La Cooperativa Eléctrica de Winifreda (CEW) dejó de llevar agua tratada a la Escuela primaria 104 -un servicio que brindaba desde hacía muchos años- porque supuestamente una docente puso en duda la calidad del insumo. Esto fue negado terminantemente por la directora, Adriana Russman, quien solicitó al gerente de la entidad y al Consejo de Administración que den marcha atrás «con una medida arbitraria que perjudica a 206 alumnos».
Estos, desde antes de las vacaciones invernales, concurren a la escuela con una botellita con agua para su consumo personal. Y el equipo de gestión de la comunidad educativa tuvo que solicitar a Provincia un refuerzo económico para comprar agua mineral en bidones. Russman habló de «discriminación» porque el agua tratada se reparte a otro establecimiento educativo y al Club Social. La coordinadora de Area del Ministerio de Educación de la provincia está al tanto de este inaudito problema.
Reclamo
Russman reclamó que se revierta esta situación a través de una publicación que hizo en la página de Facebook de la escuela. Decidió expresarse ante «la preocupación de la comunidad educativa, desde directivos, docentes, no docentes y la cantidad de padres y personas que han realizado la siguiente consulta: ¿por qué la cooperativa no trae más agua tratada a la escuela?».
Seguidamente explicó: «El 3 de julio se llamó para pedir agua -desde hace años se solicita una o dos veces por semana, de acuerdo a la necesidad- y se obtuvo una respuesta negativa. Ante esto, llamo telefónicamente al gerente Hernán Camps, quien me contestó que él había dado la orden a los empleados de no llevar más agua a la escuela».
«Le pedí explicaciones, las cuales fueron que una maestra había dicho a sus alumnos que ‘el agua tratada es una porquería’. Me comprometí a averiguar, ya que no quiso darme nombres, y lo invité a que se acercara a la institución como cualquier padre que tiene problemas con una docente y sería escuchado. Además le mencioné que dejar a 206 alumnos sin agua por un chisme era muy injusto», continuó el escrito.
«La conversación terminó en muy malos términos ya que Camps no se percató que estaba hablando con la autoridad de la escuela y él como padre de un alumno. Respondió de muy mala manera expresando improperios hacia mi persona, cortando luego la comunicación», señaló.
Sin respuesta
Al día siguiente, Russman recibe una nota firmada por Camps ratificando el cese del envío del agua. En los últimos párrafos «menciona llevarse por un comentario de un alumno del cual se sintió dolido porque perjudicaba a la cooperativa y me exige que tome medidas con mi personal y que no use palabras impropias sobre el agua tratada. No da nombres, por lo tanto no pude hacer lo que me ‘ordenó’».
La directora envió una nota al presidente del Concejo de Administración, Javier Gómez, y otra a Camps. A ambos les solicitó que se revea la decisión. No obtuvo respuestas. Además, indicó que la coordinadora de Área de Educación «está enterada» de todo.
Ante esto, «la decisión tomada desde la escuela fue que cada alumno se traiga la botellita con agua desde su casa, si se les termina se la llena con agua comprada en bidones, para eso el dinero es sacado de la copa de leche y debimos pedir un refuerzo (económico) ya que el agua de la canilla no es apta para su consumo».
Consideró que «la escuela es discriminada por la negativa arbitraria de una persona ya que al colegio secundario siguen abasteciéndolo con agua tratada para los alumnos». Aseguró «en la escuela se realizan asambleas de aula donde se trabajan espacios de reflexión, ningún alumno y docente se hizo cargo de tal comentario que provocó esta discriminación al personal y a 206 alumnos».
Finalmente consideró que «la cooperativa hace frente a las necesidades de los socios y uno de sus principios es el compromiso con la comunidad y en lugar de solucionar o satisfacer las necesidades está perjudicando a niños desde 6 a 12 años con el elemento vital para el ser humano. Si bien Camps me dijo que el agua estaba a disposición y que los porteros podrían buscarla, 200 a 400 litros por semana es imposible traer caminando en bidones a pesar de estar a dos cuadras de la planta del agua».