Actualmente el Tribunal Oral Federal N° 4 de San Martín, Buenos Aires, está juzgando a los represores acusados del secuestro, tortura y asesinato del pampeano Julio Everto Suárez ocurrido en 1979 durante la dictadura militar, además de otros crímenes de lesa humanidad perpetrados en el marco de la llamada «Contraofensiva».
Son once los acusados, ex integrantes de los servicios de inteligencia del Ejército, por su responsabilidad en la privación ilegal de la libertad, tormentos y homicidios cometidos contra 94 víctimas durante 1979 y 1980. Si bien el juicio comenzó en 2019, se pospuso durante comienzos de este año por la pandemia de Covid-19 y retomó las audiencias hace algunas semanas con las declaraciones de testigos.
«Run Run» Suárez nació el 4 de septiembre de 1939 en Quemú Quemú y a los 11 años su familia se trasladó a San Luis. Estudio en Córdoba y Santa Fe donde se recibió de abogado. Se casó con «Perla» Amieva y tuvo cinco hijos. Ejerció su profesión además de ser docente secundario. Militante político del peronismo revolucionario, fue ministro de Gobierno, Educación y Justicia de San Luis durante el gobierno de Elías Adre. El 1 de mayo de 1974 renunció al cargo. En el marco de las persecuciones políticas durante los años 70, fue detenido en San Luis en 1975 y trasladado a Coordinación Federal en Capital Federal, hasta que le dieron la opción para exiliarse junto a su familia en México. Continuó su militancia en la organización Montoneros. En 1979 regresó al país con su esposa e hijos en el marco de la llamada Contraofensiva. Fue secuestrado el 26 de septiembre, según datos familiares, si bien hay reseñas que indican el 28 o 29 de septiembre.
El 27 de noviembre del mismo año, su cuerpo sin vida, apareció dentro de un Peugeot 504 rojo, semihundido en un riacho de Escobar, provincia de Buenos Aires, junto al de otros tres militantes de la misma organización armada peronista, previamente secuestrados y torturados y que habían sido anestesiados antes de su muerte: Alfredo José Berliner, Susana Haydée Solimano y Diana Schatz.
En enero de 1980, a través de un artículo periodístico, la familia se enteró que había sido asesinado, aunque el texto hablaba de un «accidente automovilístico». Su cuerpo estuvo enterrado como NN en el cementerio de Escobar y fue entregado a su familia a mediados de 1980. Sus restos descansan en el cementerio de El Volcán, San Luis, según escribió su hija María Suárez Amieva.
Entre los años 1979 y 1980, militantes de la organización Montoneros en el exilio deciden regresar a la Argentina para continuar con las acciones de resistencia a la dictadura, junto a militantes que no habían salido del país.
En respuesta, la dictadura militar desplegó un plan de represión y aniquilamiento coordinado y ejecutado por áreas de inteligencia del Ejército Argentino, como la Jefatura II de Inteligencia del Estado Mayor General, el Batallón de Inteligencia 601 y el Destacamento 201 de Inteligencia del Estado Mayor del Comando de Institutos Militares.
Este plan sistemático, que incluyó secuestros, tormentos, homicidios y desapariciones de militantes durante los años 1979 y 1980 en diferentes zonas geográficas del país e, incluso, más allá de sus fronteras (Brasil, Perú, Bolivia, España), tuvo como base operativa al menos 3 Centros Clandestinos de Detención ubicados en la guarnición militar de Campo de Mayo y sus alrededores.
(*) Por Norberto G. Asquini (periodista e investigador)