El gobierno publicó este domingo un DNU que busca contener la escalada del dólar con una serie de medidas restrictivas de la libertad cambiaria. En los hechos impone un cepo para la compra de divisas y limita las transferencias al exterior, dos medidas que van en el sentido del modelo que había instrumentado Cristina Kirchner al final de su mandato y que Macri desarmó al asumir.
«Es un cepolito, mitad cepo mitad corralito», explicó a LPO una fuente al tanto de los pormenores de la medida. En el Banco Central rechazaron esta lectura y dejaron en claro que no hay corralito porque la gente y las empresas van a poder retirar los dólares que tengan en sus cuentas. No hubo la misma defensa respecto al cepo.
El decreto faculta al Banco Central a establecer los límites de la restricción. Fuentes de la entidad monetaria confirmaron a LPO que en el caso de las personas se limitará a USD 10.000 la compra mensual de divisas. Por encima de esa cifra será necesario contar con autorización del Central. «El 90 por ciento de las personas compran menos de 10 mil dólares por mes», explicaron las fuentes.
Las empresas no tendrán restricciones para pagar importaciones o deuda en moneda extranjera, pero si para comprar dólares para atesorar. Y también necesitarán autorización para girar dólares al exterior. Lo mismo para las personas físicas que quieran girar al exterior más de 10 mil dólares por mes, aunque no tendrán restricciones para transferir a una cuenta propia radicada en el exterior.
La nueva reglamentación también dispone que los exportadores tienen que vender las divisas fruto de sus exportaciones en el mercado local dentro de un máximo de 5 días hábiles después del cobro o 180 días después del permiso de embarque (15 días para las commodities).
Buena parte de los especialistas reconocen las medidas como necesarias pero critican al Gobierno la falta de timming, ya que acaso hubiera sido más conveniente anunciarlas antes del default parcial de la semana pasada. «Era cepo o default, no las dos cosas», afirmó un experimentado operador de Wall Street.
MEDIDAS IMPOPULARES
Lo cierto es que con estas decisiones, Lacunza está tomando buena parte de las medidas impopulares que debería haber instrumentado Alberto Fernández, en caso de ganar las próximas elecciones. «Lacunza es el Remes Lenicov de Alberto», sintetizó uno de los dirigentes más cercanos al candidato peronista.
En el gobierno reconocen que de manera explícita o implícita necesitan ir en una dirección que esté avalada por el candidato peronista, de manera de evitar que siga con la dinámica de declaraciones incendiarias como las que hizo al Wall Street Journal, el jueves pasado.
El decreto también impone restricciones destinadas a dificultar la operatoria conocida como «contado con liqui» en su artículo tres (ver decreto adjunto). Los bancos no van a poder comprar bonos contra dólares, pero las empresas sí podrán hacerlo. En el Central creen que con todo este paquete de medidas las reservas van a durar mucho más, para poder cumplir con el único objetivo que se trazó Lacunza: Estabilizar el tipo de cambio para evitar que se espiralice la inflación.
Las medidas fueron anticipadas a la cúpula del FMI y luego de publicado el decreto se informaron a la oposición. Pero la sincronicidad de los eventos -default limitado, declaraciones al Wall Street Journal y finalmente cepo- sugiere que hubo algún tipo de acuerdo previo con Alberto Fernández, que casualmente eligió la semana que comienza hoy para irse a España.
El candidato peronista venía reclamando casi de manera explícita al Gobierno que impusiera el cepo, cuando afirmaba que la prioridad era «cuidar las reservas». Macri se resistía, pero finalmente el deterioro de la situación lo dejó sin margen.
Se habilita además a los bancos a operar desde las 10 de la mañana hasta las 17 durante septiembre. Cada entidad podrá decidir si quiere o no extender su horario de atención. Se busca así evitar situaciones de pánico.
EL DECRETO
En sus argumentos el decreto sostiene que «ante los recientes acontecimientos económico-financieros desencadenados, de público conocimiento, y la incertidumbre generada en el marco del proceso eleccionario en curso, es necesario adoptar medidas transitorias y urgentes para regular con mayor intensidad el régimen de cambios y, de esa forma, fortalecer el normal funcionamiento de la economía».
«Es necesario establecer ciertas reglas extraordinarias y transitorias relacionadas con las exportaciones de bienes y servicios, con las transferencias al exterior y con el acceso al mercado de cambios, previendo que el Banco Central de la República Argentina dicte la reglamentación correspondiente, en la cual se deberá distinguir la situación de las personas humanas de la de las personas jurídicas», sostiene el decreto.
El decreto deja un amplio margen de acción al Banco Central para que administre estas medidas. En sus dos primeros artículos el DNU que firmó Macri junto a todo su gabinete, sostiene:
ARTÍCULO 1°.- Establécese que, hasta el 31 de diciembre de 2019, el contravalor de la exportación de bienes y servicios deberá ingresarse al país en divisas y/o negociarse en el mercado de cambios en las condiciones y plazos que establezca el BANCO CENTRAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA.
ARTÍCULO 2º.- El BANCO CENTRAL DE LA REPÚBLICA ARGENTINA, conforme lo previsto en su Carta Orgánica, establecerá los supuestos en los que el acceso al mercado de cambios para la compra de moneda extranjera y metales preciosos amonedados y las transferencias al exterior requerirán autorización previa, con base en pautas objetivas en función de las condiciones vigentes en el mercado cambiario y distinguiendo la situación de las personas humanas de la de las personas jurídicas.
ARTICULO 3°.- Facúltese al BANCO CENTRAL DE LA REPUBLICA ARGENTINA para establecer reglamentaciones que eviten prácticas y operaciones tendientes a eludir, a través de títulos públicos u otros instrumentos, lo dispuesto en esta medida.