jueves 12, diciembre, 2024, Eduardo Castex, La Pampa

Una valiosísima pistola de Adolf Hitler desapareció tras allanamiento policial

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Se trata de un arma antigua considerada la más cotizada del mundo ya que solamente se fabricaron cinco y, además, en este caso se asegura que perteneció a una colección personal del Führer. En la década del 80 se vendió una similar en más de un millón de dólares. Su dueño dice que Hitler trajo consigo esa pistola cuando vino a la Argentina.





Los llamativos expedientes circulan de una oficina a otra en la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 1 del Departamento Judicial de Azul, provincia de Buenos Aires. Podrían ser algunos más de entre los miles radicados en los diferentes estrados tribunalicios del país, pero en las fojas de los mismos figura un nombre que, sin lugar a duda, los hace distintos a todos los otros. Es más, debido a ese nombre propio tan famoso la documentación que se analiza en sede judicial es excepcional y los datos que figuran en la misma tienen connotaciones inéditas por demás sorprendentes. Y ese nombre es Adolf Hitler.

El principal actor en los estrados tribunalicios relacionado a ese trámite, que ha derivado en causas judiciales penales y en una demanda por daños y perjuicios contra el Estado provincial, es el argentino Juan Pablo Ruppel. El hombre, que trabaja reparando aparatos electrodomésticos en su modesto comercio de Azul, es sobrino nieto del comandante alemán Hans Ruppel. No es un dato menor en esta increíble historia, ya que el mencionado fue uno de los integrantes seleccionados de la Leibstandarte SS Adolf Hitler, una formación de élite de las Waffen-SS formada inicialmente como una guardia personal armada para proteger al Führer, que posteriormente se amplió como una unidad blindada especial con destacada actuación en distintos escenarios bélicos durante la Segunda Guerra Mundial. La vida de Juan Pablo es singular y la descubrí cuando investigaba la actividad nazi en el país, siguiendo ciertas pistas inquietantes, para escribir mi nuevo libro titulado “La Segunda Vida de Hitler (1945-?)”. Durante su adolescencia, hastiado de una vida conflictiva con sus padres, el joven Ruppel abandonó su hogar de Buenos Aires aceptando ser criado por su tío Horst Schmidt, quien vivía en una casa de Colonia Nievas, partido de Olavarría. Schmidt era un oficial de las SS de la temible división 3 SS Totenkopf, que destinó a una gran parte de sus miembros como custodios de los campos de concentración nazis.

Juan Pablo vivió con Schmidt -el militar alemán era solitario y no había formado una familia- entre sus 14 y 19 años, convirtiéndose este en una especie de padre adoptivo del muchacho. Además de ir a la escuela, la pública N° 7 de General Olavarría, recibió por parte de su tío germano una instrucción al estilo de las juventudes hitlerianas, especialmente la práctica de ejercicios físicos y adiestramiento en el manejo de las armas, según contó Juan Pablo a este cronista. Schmidt le dijo a su sobrino que él (Schmidt) y el comandante Hans Ruppel, tío abuelo de Juan Pablo, después de haber peleado en la Segunda Guerra Mundial escaparon de Europa en submarino, desembarcando clandestinamente en un playa argentina. Si esto resultaba asombroso, agregó un dato más insólito: Hitler y Eva Braun habían viajado en el mismo U-Boot que lo hizo Ruppel quien -le dijo- tuvo como función cuidar al máximo jefe nazi durante su exilio en la Argentina.

Este relato de la sobrevida del líder del Nacionalsocialismo, fuertemente cuestionado por los historiadores académicos que aseguran que el Führer se suicidó de un tiro en su búnker de Berlín el 30 de abril de 1945, fue asimilado por Juan Pablo como un dato verdadero incuestionable, ya que se crió con esa versión alimentada periódicamente por los datos que le contaba Horst Schmidt (fallecido en 2014), apodado “el largo” porque medía casi dos metros de altura. Como si fuera poco, el mismo comandante Ruppel le ratificó a su joven pariente esa versión personalmente. Al respecto, en diálogo con Ámbito Financiero, Juan Pablo recordó que vio a su tío abuelo solamente tres veces en su vida. La primera cuando era adolescente y el hombre de la Leibstandarte fue a visitar al SS Horst Schmidt, que era sobrino del comandante germano, en 1994. Al parecer, en aquella oportunidad Hans Ruppel sintió admiración por el joven al conocer el buen desempeño que tenía en las tareas que le habían asignado. “Yo tenía la llave de la escuela y de la iglesia porque era muy responsable y eso le gustó mucho a él”, me dijo Juan Pablo Ruppel cuando recientemente lo entrevisté en Azul. “Además, decía que le recordaba a un hermano de él que se había quedado en Berlín”, agregó. En esa visita fugaz el comandante Hans Ruppel y el SS Horst Schmidt hablaron por horas, pero el joven Juan Pablo no participó de esas charlas. Nada le contaron, nada preguntó.

