El juez de audiencia de juicio de General Pico, Federico Pellegrino, condenó a Esteban David Hidalgo, de 19 años, a tres años y seis meses de prisión de cumplimiento efectivo, por ser autor de los delitos de lesiones gravísimas -un hecho-, lesiones graves -dos hechos- y lesiones leves -un hecho- en un legajo; y por abuso sexual simple, amenazas simples y amenazas agravadas por el uso de arma en concurso ideal, en otras dos causas.
El fallo fue dictado en el marco de un acuerdo de juicio abreviado solicitado por el fiscal Guillermo Komarofky, el defensor oficial Walter Vaccaro y el imputado. Los damnificados del primer expediente, cuatro adultos-, y la progenitora de la menor damnificada en los otros dos; al ser informados sobre sus alcances, prestaron su conformidad.
En el primer legajo quedó demostrado que, luego de un encuentro en donde hubo consumo de bebidas alcohólicas y como consecuencia de una discusión, el imputado –armado con un cuchillo– agredió a las víctimas que estaban en la vivienda, provocando las siguientes lesiones: a un hombre le causó una herida en el brazo izquierdo con corte de vena; a otro le produjo una herida perforante en el abdomen con lesión del bazo, por lo que se le debió realizar una extirpación; a un tercero le causó lesión muscular en el tórax; y a una mujer le seccionó un músculo y el tendón de la mano derecha. Todas las heridas demandaron más de 30 días de recuperación y pusieron en peligro de vida a dos de los hombres y a la mujer.
En las otras dos causas se acreditó que el acusado realizó tocamientos a una menor de 15 años, cuando ésta conducía la motocicleta, aprovechándose que iba como acompañante y la menor no podía ejercer oposición alguna. Por ello se configuró el delito de abuso sexual simple.
Luego, al pasar Hidalgo frente a la casa de la víctima, la madre salió a reprochar la situación y el imputado la tomó del brazo. Ante este escenario, el marido salió en su defensa y fue amenazado con un cuchillo de grandes dimensiones que el agresor tenía oculto en su cintura. Luego se retiró, vociferando amenazas sobre la familia, manifestando que donde viera a la adolescente la atacaría y provocando temor en sus receptores. Ahí quedaron configurando los delitos de amenazas calificadas por el uso de arma y amenazas simples.