Acompañado de su armónica, el cantautor entonó «Solo le pido a Dios», una de sus canciones más emblemáticas, que compuso en 1978 para denunciar y concientizar sobre el horror de las guerras y las injusticias sociales.
El cantautor León Gieco, uno de los nombres fundamentales de la historia de la música popular argentina, se sumó al reconocimiento público a los soldados que combatieron en las Islas Malvinas, al cumplirse este viernes 39 años de la guerra que desató la dictadura cívico militar argentina contra el Reino Unido por la soberanía de ese archipiélago colonial.
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«Este 2 de abril se conmemora el Día del Veterano y de los Caídos en la guerra de Malvinas. Quiero homenajear a los soldados que quedaron allá y a los que volvieron y siguen luchando a favor de la causa Malvinas», expresó Gieco en un video en el que cantó, acompañado de su armónica, Solo le pido a Dios, una de sus canciones más emblemáticas, que compuso en 1978 para denunciar y concientizar sobre el horror de las guerras y las injusticias sociales.
En el video, que difundió el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur y en el que cuenta con imágenes históricas del conflicto bélico de 1982, Gieco dedicó uno de sus pasajes a «los trabajadores y las trabajadoras (de ese espacio oficial), que nos ayudan a mantener viva en el tiempo esta parte de la memoria».
«Esta canción me parece que puede recorrer el mundo», fue lo primero que escuchó Gieco en boca de Onildo, su padre, la primera persona en escuchar la pieza que el cantautor argentino compuso en 1978, cuando tenía 27 años, y que casi queda afuera de su disco 4º LP de no mediar la insistencia en plena madrugada de Charly García y de un productor del sello editor.
Es la tercera estrofa de Solo le pido a Dios la que acabaría convirtiéndose en una plegaria universal: «Solo le pido a Dios / que la guerra no me sea indiferente / es un monstruo grande y pisa fuerte / toda la pobre inocencia de la gente».
Aquel 1978 es uno de los años más feroces de dictadura cívico militar argentina; estaba latente la posibilidad de una guerra con Chile, que estaba bajo las garras de otra dictadura sanguinaria, la de Augusto Pinochet.
Ese conflicto fue finalmente encausado de modo diplomático a partir de la mediación del Vaticano, pero aquella apelación de Gieco terminó tomando trascendencia e interpelación cuatro años más tarde, ante la Guerra de Malvinas.