sábado 5, octubre, 2024, Eduardo Castex, La Pampa

La tasa 0 de Ziliotto y el dilema entre la vida o el bolsillo (*)

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Hay un dilema que parece recorrer estos días de aislamiento obligatorio: la salud o el bolsillo. Sostener las medidas de prevención frente a la pandemia que hace estragos en el mundo con sus consecuencias económicas, o reactivar sectores de la economía para moderar la crisis con la posibilidad de que crezcan los contagios. En medio, el Estado y un difícil, y no tanto, equilibrio.





Marcha atrás

Estamos ante una situación inédita no sólo porque hasta ahora no hemos vivido una cuarentena similar, sino también porque estamos ante un virus nuevo y mortal. De ahí las medidas excepcionales como el aislamiento social preventivo y obligatorio o el cierre de las fronteras.

En este contexto, entre enfermar a la población y enfermar la economía, muchos gobiernos primero optaron por enfermar a la población. China trató de evitar un freno en la economía hasta que se disparó el contagio y aplicó medidas draconianas. EEUU, Gran Bretaña, Brasil y México argumentaron que la economía parada provocaría más muertes que el coronavirus. Por presiones sociales y el efecto contagio debieron revertir la decisión. En Argentina se tomaron precauciones de inmediato y se frenó, por ahora, los estragos que se ven en la población en lugares que van desde Italia y España a Ecuador y Estados Unidos.

A diferencia de estos casos, el presidente Alberto Fernández en una entrevista días pasados dijo que las opciones actuales son cuidar la economía o cuidar la vida. “Entre la economía y la salud, yo elegí la salud”, fueron las palabras que definen por sí mismas las acciones encaradas en la estrategia de ganar tiempo a la peste.

Presiones y medidas

El dilema salud o economía se hace acuciante sobre todo en un país en crisis como Argentina donde gran cantidad de personas depende de la economía informal y hay desocupación. Desde el gobierno nacional se lanzó una batería de medidas para afrontar la cuestión social y económica frente al aislamiento, y también desde el provincial. El gobernador Sergio Ziliotto anunció diferimientos de impuestos, un incremento en el monto de los descubiertos del Banco de La Pampa y créditos para capital de trabajo del 17,9%. Sin embargo, ante el anuncio de que el aislamiento se extendía hasta el 13 de abril, sectores vinculados a la producción, profesionales y cuentapropistas reclamaron por su situación. Lo hizo la Cámara de Comercio, la Agrícola Ganadera y los Consejos Profesionales de la provincia. Desde la UOCRA avisaron que el parate estaba empujando la desocupación y ahora las presiones llegan por parte de la Mesa Intersindical.

El gobernador Ziliotto volvió con más anuncios de auxilio para la economía doméstica: créditos a tasa 0, a 12 meses y con tres meses de gracia del Banco de La Pampa para Pymes, por 1.000 millones de pesos.

Una medida inédita que no todas las provincias pueden, ni quieren, tomar. De hecho, Nación y Buenos Aires a través de sus bancos lanzaron créditos con una tasa 24% para Pymes para afrontar salarios.

Un abril en rojo

Los gobiernos nacionales, y los gobernadores, se enfrentan a sostener, aunque flexibilizado, el aislamiento obligatorio porque el virus es muy contagioso, no hay vacuna y la infección conlleva un riesgo alto de neumonía que puede llevar a la muerte y provocar el colapso del sistema sanitario. Relajar la cuarentena aumenta las posibilidades de disparar nuevamente la pandemia.

Y a la vez, profundiza el deterioro de la economía. La situación fiscal en marzo se deterioró en los tres niveles de gobierno, y en abril no será mejor. El Banco Central emitió casi 600.000 millones de pesos en marzo, un tercio de la base monetaria, para paliar el impacto económico del coronavirus. El presidente del IERAL, Marcelo Capello, analiza que esta situación se agravará por las medidas de ayuda y compensación aprobadas por el sector público que tendrán una mayor incidencia en el gasto y cuando verifiquen los efectos negativos sobre los recursos del Estado como consecuencia de las empresas que no tengan ventas, por la recesión en general, las medidas de excepción tributaria y porque es normal que aumente el incumplimiento tributario ante la baja actividad y problemas en la cadena de pagos.

De hecho, la recaudación fiscal bajó, la coparticipación también y algunas provincias anunciaron la emisión de cuasimonedas como Córdoba. Algunas provincias ya plantean cómo cumplir sus compromisos, incluso salariales.

Decisiones difíciles

Un documento de tres economistas, Sergio Correia, Stephan Luck y Emil Verner, publicado hace unos días y difundido por algunos medios, está circulando en estos días. Analiza las consecuencias económicas de la pandemia, basándose en la experiencia de la gripe española de 1918. Los autores afirman que medidas de salud pública tomadas a tiempo que mitiguen la severidad de una pandemia pueden reducir la severidad de la contracción económica. Es decir, son capaces de aminorar la mortalidad y ser económicamente beneficiosas. Y que en muchos sectores donde se ejecutaron medidas más duras, a posteriori el desempeño económico fue superior.

En La Pampa, Ziliotto sostiene una política sanitaria restrictiva para evitar la propagación de los contagios. El Estado a su vez, con espalda financiera, intentan auxiliar a los sectores de la actividad privada para mitigar las consecuencias. Es inevitable una mayor recesión, sino depresión, frente a la pandemia. Pero el dilema entre salud y economía no parece tener demasiada vuelta cuando se debe elegir entre la muerte o el bolsillo.

(*) Por Norberto G. Asquini (periodismo e investigación)

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