Por orden del juez federal Federico Villena agentes de Gendarmería y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria allanaron la cárcel de Ezeiza en la investigación sobre espionaje ilegal en busca de evidencias sobre un sistema de escuchas sobre ex funcionarios y empresarios detenidos en ese penal, que no sólo habría funcionado con intervenciones a los teléfonos públicos que hay en el lugar, sino con la instalación de micrófonos y otros implementos.
También hay procedimientos en los domicilios de cuatro hombres claves del Servicio Penitenciario Federal (SPF): Claudio Suriano, titular de la Dirección de Análisis de Información (el área de inteligencia), Miguel Angel Perrota, jefe de Asuntos Internos, el director principal de Seguridad, subprefecto Juan C. Silveira y Fernando Carra, asesor del jefe del SPF, Emiliano Blanco, que renunció días atrás cuando esta pesquisa comenzaba crecer. Alberto Fernández anunció la intervención de esta dependencia.
Mientras todo esto ocurría, en el juzgado de Villena se presentaba Horacio Rodríguez Larreta para que le muestren el espionaje que hizo sobre él la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante el gobierno de Mauricio Macri, que seguía a personas de su propia fuerza política. Larreta pidió ser querellante en la causa.
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En la causa hay fotos, videos, grabaciones de diálogos entre espías, informes de inteligencia, fichas y chats, entre otras tantas cosas, que muestran los seguimientos ilegales a políticos oficialistas y opositores, jueces, organizaciones sociales y hasta miembros de la iglesia católica. Los damnificados podrán ser querellantes e intervenir en la causa como víctimas. La pista que une las maniobras de la AFI y el SPF es una arista clave de la causa judicial.
Villena ya había allanado las direcciones de Seguridad y de Información, esta última también conocida como “Area 50”. La gran sospecha es que en esta última se habría pergeñado y desarrollado buena parte del espionaje a los ex funcionarios kirchneristas y empresarios presos.
Por el material secuestrado y otro tanto obtenido de celulares de agentes de inteligencia que están bajo investigación se pudo establecer la relación con el SPF. Suriano, el jefe del Area 50, de hecho renunció la semana pasada después que se supiera de su contacto con al menos uno de los espías implicados en toda esta ingeniería. Pero además surgieron indicios de que una elaborada operación de inteligencia se había implementado en los pabellones C y D del Módulo 6 del penal de Ezeiza. Los espías lo llaman “alambrado”: había, todo indica, micrófonos en celdas y en la sala donde los presos se reúnen en forma confidencia con sus abogados/as y tienen encuentros privados con sus familiares.