Desde 2002, cada 12 de junio se celebra el Día Mundial contra el Trabajo Infantil. En todo el mundo, unos 168 millones de niños y niñas participan de actividades económicas
En 2002, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estableció el 12 de junio como el Día Mundial contra el Trabajo Infantil con el objetivo de concientizar acerca de la magnitud de este problema y promover la coordinación de iniciativas de los distintos gobiernos.
En 2015, los dirigentes mundiales adoptaron los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) e incluyeron el compromiso para acabar con el trabajo infantil. En particular, la Meta 8.7, hace un llamamiento a la comunidad internacional para “adoptar medidas inmediatas y eficaces para erradicar el trabajo forzoso, poner fin a las formas contemporáneas de esclavitud y la trata de seres humanos, y asegurar la prohibición y eliminación de las peores formas de trabajo infantil, incluidos el reclutamiento y la utilización de niños soldados, y, para 2025, poner fin al trabajo infantil en todas sus formas”.
En todo el mundo hay 152 millones de niños que todavía se encuentran en situación de trabajo infantil. Aunque esto ocurre en todos los sectores e industrias, 7 de cada 10 niños en situación de trabajo infantil pertenecen al sector de la agricultura.
Puntualmente, en la Argentina, 1,4 millones de menores trabajan, de acuerdo al Barómetro de la Deuda Social de la Infancia de la Universidad Católica Argentina (UCA). Más allá de que en nuestro país, el trabajo de menores de 16 años está prohibido por ley y está prevista la penalización a los empleadores que se aprovechan económicamente del trabajo de menores, los números son cada vez más altos.
Según la Encuesta de Actividades de Niñas, Niños y Adolescentes (EANNA) realizada a fines de 2017 por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de Nación, una de las consecuencias de la actividad laboral es la deserción escolar.
Solo un 1% de niños entre 5 y 15 años que no realizan tareas laborales no asiste a instituciones educativas, mientras que dentro de los que realizan tareas laborales este porcentaje aumenta al 6% en zonas urbanas y al 10% en zonas rurales.
Para aquellos jóvenes de entre 16 y 18 años que trabajan la tendencia se profundiza: el porcentaje de jóvenes que no asisten a instituciones educativas se eleva de un 10% al 25% en zonas urbanas, y de un 18% al 38% en zonas rurales.