La fábrica de chapa Ternium-Siderar de Canning, del Grupo Techint, entrará hoy en su tercera semana de conflicto con paros y un acampe de operarios en el portón de acceso en protesta por al menos 34 despidos producidos en los últimos días. La controversia se basa en la decisión de la compañía de pagar los sueldos del personal bajo el convenio de la rama siderúrgica de la actividad y no de la metalúrgica, como tradicionalmente sucedía desde hacía tres décadas.
Las cesantías, que arrancaron con 20 trabajadores y sumaron 14 más luego de que los delegados de la planta resolvieran una huelga en medio de una conciliación obligatoria, se inscriben en las que llevó a cabo de manera recurrente durante la pandemia el holding de Paolo Rocca incluso cuando un decreto de necesidad y urgencia de Alberto Fernández las prohibió. La misma planta, incluso, había sido denunciada por la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) en mayo pasado por haber supuestamente forzado a trabajadores concurrir a sus labores pese a no desarrollar una actividad esencial.
La disputa en este caso arrancó a partir de la comunicación de Siderar de que pagaría los sueldos de este año bajo el denominado convenio 21 de la UOM, que rige la actividad siderúrgica. En la UOM de Avellaneda, que conduce Armando Leyes, adjunto de Antonio Caló a nivel nacional, explicaron que en la empresa siempre se aplicó el convenio 17, de la rama metalúrgica, incluso desde antes que Techint la comprara en los años ‘90s.
El sindicato, incluso sometido a críticas por los delegados de la comisión interna de la fábrica, se quejaron de lo que interpretan como un desafío permanente del grupo de Paolo Rocca al Gobierno nacional. Al inicio de la pandemia el conglomerado echó a 1.450 operarios de la construcción de varias provincias y luego sostuvo conflictos de largo aliento en casi todas sus plantas, tanto de Ternium (produce aceros largos y planos y chapas para la construcción y la elaboración de línea blance) como de Tenaris (fabrica tubos de acero sin costura sobre todo para la actividad petrolera). Este diario intentó sin éxito obtener una respuesta de los directivos de la firma.
La última acción de Rocca que el propio Gobierno interpretó como una provocación fue el faltazo del CEO al primer encuentro del Gabinete económico con empresarios para el acuerdo de precios y salarios. En su lugar envió a Martín Berardi, presidente ejecutivo de Ternium, la rama del grupo responsable de los despidos en Canning. La planta de Siderar cuenta con unos 300 operarios regidos por el convenio de la UOM.
En medio del conflicto el Ministerio de Trabajo bonaerense dictó en dos ocasiones la conciliación obligatoria. En una de las treguas la empresa negoció con la UOM una eventual adecuación del convenio al metalúrgico, como pretende el personal. La persistencia de algunos despidos motivó un nuevo paro en violación a la conciliación y dejó en suspenso las tratativas. El jueves pasado Leyes acudió al portón de la fábrica para participar de una asamblea pero fue duramente cuestionado por los trabajadores. La propia UOM se quejó de la forma en que Trabajo provincial dictó las treguas, lo que completa un panorama de desconfianza generalizada y pases de factura entre los actores.
El sábado se llevó a cabo un festival en la puerta de acceso y desde entonces los trabajadores permanecen en un acampe que prometen sostener hasta la marcha atrás de los despidos y la confirmación de que se aplicará el convenio 17. Según explicaron, la vigencia del convenio siderúrgico implica que entre enero y marzo parte del sueldo se pagará de manera no remunerativa y con un impacto menor de los aumentos establecidos que el que percibirán sus pares de otras compañías encuadradas en la rama metalúrgica.