Un deportista pampeano le salvó la vida -este domingo- a una niña de nueve años que se ahogaba en un río en Neuquén. «Todavía estoy nervioso, shockeado», resume César Aguilera, al repasar lo que será una de sus anécdotas inolvidables.
Todo ocurrió este domingo a la tarde cuando Aguilera, un reconocido ciclista que vive en Parera, disfrutaba de un día de descanso junto a su señora y a su familia en la orilla del río Limay que separa Neuquén de Río Negro. «Estábamos tomando mate en la orilla, como siempre, había gente, pero lejos, y un kayak a unos 100 metros en el río», recuerda.
DESESPERACIÓN.
En ese momento, el deportista observó una situación que le llamó la atención. «Vi que dos nenes y una nena iban sobre una ballena inflable por el río: pero de repente quedó solo la nena arriba de la ballena y se iba cada vez más para adentro», relata. Y especifica: «La nena empezó a gritar y a llorar y la corriente se la llevaba para adentro».
Aguilera no dudó si un segundo. «Se la estaba llevando el río a una parte profunda, no había gente alrededor, se estaba ahogando», expresa al ampliar que «yo no soy experto nadador y me tiré al río sin pensar lo que podría pasar».
Cesar tuvo cierto temor pero quería llegar a toda costa donde estaba la nena, publicó el diario La Arena. «Llegué nadando, estaba profundo, no hacía pie, pero no quería cargarme la nena a los hombros porque nos podíamos ahogar los dos», dice.
SALVADA.
El pampeano pechó, de a poco, con fortaleza, y como pudo, la ballena hacia el lado de la costa. «Iba pechando la ballena», afirma. Pero, en ese momento, pasó algo inesperado. La ballena comenzó a desinflarse y se dio vuelta, la nena cayó al agua y se empezó ahogar.
«Fue terrible, no sabía que lo pasaba, hasta que vi a un hombre, que era el papá, que llegó a esa parte del río», rememora al indicar que el padre arribó por pura desesperación ya que tampoco sabía nadar.
César empujó a la nena y al padre con todas sus fuerzas sin pensar en el cansancio. «Peché y peché a los dos hasta que el papá llegó hacer pie en una parte de la orilla pero el agua hacía remolino y se tragaba a la nena», dice.
Cuando el papá hizo pie tomó fuerzas y agarró de los brazos a su pequeña que pudo salir del agua. Luego, fue revisada y en este momento se encuentra fuera de peligro y en buen estado de salud.
«Viví algo increíble, todavía no caigo en lo que pasó, no soy un experimentado nadador, ni nada de eso, y tenía mucho miedo, todavía estoy temblando: pero me sentí muy felíz cuando vino el papá y emocionado me dio un fuerte apretón de manos y me agradeció por lo que hice», completa César minutos después de llegar a La Pampa.
-¿Que vas hacer ahora?
-Tratar de tranquilizarme y de abrir mi negocio. (Fotografia: Faustino Parera)