La pandemia acrecentó muchísimo los problemas de violencia en la familia en gran parte de los países de Latinoamérica y la situación económica incide para brindar respuestas desde el sistema judicial», reconoció la abogada castense Paula Kohan, quien se desempeñó como moderadora en el Seminario Latinoamericano de Mediación y Resolución de Conflictos en Familia, donde participaron reconocidos académicos de Chile, Perú, Bolivia, Ecuador y Argentina, entre otros países.
«La conflictividad familiar es moneda corriente porque la gente no está acostumbrada a convivir y compartir las 24 horas, los chicos no van a los colegios y están todo el día en la casa, y no hay un sistema (judicial) muy aceitado que pueda contener esta altísima conflictividad», dijo Kohan en una entrevista con Radio DON 101.5 Mhz.
El Seminario Latinoamericano de Mediación y Resolución de Conflictos en Familia se desarrolló desde el martes hasta el jueves, y estuvo organizado por Mediación Familiar de Ecuador, La Mediación de Ecuador, el Colegio de Mediadores de Chile, Escuela Internacional de Alta Gestión de Bolivia y Redes Alternativas de Argentina. Entre los expositores hubo reconocidos profesionales que asesoran y capacitan en países de Europa.
«Muy educativo»
«Fue una gran experiencia porque fue un encuentro muy educativo, dado que trabajamos con gente de toda Latinoamérica donde te cuentan situaciones donde deben mediar en conflictos donde hay personas que dentro del mismo país no hablan el mismo idioma, hay otras idiosincrasias diferentes, hay comunidades donde no se puede ni mencionar la igualdad de género», relató la profesional.
-Kohan, ¿en el resto de los países de Latinoamérica también la pandemia aumentó los conflictos de violencia familiar?
-Sí, muchísimo. La mediadora Cecilia Prado comentaba que en Santiago de Chile y Viña del Mar hace 60 días que están en cuarentena en Fase 1, y los conflictos familiares han estallado y el sistema de mediación de Chile no ha podido realizar muchísimas mediaciones a distancia, porque el país también tiene mucha desigualdad y hay gente que no accede a una conectividad o reside en lugares donde hay conectividad.
-¿Y en los otros países?
-Lo mismo sucede en Ecuador y Perú. Pero, en Chile es más grave porque no pudieron sostener el primer embate de todos los conflictos que se desataron. Fundamentalmente por cuestiones económicas como ocurre acá, donde algunos padres perdieron sus empleos o vieron disminuidos sus ingresos y no pueden afrontar la misma cuota alimentaria para sus hijos. Lo mismo sucede en CABA que está implosionada porque la situación del AMBA es mucho más grave que acá.
-¿Y la situación en La Pampa?
-Acá es diferente, porque las mediaciones se llevan adelante. Los mediadores reman en dulce de leche, pero las están llevando adelante. Hay problemas porque en algunos lugares se hace muy difícil la conectividad. Las mediaciones se hacen, las notificaciones llegan electrónicas a los Juzgados de Paz, se llama por teléfono si no tenemos conectividades y hacemos las negociaciones telefónicas. Lo ideal es ver a la otra persona, pero lo hacemos utilizando todos los medios electrónicos. Esta semana tuve una audiencia de mediación por Zoom desde Eduardo Castex donde mi cliente estaba en Santa Rosa, la mediadora en el Centro de Mediación y la abogada de la contraparte desde su estudio en Santa Rosa, y todos coincidimos a una determinada hora para comunicarnos por videoconferencia.
-En plena pandemia se comenzaron a utilizar sistemas tecnológicos que permiten avanzar con las causas judiciales. ¿El SIGE es una muy buena herramienta?
-El sistema está funcionando al 100 por ciento. Hay muchas necesidades distintas. La medicación en La Pampa dentro de la parte civil es la primera que comenzó a utilizar el SIGE. El sistema funciona muy bien, y la gente tiene un espacio de encuentro. Se pierde la presencialidad humana que es irremplazable, por la microgestualidad, por los tonos de voz, pero se puede sostener y responder en una alta conflictividad, porque la pandemia agravó situaciones de base.