Para que haya públicos capaces de consumir, disfrutar y valorizar las culturas en sus contextos, debe haber una necesidad. Y para quienes trabajamos en este campo, la necesidad tiene rango de » necesidad básica» aunque en este tiempo de pandemia, en el que el cuidado de la salud toma dimensión esencial, puede que esa necesidad cultural, baje de escalón. Quien escribe no hará concesiones al respecto – por convicción y por experiencia- pondremos la idea de «estar y ser sanos» en una misma línea de prioridad.
El martes estuvo en La Pampa, el gobernador de San Luis, Alberto Rodríguez Saá (el mismo que abre su discurso inaugural de sesiones, con palabras del escritor Conan Doyle o diseña sus corbatas y sus trajes; el mismo que pinta el universo y gestiona la producción cinematográfica en su provincia) estuvo convidado por nuestro gobernador Sergio Ziliotto para firmar un nuevo acuerdo dentro del Tratado Caldén. Y lo hicieron en el Centro Cultural Medasur.
El gobernador Ziliotto lo recibió con un cálido «Bienvenido querido Alberto, estás en tu casa»… y en ese momento la casa de ambos era un centro cultural. Centro cultural que tiene un kultrún en sus jardines, obra de los forjadores locales; la magnífica obra «El malón» de Ricardo Carpani en el ingreso y muestra en el espacio de artes una exposición de matras, ponchos y otras piezas de las artesanas pampeanas y patagónicas que quedara desde que se realizara en nuestra provincia el segundo encuentro de tejedoras en el marco del cual se declaró patrimonio de todos los pampeanos, su arte y técnica de tejer.
Las palabras. La visita: “Tenemos un patrimonio común, un estatus sanitario común. Queremos lograr un territorio de tránsito común, donde puedan convivir pampeanos y puntanos, sin ninguna otra traba de querer estrechar lazos familiares, lazos culturales y desarrollar actividades económicas”, expresó el gobernador pampeano entre otros conceptos- que no vienen al caso y fueran difundidos oportunamente-.
Cuando fue el turno del gobernador de San Luis, luego de agradecer y subrayar lo «re feliz» de estar en La Pampa, se despachó relajado y de manera agradable hablando de su familia » soy descendiente del revolucionario federal Juan Saá que protagonizó la batalla de Pavón
de 1861 y del cacique ranquel Painé. Mi bisabuela fue india, tengo un gran respeto y orgullo de tener sangre ranquel» sostuvo. «Esta tierra pertenece a mi historia. Siempre me siento muy unido al sur del San Luis y al norte de La Pampa, tierra de carrizales y ranqueles», dijo, en referencia a la Dinastía de los Zorros.
«Tengo admiración por esta provincia, sus gobernantes, su cultura y sé que este acuerdo es una nueva y gran esperanza”, remarcó.
Los discursos continuaron, la visita recorrió el Medasur disfrutando de los detalles, recordando otras veces en nuestra provincia y museos, siempre acompañado por Ziliotto que, tal como lo definiera el mismo Rodrigo Saá antes, se comportó » observador, amable y prudente»
“La puntanidad ( la pampeanidad *sic) es el amor que le tenemos a nuestra provincia.
Es todo lo que nos diferencia de otros pueblos, pero todo lo que nos une a todos los puntanos y es nuestra alma. Va desde las cosas más sencillas hasta las cosas más profundas” y de eso se trata un poco, de encontrar el alma en nuestros territorios, la marca en lo diverso, lo que nos reconoce y diferencia. De encontrar que estos conceptos se cruzan en un acto de «pura política» y que es imprescindible y de necesidad básica que la «pura política» ponga a la cultura en el centro de acción y reflexión para avanzar, por un lado, en el desarrollo de los pueblos y, por el otro, para ampliar la capacidad del gusto, del goce, del arte como primera necesidad, ya no solo de públicos consumidores sino también de productores.
“Te tengo respeto, cariño, admiración Sergio…Viva el Tratado del Caldén, viva la Argentina» finalizó Rodríguez Saá y aplaudimos todos. Todo. El acuerdo, la hermandad y la tarea de construcción cultural.
(*) Prof. Adriana Lis Maggio
Secretaria de Cultura del Gobierno de La Pampa.