Al menos seis personas murieron y otras 22 resultaron heridas en la localidad de San Antonio de Senkata, en El Alto, durante una represión coordinada entre la Fuerzas Militares y la Policía para levantar un bloqueo sobre una planta de abastecimiento de combustible. «Denuncio ante el mundo que el gobierno de facto al estilo de dictaduras militares nuevamente mata a mis hermanos de El Alto», escribió el presidente depuesto Evo Morales en sus redes.
Los manifestantes denunciaron la ausencia de medios de comunicación y de asistencia sanitaria suficiente durante la represión que, según otras fuentes, ya habría provocado 8 muertes en total en una sola jornada. Antes de que se difundieran los videos de los asesinatos, el ministro de facto de Hidrocarburos, Víctor Hugo Zamora, había sostenido: «Excepto el uso de gases, pedimos que se evite la agresión».
Tras la represión comenzaron a difundirse, a través de las redes sociales, videos y fotos en las que se ve a los uniformados disparar de manera indiscriminada a la altura de la cabeza de los manifestantes.
«Estaba colaborando con un herido y oí los disparos. El compañero murió en mis manos por un tiro de bala que se alojaba en el corazón. Le pido a médicos, enfermeras, a la Cruz Roja que vengan a ayudar», imploró un médico de la posta sanitaria de Senkata, que asistía a las víctimas. En otro video, el médico confirmó la muerte de 6 personas, cuando la Defensoría del Pueblo reconocía, por el momento, 3.
Al menos seis personas murieron y otras 22 resultaron heridas en la localidad de San Antonio de Senkata, en El Alto, durante una represión coordinada entre la Fuerzas Militares y la Policía para levantar un bloqueo sobre una planta de abastecimiento de combustible. «Denuncio ante el mundo que el gobierno de facto al estilo de dictaduras militares nuevamente mata a mis hermanos de El Alto», escribió el presidente depuesto Evo Morales en sus redes.
Los manifestantes denunciaron la ausencia de medios de comunicación y de asistencia sanitaria suficiente durante la represión que, según otras fuentes, ya habría provocado 8 muertes en total en una sola jornada. Antes de que se difundieran los videos de los asesinatos, el ministro de facto de Hidrocarburos, Víctor Hugo Zamora, había sostenido: «Excepto el uso de gases, pedimos que se evite la agresión».
Tras la represión comenzaron a difundirse, a través de las redes sociales, videos y fotos en las que se ve a los uniformados disparar de manera indiscriminada a la altura de la cabeza de los manifestantes.
«Estaba colaborando con un herido y oí los disparos. El compañero murió en mis manos por un tiro de bala que se alojaba en el corazón. Le pido a médicos, enfermeras, a la Cruz Roja que vengan a ayudar», imploró un médico de la posta sanitaria de Senkata, que asistía a las víctimas. En otro video, el médico confirmó la muerte de 6 personas, cuando la Defensoría del Pueblo reconocía, por el momento, 3.
En Senkata, a 40 kilómetros del centro de La Paz, los manifestantes bloqueaban el ingreso a la planta de combustible que abastece a la capital boliviana, finalmente despejada a fuerza de represión.
«Pido a los militares patriotas y nacionalistas dejar de usar contra nuestros hermanos bolivianos el equipamiento que les dotamos con recursos conseguidos gracias a la lucha del pueblo. Que las FFAA no manchen su honor con la sangre del pueblo por sostener a un gobierno de facto», exigió Morales tras los acontecimientos.
Las nuevas víctimas fatales, que podrían llegar a las 8, se suman a las 9 provocadas por la represión ocurrida el viernes pasado en Cochabamba . Ya suman entre 28 y 30 desde el golpe de estado.
Luego de que la presidenta de facto, Jeanine Añez, firmara el sábado pasado el decreto que exculpa a las Fuerzas Armadas de cualquier responsabilidad durante la represión a las protestas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos anunció una visita inmediata frente al «riesgo de impunidad para violaciones de DDHH».