Un consorcio de Caballito prohibió el ingreso de médicas y médicos al edificio en el que tienen consultorio más de veinte profesionales, y resolvió permitir solamente que continúen entrando “odontólogos y sus correspondientes ayudantes y pacientes que deban hacer tratamientos de urgencia”. La indicación, que estipula que “queda terminante prohibido el ingreso y circularización de cualquier otra especialidad”, fue dejada por escrito al encargado de seguridad del edificio -apto profesional-, quien desde el jueves impide el acceso a médicas y médicos de diferentes especialidades que atienden en el lugar, ubicado a pocos metros de Rivadavia y Acoyte.
“No habían comunicado nada, nos enteramos por la seguridad del edifico que impedía la entrada. Le pasó a colegas que no pudieron pasar”, detalló a este diario el infectólogo Rubén Solari, jefe de sala del Hospital Muñiz que, en su consulta privada, es médico de cabecera para afiliados de Pami.
Solari ya comunicó la situación a la Asociación de Médicos Municipales, que ya formalizó denuncias por situaciones similares en distintos edificios de la Ciudad de Buenos Aires . Según pudo saber el médico, “parte del consorcio no está de acuerdo con la medida, pero otra parte, que son adultos mayores que están en el consejo de administración, sí”.
“Yo soy jefe de una sala de covid en el Hospital Muñiz, tengo todos los conocimientos de cómo se tiene que actuar en protección personal y al personal para esto. No voy a dejar que pase algo. Estoy especialmente fijándome en eso, y la verdad que, como le dije a la administradora, es más factible contagiarse yendo a la panadería que adentro del edificio”, señaló el médico.
La nota de la administradora del consorcio dirigida al encargado de seguridad asegura que “se deberán cumplir y hacer cumplir las normas emanadas del Poder Ejecutivo Nacional y del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”.
Añade que “según la legislación vigente (…) solo se permitirá el ingreso al edificio de los propietarios e inquilinos que habiten el edificio, personal de mantenimiento propio del edificio y externo acompañado por personal del edificio”.
En ese sentido, detalla que “solo podrán ingresar odontólogos y sus correspondientes ayudantes y pacientes que deban hacer tratamientos de urgencia”. Todos ellos deben dejar acreditar «nombre y apellido del profesional interviniente, día y hora del tratamiento” y hacer “llegar a esta administración” toda esa información privada. Además, detalla, “queda terminante prohibido el ingreso y circularización de cualquier otra especialidad que no sea la antes dicha, y para lo que adjunto normativa expresa de los gobiernos nacional y de ciudad. Los consultorios de otras especialidades no están autorizados por ahora”.
La administración “dice que se basa en normativas del Gobierno nacional porque entre las últimas excepciones habilitadas durante el aislamiento hay un inciso, el 5, que habla sobre atención médica. Pero ese inciso se refiere a atención médica y odontológica programada para enfermedades crónicas con turnos previos tomados”, advirtió el médico Solari en diálogo con este diario.
“Nosotros atendemos con turnos previos, no hay urgencias ni personas que llegan a atenderse sin turno previo y por supuesto que se atiende con todos los recaudos necesarios de distancia de media hora entre turno y turno, tapabocas y todos los cuidados desde que comenzó la cuarentena”, añadió el especialista. Como médico de cabecera de afilados del Pami, por otra parte, añade, nunca dejó de atender.
“Desde un principio, Pami nos obligó a continuar la atención porque siendo los adultos mayores la población más vulnerable frente a esto que está pasando y frente a ansiedades y necesidades de los afiliados, nos dijo que no podíamos dejar de atender, que teníamos que seguir con los recaudos necesarios”, explicó.
En ese consultorio, por ejemplo, este médico en particular tiene una capita de 1200 pacientes, de los cuales cada mes ve, aproximadamente, al 35 por ciento del padrón. “En estos últimos 40 las consultas bajaron muchísimo, porque los afiliados no salen a la calle. Estamos atendiendo mucho menos: ahora, cada vez que voy al consultorio, atiendo al 10 por ciento de la cantidad que atendía antes”, estima Solari.
Los médicos al servicio de Pami, como los de otras coberturas, siguieron atendiendo a sus pacientes, en muchos casos también por correo electrónico o whatsapp, “pero hay afiliados que no tienen correo ni WhatsApp ni hijos que les vayan a retirar nada, y entonces se tienen que movilizar hasta el consultorio”.
Un porcentaje de las y los pacientes deben ir, necesariamente, al consultorio. “La normativa del Gobierno dice claramente que se puede seguir atendiendo a quienes tienen enfermedades crónicas. Si no, porque no tienen covid-19 estaríamos dejando abandonados a los hipertensos, a los anticoagulados, a los que reciben tratamiento oncológico, a los que tienen diabetes, por ejemplo. Pero hay que seguir atendiéndolos. No es que de repente hay una epidemia de salud”, advirtió Solari.
Antecedentes en todo el país
Desde que se desató la pandemia, se registraron casos de discriminación a personal de la salud en distintos puntos del país. A principios de abril, en un edificio de Belgrano una médica recibió una carta, firmada por el consorcio, en la que se le pedía “evitar el tránsito y permanencia en zonas comunes” para no poner “en riesgo” a sus vecinos.
A mediados de abril, en Santa Fe, una enfermera del Hospital Provincial Cullen , debió mudarse luego de encontrar, en la puerta de su casa, una nota que la intimidó: «Sabemos que sos enfermera, váyanse del barrio vos y tu hija, nos van a contagiar a todos».
En tanto, en La Rioja , luego de que la jefa de Terapia Intensiva del Hospital Vera Barros, en La Rioja, diera positivo por covid-19, la camioneta del padre de su hija apareció incendiada y con el cartel «ratas infectadas, vayanse».
Hace menos de una semana , un especialista en urología del Hospital Durand recibió, bajo la puerte de su casa en Barrio Norte, una nota que le advertía “Buscate otro lugar para vivir. Ponés en riesgo la vida de todos acá. Decidí vos o decido yo”. También días atrás, pero en Córdoba, fue agredida verbalmente por el chofer del colectivo que toma todos días para ir a trabajar.