En la Sala 1 del Edificio Judicial de General Pico se desarrolló la segunda jornada el juicio oral y público por el crimen del odontólogo Samuel Eduardo Prodolliet, ocurrido en esa ciudad en la madrugada del 14 de marzo del año pasado.
El Tribunal Colegiado a cargo del juicio está conformado por la jueza María José Gianinetto –en calidad de Presidente de audiencia- y los jueces Carlos Pellegrino y Marcelo Pagano. Los fiscales/as intervinientes son María Verónica Campo y Guillermo Komarofky y los defensores públicos son Alejandro Caram (Velázquez) y Héctor Alberto Freigedo (Lara). Como querellantes particulares –en representación de la esposa de la víctima, Marcela Andrea Masmas– se encuentra el letrado Néstor Mariano Sánchez.
En el día de ayer, en los alegatos de apertura, la fiscalía y la parte querellante acusaron a los imputados Claudio Ezequiel Lara y Emanuel Alexis Velázquez de homicidio criminis causae; mientras que las defensas dijeron que calificarán los hechos en función de las pruebas que surjan durante el debate.
EL RELATO DE LA HIJA
En primer lugar se exhibió el testimonio de la hija menor de la víctima, de 14 años al momento del homicidio, realizado en su oportunidad a través de Cámara Gesell.
La menor realizó un relato pormenorizado de lo vivenciado la noche del homicidio de su progenitor ante la psicóloga forense a cargo de la Cámara Gesell . Recordó que esa noche estaban ella y sus padres en casa, mientras que su hermana mayor se encontraba en casa de su abuela y su hermano en la ciudad de Córdoba.
El testimonio de la menor fue similar al que había brindado su madre, Marcela Masmas, ayer en el primer día del juicio.
«Yo estaba durmiendo y escuché a mi mamá gritar. No entendía nada. Me levanté y fui corriendo por el pasillo hasta el dormitorio de mis padres- Recuerdo que casi me caigo porque había agua en el piso (N de R: los imputados habrían caído en un estanque al saltar el tapial). Ahí, en el pasillo, el más alto (presuntamente Lara) me agarró de los brazos, me llevó al dormitorio y me tiró sobre la cama junto a mi mamá. Después se fue», detalló la adolescente.
Detalló que «mi papá y el otro tipo estaban peleando. En un momento mi papá ya solo se atajaba y se defendía. En ese momento, con la voz quebrada, le dijo a mi mamá: ‘llamá a la policía’. Ahí el tipo que se había ido le quitó el celular a mi mamá. Después entró de nuevo como corriendo y se cayeron los muebles y los tres juntos. Fue un desastre…. Ahí no vi que tenían en las manos, pero cuando peleaban los tres, como que le clavaban algo a mi viejo (sic). Luego se pararon los dos, mientras mi papá había quedado tirado en el piso».
«Cuando se aseguraron que mi papá no se levantaría, le preguntaron a mi mamá donde está la plata. ‘De qué plata me están hablando’, les dijo mi mamá. ‘La plata, la plata…’ Ellos hablaban entre sí. Pensé que algo iban a hacer, que nos iban a matar… (..) Cuando se fueron, lo primero que pensé fue en llamar a la policía. Fui con miedo a buscar el celular a mi habitación porque no sabía si los tipos estaban o no dentro de la casa. Llamé a la policía y a la ambulancia, mientras mi mamá salía al balcón a pedir ayuda. Después me di cuenta que el más alto se había llevado mi mochila».
Al describir a los agresores, habló de «uno era flaco y alto. Lo vi de cerca, tenía ojos grandes. El otro era más bajo. Los dos tenían guantes y llevaban puesta ropa deportiva. También los dos llevaban capuchas, con las caras y las bocas tapadas. Solo se le veían los ojos. Uno de ellos llevaba puestas zapatillas deportivas».
Ante una pregunta específica de la psicóloga sobre si había visto algún arma, la menor respondió que no. «Hablé de un cuchillo porque vi que algo le clavaban a mi viejo cuando se atajaba con las manos». Además acotó que uno de los atacantes se habría hecho un tajo en una mano.
Luego se tomó testimonio a dos testigos –que al igual ayer Masmas– pidieron declarar sin que los acusados estuvieran presentes, por lo que el tribunal los hizo retirar de la sala. Igual ambos pudieron escuchar esos testimonios y, al concluir, sus defensores conversaron con ellos para saber si debían seguir interrogándolos.
TESTIGOS
Uno de os testigos es Adrián Guillermo González quien era vecino y amigo de la víctima. A él, la esposa de Prodolliet le pidió ayuda desde el balcón. «Me despertó mi hija porque escuchó los gritos desgarradores de Marcela. ‘Adrián, ayúdame que se muere Samuel’. Yo fui a su casa, su hija me abrió la puerta y vi que estaba llegando la policía. Subí al dormitorio y me encontré con Marcela y con Samuel, que estaba herido.
