda y llega casi a la tetilla izquierda. Durante la operación me tuvieron que quebrar dos costillas para poder trabajar los médicos», relató en el programa Bien Arriba que se emite en Radio DON.
«Lo único que tocó el cuchillo fue la pleura del pulmón que se reconstruye sola, y tuve la suerte que no me tocara otros órganos (vitales)», destacó con alivio. «Estoy dolorido, pero recuperando lentamente y evolucionando como esperan los médicos y también yo y mi familia. Fue muy jodido y complicado lo que me pasó. Y me dejó algunas secuelas, porque ahora cierro más temprano. Esto marcó un antes y un después, te cambia la cabeza y todavía no estoy bien, porque tengo ciertos temores», relató casi al borde del llanto.

EL RELATO DEL ATAQUE

El viernes 5 de abril, aproximadamente a las 19.50, Bargas estaba en el comercio. Los vecinos «iban y venían» desde la zona céntrica hacia la zona norte y viceversa, a pocos metros en un gimnasio había grupos de mujeres haciendo gimnasia y a pocos metros en dos supermercados varios vecinos hacían las compras para el fin de semana.
En ese momento no pensaba que su vida cambiaría, casi en un instante. Según su relato, entró un adolescente de 15 años. Pidió «un Fastix para arreglar los botines, se lo entregó y le pidió «el otro que pega más».
Cuando se dio vuelta para buscar el pegamento, sintió un ardor en la espalda. «Me clavó el cuchillo hasta el mango», recuerda. El comerciante le preguntó: «¿Qué haces?». Y el joven respondió: «Te voy a robar todo».
«Ahí lo saqué corriendo por la Avenida San Martín hasta la altura del gimnasio. En ese momento sentí que me chorreaba sangre por la espalda y me di cuenta que algo había pasado», relata -conmocionado- porque «mucho no quiero recordar ese momento», aclara. «Me crucé a lo de la familia Tamagnone para preguntarle que tenía clavado en la espalda, y Ángel me dice que tenía un cuchillo clavado. Ahí me di cuenta lo que me había pasado. Y tuve la suerte que justo venia la radióloga del hospital (local) y dijo que no me sacarán el cuchillo porque si no me moría ahí nomás», agrega. «Hubo celeridad del hospital y la policía se portó muy bien», destacó.
El entrevistado recuerda en el hospital castense reconocieron que no podían «hacer nada». «Me llevaron a General Pico con el cuchillo clavado, pero ya en Monte Nievas no me acordaba más nada. Pero, no perdí el conocimiento total porque me acuerdo cuando llegué a General Pico que llamaron a mi familia y le dijeron de la gravedad de la situación», narró.
«Después -continuó- estuve 12 días en coma que no sé qué pasó y el día que me iban a hacer una traqueotomía, desperté y fue una alegría enorme para mi familia, amigos y la gente que me conoce».

-¿Existe algún móvil para que el joven haya ingresado directamente en su comercio para cometer un hecho de estas características?

-El móvil era que me caiga y robar. No hay otra explicación. Cuando entró le pregunté qué necesitaba. Él estaba con los sentidos bien puestos para intentar hacer semejante asesinato a sangre fría. Él ya había venido otras veces a comprar, sabía quién era, que tenía familiares acá. Pero, no lo conocía mucho. Sabía que había jugado en inferiores de Racing Club, pero ya lo habían sacado por mala conducta. Quedó todo registrado en las cámaras de seguridad, pero como tiene 15 años rápidamente salió en libertad y se fue a Buenos Aires.

“ACÁ NO HUBO GRIETA”

Bargas estuvo más de veinte días internados en el Hospital Centeno de General Pico, y
ahora continúa la recuperación, pero ya comenzó a trabajar. “Tenemos que vivir, estuve 35 días sin poder trabajar”, transmitió con preocupación. “Tuve mucho acompañamiento de mis tres hijas, de mi hermano, mis sobrinos y mi ex mujer Nuchi fue una leona al lado mío en todo momento”, resaltó. Risueño admite que no es simpático, porque “mi personalidad es así”, pero “tengo buena relación con todos”. Por eso, qui6zás se sorprende por qué “la gente de Eduardo Castex de todas las iglesias rezó y se preocupó mucho por mi salud”.
“Si tengo algo positivo que rescatar es la solidaridad de la gente que fue maravillosa, y no tengo más que palabras de agradecimiento para muchísima gente que ni siquiera tenía agendada en el teléfono”, destacó.
Aseguró que tuvo una “maravillosa” atención en el Centeno, y resaltó la profesionalidad de los médicos, enfermeras, personal de limpieza y autoridades del centro cabecera de la zona norte.
“En mi caso no hubo grieta”, indicó y destacó el acompañamiento del ministro Julio González que se puso “a disposición de mi familia”, del intendente Darío Balsa, del ex diputado Sergio Pregno y hasta del ex funcionario macrista Javier Mac Allister. “Tenía más de mil mensajes en el teléfono que me deseaban una pronta recuperación”, concluyó.

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