Los años pasaron y recién en el 2012 el comandante Hans Ruppel, ahora avejentado, volvió a aparecer en su vida. Para ese entonces Juan Pablo tenía 33 años, estaba casado y había instalado un negocio para reparar aparatos electrodomésticos en Azul. “Vino en un Mercedes Benz con chofer, acompañado de un señora mayor, me dijo ¿te acordás de mí?, yo le dije que sí, pero la verdad que muy bien no me acordaba de él porque habían pasado varios años desde que lo había visto por última vez”, señaló. “Pero ahí yo era más grande así que le pregunté directamente, y él me respondió que sí, que había venido con Hitler en un submarino”. En esa oportunidad Hans Ruppel charló bastante con su sobrino nieto y además pudo observar las armas que Juan Pablo de motu propio había coleccionado. Un detalle que al anciano militar alemán no le pasó desapercibido como se verá a continuación.

A los pocos meses el anciano Hans volvió a aparecer pero esta vez con un regalo excepcional para su sobrino nieto: algunas de las pistolas de la colección personal de Adolf Hitler. Además de explicarle el origen de las mismas le entregó una carta con los datos exactos de cada una. Le dijo que Hitler había llegado con él a la Argentina en 1945, y que tres años después se trajeron esas antiguas pistolas que había coleccionado el Führer. El comandante Hans Ruppel le aseguró que luego de que Hitler murió de verdad él se convirtió en custodio de esa valiosa colección. Agregó que, como estaba muy viejo, antes de morir le quería regalar algunas de las armas, una de ellas la más cara del mundo, advirtiéndole que todas tenían una altísima cotización, razón por la cual debía tomar recaudos para protegerlas de eventuales intentos de robos. Como se verá el tiempo le daría la razón al experimentado militar alemán.

La carta reveladora

En una misiva firmada por el oficial nazi dirigida a su sobrino nieto, cuyo original está incorporado a las actuaciones judiciales, el integrante de la Leibstandarte textualmente señala lo siguiente:

“En el año 1948 llegan a la Argentina bajo el mandato de Juan Domingo Perón parte de la colección de Hitler, una pistola calibre 45 serial 05, otra pistola Parabellum calibre 7.62 número de serie 3858 s (ver foto) que fuera de Adolf Hitler usada en el año 1925 , como así también otras pistolas pertenecientes a Joseph Goebbels, calibre 9 mm. Serial 2464 y también usada en 1925. Una pistola Parabellum calibre 9 mm, número de serie 4808 z que perteneció a Otto Skorzeny, que años más tarde se convertiría en guardaespaldas de Eva Perón…”, entre otras mencionadas. Las pistolas citadas precedentemente a modo de legado quedaron en poder de Juan Pablo Ruppel. El comandante germano le dijo a su sobrino nieto que de todas las que le entregaba la más importante era la “pistola Parabellum calibre 45 número de serie 05 que fue una de las 5 que fueron hechas en 1907 para los grandes de Estados Unidos. Dos de ellas se mandaron ahí y otra de ellas todavía está dando vueltas en subastas desde hace años entre importantes coleccionistas (valuada) en más de un millón de dólares. Está en particular fue una de las que quedó en Alemania cuando nuestro Führer Adolf Hitler toma el poder máximo en agosto de 1934. Años más tarde, toma la pistola Parabellum calibre 45 número de serie 05, que se encontraba en una colección privada de Berlín y la lleva a su propia colección junto a varias pistolas de esa marca que ya coleccionaba Adolf Hitler desde 1925, cuando rearmaron el primer grupo con Martin Bormann, Rudolf Hess, entre otros”. El hombre de la Leibstandarte le explicó a Juan Pablo que dicha arma corta era considerada una de las más valiosas del mundo por ser un modelo raro; pero además le hizo notar que el hecho de haber pertenecido a Hitler la hacía, a los ojos de los coleccionistas, más cara aún. Un valor extraordinario para una pistola, muy difícil de calcular. El comandante Ruppel, presintiendo que estaba al fin de su vida, le dejó a su pariente las armas ante citadas, fotos, condecoraciones y otros elementos, resabios de la historia, que desde años resguardaba el hombre de las Leibstandarte. Luego el anciano desapareció de escena. Juan Pablo hoy no sabe si está vivo o falleció.