Después bajé a pedir auxilio y ahí recuerdo un detalle que me llamó la atención. El pasillo estaba lleno de agua. Todo fue muy rápido. Ahí llegó la policía. Yo volví a subir con ella. Trataron de reanimar a Samuel, lo cargaron a la ambulancia y yo llevé a Marcela hasta el hospital.
Ante una pregunta específica, indicó que llevaba puestas unas zapatillas cross y que, posteriormente, personal de la Agencia de Investigaciones Científicas concurrió hasta su domicilio para constatar que coincidieran con huellas encontradas en la vivienda.
El otro testigo fue Hugo José María Merlo, quien aportó escasos datos. Fue un testigo civil ocasional que solo constato las tareas de la policía científica poco después del hecho.
Posteriormente se tomó testimonio a Lucas Matías Rinaldi, el Comisario de la Seccional Tercera y quien estuvo al frente de la investigación. En referencia a la identificación de los autores del hecho, la fiscal le peguntó:
– ¿Cómo comienzan tus sospechas?
– Cuando encontramos el celular de la esposa (de Prodolliet) a la vuelta de su casa, supusimos que (los agresores) podrían haberse ido hacia el barrio Malvinas. Luego, por una cámara ubicada en la calle 3, vimos que en la franja horaria del hecho iban caminando en esa dirección dos hombres, uno más alto y otro más bajito y robusto.
Incluso luego, con cámaras del Cecom, observamos que uno de ellos aparentaba sacarse unos guantes. Después se sacó un buzo y dejó su espalda descubierta. Ahí vimos que tenía un tatuaje grande, con alas, en la espalda. Sabíamos que Lara tenía un tatuaje así porque había publicado fotos en Facebook. Además lo conocíamos por hechos delictivos anteriores y conocíamos que vive en el barrio Malvinas.
Ante otro interrogante de la fiscal, Rinaldi señaló que previamente a ver esas cámaras, sospecharon de otras personas del mismo barrio. Habló específicamente de dos, pero las descartaron porque en el video de una de las cámaras se ve que uno de ellos tiene un tatuaje como el de Lara. «Eso fue clave», precisó. Un tercero también fue eliminado de la lista de sospechosos por la impresión de su calzado.
A los dos días, la policía supo que Lara y Velázquez habían estado reunidos porque «las mujeres de ellos tienen cierto grado de parentesco». Además son vecinos. A su vez, dos policías habían visto, una semana antes, a Velázquez ingresar a un comercio. Buscaron el video del negocio y lo compararon con los otros. Observaron –de acuerdo a Rinaldi– que eran «muy similares físicamente». Luego en su domicilio encontraron unas «alpargatas negras y acordonadas, con una marca en un talón», que coincidió con las huellas de calzado halladas en el domicilio de la víctima.
RELATO DE POLICÍAS
En quinto lugar se presentó el testimonio de Maximiliano Miguel González, policía de la comisaría tercera. Describió su tarea investigativa en el lugar del hecho y en la búsqueda de información y pruebas para dar con los autores del mismo.
Luego prestó testimonio Nicolás Gabriel Cornetta, oficial subinspector de policía de la Comisaría Tercera. Fue quien le tomó declaración a la esposa de la víctima la madrugada del homicidio y también colaboró en la búsqueda de imágenes de videos en las cámaras de seguridad de las inmediaciones y en los allanamientos posteriores.
Finalmente, a pedido de la fiscalía y con el acuerdo de la querella y los defensores, se adelantó el testimonio de Leonardo Palacios, oficial subinspector de policía de la Agencia de Investigaciones Científicas; de la comisario inspector de policía Vanina Fileni a cargo de la Brigada de Investigaciones y del oficial subinspector de policía Sergio Daniel Muñoz miembro de la Brigada; todos programados para el día de mañana.
En su testimonio Palacios identificó la construcción de al lado del domicilio de la familia Prodolliet como el posible lugar de fuga de los imputados. Relató que realizaron un relevamiento de pruebas en la construcción, entre las cuales hallaron un cuchillo con manchas de sangre tirado.
Por su parte Fileni fue quien se entrevistó en un primer momento con la hija menor de la víctima. Luego también, junto a su equipo de trabajo, tomaron contacto con un vecino que halló en la vía pública uno de los aparatos telefónicos y realizaron investigaciones a través de diferentes vías, entre ellas las imágenes aportadas por diversas cámaras de video.
Finalmente ofreció su testimonio el oficial subinspector de policía Sergio Daniel Muñoz, miembro de la Brigada de Investigaciones quien tomó el testimonio de varios testigos en la causa, entre ellos a la pareja de una de los imputados.
Mañana el debate continuará a las 8.30 horas.