jueves 28, noviembre, 2024, Eduardo Castex, La Pampa

Descubrieron en la Patagonia a un temible dinosaurio asesino del Cretácico

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Científicos argentinos confirmaron que restos fósiles encontrados en la Patagonia corresponden al que probablemente fue uno de los principales depredadores de la región durante el Cretácico Superior: el Llukalkan aliocranianus, “el que causa miedo”.





Este nuevo espécimen clasificado como abelisáurido fue presentado en el Journal of Vertebrate Paleontology. El Llukalkan vivió hace unos 80 millones de años, y sus restos denotan un formidable tamaño (hasta cinco metros de largo), mordida extremadamente poderosa gracias a sus dientes muy afilados, enormes garras en sus patas, y agudo sentido del olfato.

El abelisáurido tenía un cráneo corto con huesos ásperos, por lo que se especula que en vida su cabeza presentaba protuberancias y prominencias similares a las que algunos reptiles como las iguanas tienen hoy en día. Se estima también que el Llukalkan tenía una mejor audición que otros abelisáuridos, parecida a la que tiene el actual cocodrilo.

En la zona del oído medio, los restos fósiles -un cráneo muy bien conservado y sin triturar- muestran un pequeño seno posterior lleno de aire que no se ha visto en ningún otro abelisáurido encontrado hasta ahora. «Este hallazgo implica una adaptación auditiva diferente de otros abelisáuridos, y probablemente un sentido del oído más agudo», dice el coautor doctor del artículo, Ariel Méndez, del Instituto Patagónico de Geología y Paleontología.

El nombre completo del espécimen proviene del nativo mapuche para ‘el que causa miedo’, Llukalkan, y el latín para ‘cráneo diferente’, aliocranianus.

El Llukalkan vivió en la misma área y período de tiempo que otra especie de abelisáurido furileusauriano (lagarto de lomo rígido), el Viavenator exxoni, solo unos pocos millones de años antes del final de la era de los dinosaurios.

Los restos fósiles de Llukalkan y Viavenator se encontraron a solo 700 metros de distancia en la Formación Bajo de la Carpa, cerca del mismo sitio famoso de fósiles en La Invernada, en la provincia de Neuquén.

«Este es un descubrimiento particularmente importante porque sugiere que la diversidad y abundancia de abelisáuridos fueron notables, no solo en la Patagonia, sino también en áreas más locales durante el período crepuscular de los dinosaurios», dice el autor principal, el doctor Federico Gianechini, paleontólogo de la Universidad Nacional de San Luis.

Los abelisáuridos eran una familia de dinosaurios terópodos con un promedio de cinco a nueve metros de largo que merodeaban principalmente en la Patagonia y otras áreas del antiguo subcontinente sur de Gondwana, reconocido hoy como África, India, Antártida, Australia y América del Sur. Hasta la fecha, se han desenterrado casi 10 especies de este temible depredador en la Patagonia. 

Si bien los abelisáuridos se parecían a Tiranosaurio Rex en apariencia general con pequeños brazos rechonchos, tenían cráneos inusualmente cortos y profundos que a menudo tenían crestas, protuberancias y cuernos, y eran únicos.

Moviéndose erguido sobre sus extremidades traseras con enormes garras que pueden haber usado para apuñalar a su presa, el Llukalkan tenía mordidas extremadamente poderosas y dientes muy afilados con los que derribar a su presa mientras se movía rápido gracias a sus poderosas patas traseras.

La evidencia fósil, además, indica que los abelisáuridos florecían justo antes de que los dinosaurios se extinguieran. «Estos dinosaurios todavía estaban probando nuevas vías evolutivas y se diversificaron rápidamente justo antes de que se extinguieran por completo», agrega Méndez.

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