La Universidad de Oxford anunció que los primeros ensayos en monos de la vacuna contra el coronavirus dieron buenos resultados. Así lo expresaron especialistas al New York Times, mientras abren paso a la etapa de pruebas masivas.
Según trascendió, los científicos probaron la vacuna en seis monos que estuvieron altamente expuestos al covid-19. Tras aplicarles la vacuna, 28 días después, todos los animales estaban sanos.
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El proyecto de la universidad de Oxford cuenta con un fuerte respaldo del gobierno británico: fue el ministro de Sanidad, Matt Hancock, quien anunció el comienzo de las pruebas en humanos.
Dirigiéndose a una Cámara de los Comunes reunida en gran parte por videoconferencia, Hancock saludó el miércoles un «desarrollo prometedor» que normalmente tardaría «años» en alcanzar esta fase de la investigación.
En su primera etapa clínica, el ensayo realizado por el Instituto Jenner de la universidad de Oxford para evaluar la seguridad y la eficacia de la vacuna involucrará a 6.000 voluntarios que recibirán una dosis de la potencial vacuna del covid-19 y otro tanto servirán como grupo de control al recibir sin saberlo un inyección sin producto activo. Todo esto a partir del mes próximo.
El equipo de la profesora Sarah Gilbert estima sus probabilidades de éxito al 80% y en paralelo a la investigación prevé producir un millón de dosis hasta septiembre, para tener amplia disponibilidad antes de finales de año si se confirma su eficacia.
Es un calendario «extremadamente ambicioso» y podría cambiar, reconocen los investigadores.
El principal consejero médico del gobierno de Boris Johnson, Chris Whitty, advirtió que la probabilidad de obtener una vacuna o un tratamiento eficaz contra el covid-19 «dentro del próximo año es increíblemente baja». Mientras tanto, advirtió, «tenemos que ser realistas: debemos confiar en otras medidas, medidas sociales, que por supuesto son muy perturbadoras».
La vacuna que están desarrollando los investigadores de Oxford se basa en un adenovirus modificado que afecta a los chimpancés. «Genera una fuerte respuesta inmunológica con una sola dosis y no es un virus replicante», por lo que «no puede causar una infección continua en el individuo vacunado». Esto la hace «más segura para los niños, los ancianos» y los pacientes con enfermedades subyacentes como la diabetes, explican los investigadores.
Muy criticado por su gestión de la crisis sanitaria, el gobierno de Boris Johnson creó un grupo de trabajo para coordinar los esfuerzos de los investigadores y poder producir masivamente una vacuna tan pronto como esté disponible, venga de donde venga.
También está apoyando financieramente una investigación en el Imperial College de Londres, que espera comenzar los ensayos clínicos en junio. Su proyecto se centra en una vacuna basada en un principio diferente.
Encontrar una vacuna es la única forma posible de devolver el mundo a la «normalidad», advirtió la semana pasada el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidiendo una aceleración de los proyectos en desarrollo.