El gobernador Sergio Ziliotto ayer se quebró en Conhelo. No pudo mantener la habitual postura que muestra en los actos públicos, y sorpresivamente se lo observó lagrimear. Fue después que Fernando Pérez relató las torturas que sufrió con solamente 8 años, y tras revelar que su madre “Lila” Sotelo pretendía estar presente el año pasado en Conhelo, para entregarle personalmente el pañuelo de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo. “Cuesta agregar palabras después de lo que hemos vivido”, admitió Ziliotto, tras romper el protocolo porque ayer no estaba previsto que pronunciará un discurso.
“Ese pañuelo que Felisa me lo quería entregar personalmente, y por esas cosas del destino una pandemia impidió que hace un año atrás estuvieron acá, haciendo memoria, recordando y reivindicando”, se lamentó. Y anticipó: “ese pañuelo va a ser una guía para fijar políticas públicas y políticas de Estado fundamentalmente para tener memoria”.
El mandatario pampeano criticó a quienes después de 45 años “siguen negando lo que pasó, que siguen diciendo que no son 30 mil los detenidos desaparecidos y que los derechos humanos son un curro”. “Ofenden a quienes dieron la vida para luchar por causas justas para que los trabajadores tuvieran una mejor vida y existiera la justicia social”, reafirmó.