Allanamiento y robo

El tiempo pasó y el 17 de junio del 2016 a las 8 horas un grupo de la policía de Buenos Aires, irrumpió por la fuerza en la vivienda de Juan Pablo Ruppel. El operativo se realizó mediante una orden de allanamiento dada por el juez Carlos Villamarín titular del juzgado de Garantías N° 2 de Olavarría, con el objetivo de investigar un robo de menor cuantía que se había realizado casi un año antes en una propiedad privada (Causa N° 3118/15). El operativo fue comandado por el subcomisario Emiliano Sparaino, en ese entonces titular de la comisaría N° 1 de la localidad de Hinojo. (Sparaino este año se acogió a los beneficios de la Ley del Arrepentido en una causa de corrupción policial, por la cual estaba detenido, que lo involucra por pedidos de coimas a transportistas). En esa oportunidad la policía secuestró las armas de la Colección Hitler, y otras más de colección totalizando catorce, así como varios elementos por caso los cargadores de esas pistolas. Actuaron varios efectivos armados, encapuchados y con linternas según surge de las actuaciones judiciales en curso.

Juan Pablo Ruppel estuvo una noche detenido en la Comisaría 1° de Azul. Una vez liberado él y su abogado, Germán Vena, aparecieron en los medios locales manifestando ambos la indignación por lo ocurrido. Vena dijo que el procedimiento se debía a un denuncia de vieja data por un presunto robo de una vivienda del paraje de Colonia Nievas. Aseguró que los policías que actuaron en el allanamiento buscaban “comestibles, vajilla, vasos (que era lo que presuntamente se había robado) pero en el operativo secuestran armas que tiene él, que es coleccionista de armas de la Segunda Guerra Mundial”, aseguró en declaraciones al noticioso del Canal 2, Somos Azul. El letrado agregó que “se allanó el domicilio cuando no debió hacerse, se entró por la fuerza cuando en realidad la orden de allanamiento era que tenían que identificarse y pedirle que se exhiban las supuesta cosas que estaban en su poder. Entraron por la fuerza, rompieron la puerta, dejaron a los chicos (cuatro hijos menores) encerrados en una habitación, mucha violencia. Lo detuvieron, lo llevaron, mientras él todo momento les decía que tenía la documentación de las armas en su poder”, indicó el letrado. Al no haberse encontrado ninguno de los elementos que se buscaban, y al no constatarse pruebas que vincularan a Ruppel con ese robo a una vivienda la causa fue archivada. Sin embargo se abrió otra por la supuesta “tenencia ilegal de armas de fuego de uso civil”. “Luego que nosotros acreditamos que mi cliente tenía no solo la registración de las armas, sino que es legítimo usuario, él fue sobreseído de esa causa”, explicó el abogado de Juan Pablo Ruppel.

Falta la más importante

El paso siguiente fue la devolución de las armas secuestradas por parte de la Justicia. Eso ocurrió pero con un detalle gravísimo. Le devolvieron todas menos la más valiosa, la Parabellum 45 de Hitler, que “se extravió” en dependencias oficiales (ver recuadro aparte) según aseguró Juan Pablo Ruppel. Todos los intentos realizados por el damnificado al día de la fecha para recuperar esa arma han sido infructuosos. En la investigación en curso, a cargo de la jueza de Garantías Magdalena Forbes, de la U.F.I. N° 1, no hay ninguna pista firme sobre lo que ocurrió, ni funcionarios o policías imputados, según confirmó a este diario el fiscal Marcelo Fernández. A los efectos de establecer el valor de la pistola de Hitler que desapareció tras el secuestro de las armas, en uno de los expedientes se indica que, de acuerdo a los publicado por la revista especializada Guns and Ammo (edición de junio de 1994) se vendió una similar en la década de los 80 en los Estados Unidos, recordemos que hay solo 5 del mismo modelo, en 1.5 millones de dólares. En la Argentina el arma más valiosa del mundo, oportunamente registrada por el comandante Ruppel en el Registro Nacional de Armas (RENAR) entró en la clandestinidad y desapareció para siempre.

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