lunes 9, junio, 2025, Eduardo Castex, La Pampa

El sueño familiar del Teatro Paradiso dará a Santa Rosa una sala de envergadura

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Paradiso teatro familiamartin 15julio2020 2

Miguel Martín, un médico pampeano especialista en neurología para adultos, protagoniza junto a su familia una historia que comenzó como un sueño hace una década y que aguarda el final de la cuarentena en La Pampa para hacerse realidad: correr el telón del Teatro Paradiso en Santa Rosa con capacidad para mil espectadores.

En estos tiempos de pandemia por coronavirus, donde muchas personas se deprimen y angustian por los miedos y la incertidumbre, Martín refuerza expectativas, aumenta su ansiedad y sabe que está en el tramo final de un largo anhelo que en poco tiempo será una realidad.

Y a contrapelo de una crisis mundial que cierra salas por todo el planeta, el Paradiso espera una señal sanitaria para corporizar un emprendimiento por el que viene bregando desde hace una década y que el fin de semana recibió la visita del intendente de Santa Rosa, Luciano di Nápoli.

La construcción del teatro es un proyecto familiar que encabezó Martín, acompañado por su esposa, María Inés Di Menza de 56 años, su hija Lucía, de 31, y sus hijos Lucas, de 30, y Tomás, de 23, quienes en este transcurrir no sólo han sido parte del sueño, sino también testigos de renunciamientos para coronarlo.

«Se va a llamar Paradiso porque es la película que me enamoró junto a mi esposa, y estará al lado de nuestro hogar, a unos 5 kilómetros de la plaza San Martín de Santa Rosa y frente al aeropuerto local, en el sector noreste de la capital pampeana, con un espacio suficiente para que puedan estacionar sus autos con tranquilidad todos los espectadores», declaró Martín a Télam acerca de la sala que hace honor a la de ficción del filme del italiano Giuseppe Tornatore que en 1989 ganó el Oscar a la mejor película extranjera.

La obra de la sala teatral lleva ejecutándose 10 años, pero sin duda alguna que el sueño comenzó a gestarse de manera inconsciente en Martín alrededor de sus cuatro años, cuando fue parte del elenco de una obra que se presentó en su escuela de Winifreda.

Sin embargo, el médico reconoció otro impulso clave: «Fue en el secundario cuando conocí al profesor de teatro Pedro di Nardo. El, nos entusiasmó con el teatro, nos llevó a descubrirlo y con otros profesores armábamos obras que presentábamos en la escuela, en la que además participaban el comerciante, el almacenero y asistía todo el pueblo».

«En nuestro colegio, que se llamaba Cristo Redentor, aunque tenía muy poco de religioso, empezamos a armar el escenario en el aula mas grande, todo servía y se aprovechaba como utilería y debo confesar que sin duda alguna -subrayó- ese colegio fue una fuente inspiradora de mucha gente y marcó a toda la comunidad, con una impronta en el seno de la sociedad difícil de olvidar».

La vida de Martín continuó en la Universidad de Buenos Aires donde se recibió de médico y luego hizo la especialidad en neurología para adultos en el hospital Francés, tiempos en los que además, según evocó, «aprovechaba a ver obras que se presentaban en teatros municipales como el del complejo San Martín donde como estudiantes teníamos acceso gratuito».

Recuerda que ya embarcado en el proyecto de construir un teatro en Santa Rosa, donde ya se había radicado junto a su esposa y sus hijos, decidió ver al productor, teatrista y empresarios Carlos Rottemberg, con quien tuvo una charla de más de cuatro horas en la que, celebró, «me alentó a no desistir y concretarlo».

Así comenzó el armado del diseño, los planos, la compra del terrero pegado al de su vivienda particular, luego el armado del tinglado y las paredes. «En el medio tuve algunos problemas de salud, por lo que me vi obligado a parar, después continué, con créditos y más créditos», confesó entre risas.

«Así poco a poco fuimos armando la sala con la compra de mil butacas de unos cines que cerraron en un shopping de Córdoba y puertas que eran de otras propiedades que fuimos reciclando», se explayó.

Martín, quien por estos días avanza en la calefacción, refrigeración y carpintería del lugar, señaló que «no es una sala de lujo, pero es cómoda, confortable, espaciosa, con una excelente acústica, con todas las normas de seguridad, disponibilidad y accesibilidad porque queremos que nuestro teatro sea inclusivo, que nadie tenga dificultad para ingresar y todas las personas puedan disfrutar de todas las presentaciones».

De la suma de detalles formales que restan para dar por concluida la monumental faena, su mentor lamenta la demora en recibir el telón y los detalles de pana para el escenario de 200 metros cuadrados que se realizan en talleres de Buenos Aires que no están trabajando a pleno a causa del aislamiento sanitario.

«Lo que más me gustaría y lo que más sueño es inaugurar el teatro con una obra de gran impacto, como las que se presentan en el Teatro Colón, día en que se prenderán las luces, se abrirá el telón y estallará de felicidad mi corazón», se esperanzó Martín con la certeza de que para ese día ya falta menos.

Entonces Martín hará honor al poema «Dale vida a tus sueños» de Mario Benedetti en el que el literato uruguayo propone «Dale vida a los sueños que alimentan el alma, no los confundas nunca con realidades vanas y aunque tu mente sienta necesidad humana, de conseguir las metas y de escalar montañas, nunca rompas tus sueños, porque matas el alma».

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