María José Gianinetto, jueza de audiencia de General Pico, condenó -el lunes- a la pena de seis años de prisión, a un hombre que sometió sexualmente de manera reiterada, a dos niñas. Algunos de los hechos denunciados ocurrieron en el interior de una iglesia evangélica, donde el imputado conoció y logró con las familias de las damnificadas, un vínculo muy cercano, al punto que las menores lo consideraran como un «tío».
La jueza lo sentenció por los cargos de «Abuso sexual simple agravado por ser el encargado de la guarda» y Abuso sexual gravemente ultrajante», en perjuicio de una menor; y «Abuso sexual con acceso carnal en grado de tentativa», «Abuso sexual gravemente ultrajante» y «Abuso sexual simple», respecto a la otra damnificada, también menor de edad.
El fallo fue dictado en el marco de un Acuerdo de Juicio Abreviado, solicitado por la fiscala Ana Laura Ruffini, y los defensores particulares Mariano Sánchez y Raúl Quiroga.
Al momento de merituar la pena, la jueza consideró como agravantes, que el acusado «se aprovechó de la situación de vulnerabilidad de las dos niñas y de la diferencia de edad con ellas». Además tuvo en cuenta la multiplicidad de hechos y las consecuencias negativas que tuvieron en las damnificadas, como así también que, «las manipuló durante todo ese tiempo» y que eran «dos niñas que confiaban en él».
Iglesia
Uno de los hechos fue denunciado por la madre de la damnificada y por la directora de la escuela a la que asistía. En ese legajo, quedó acreditado que el imputado la sometió en reiteradas ocasiones, algunas de ellas, en la parte de «atrás de las butacas» de la iglesia a la que asistía el acusado y la familia de la víctima. Los otros abusos los perpetró en su casa y en el domicilio de la menor. Los hechos sucedieron desde que la menor asistía a primer grado (durante diez años), hasta tener diez años de edad. El acusado, según surgió del informe de la Oficina de Atención a la Víctima y al Testigo (Oavyt), abusaba de la menor, cuando la familia, por la confianza que los unía, la dejaba a su cuidado mientras realizaba sus actividades laborales y de estudio.
En el otro caso, fue probado que en más de una oportunidad, el imputado abusó sexualmente de otra menor de edad, durante cuatro años, cuando la niña quedaba a su cuidado.
«Tengo por probado que el acusado se encontraba inmerso en el seno familiar de la víctima, la niña lo consideraba ‘tío’, frecuentando asiduamente su casa. Se aprovechó de esta situación de superioridad y confianza que la progenitora le había otorgado para atacar la integridad sexual de la menor. En vez de velar por su integridad física aprovechó la situación en la que se encontraba para atacarla sexualmente», manifestó la jueza en la sentencia.
Los informes de Cámara Gesell, concluyeron que los relatos de las víctimas resultaron creíbles, y que evidenciaron «signos compatibles con afectación psicológica de relevancia clínica».
La sentencia dictada por Gianinetto, dio cuenta que el imputado conocía desde hacía muchos años a la familia de las víctimas, con la cual generó un vínculo de confianza y logró quedar a solas con las menores.