Una imagen que recorrió el mundo en las últimas horas condensa la gravedad de la crisis migratoria que se vive en Ceuta desde este lunes: está protagonizada por un buzo de la Guardia Civil que sostiene a un bebé al que salvó de morir ahogado. La escena forma parte de una situación dramática en la que miles de personas intentan ingresar al enclave español de Ceuta desde Marruecos, en medio de una disputa diplomática.
«El bebé estaba helado, frío, no gesticulaba mucho… fue un día un poco de locos», afirmó Juan Francisco, el buzo rescatista que en la foto –difundida este martes en las redes sociales por el Instituto Armado– aparece junto a un salvavidas ayudando al pequeño, de apenas dos meses. Según informó el rescatista, miembro del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas de Ceuta, el niño ya se encuentra fuera de peligro y en buen estado de salud.
La tarea de los buzos, contó Juan Francisco en declaraciones radiales, era la de identificar a las personas más vulnerables, las que no iban a poder llegar a nado por sus propios medios. En el caso de este bebé, el hombre vio cómo la madre se había arrojado al agua con el niño atado a su falda y allí fue cuando se dirigieron a su rescate. «Fue un poco traumático», lamentó.
«Usaban flotadores de juguetes y botellas vacías, se tiraban al agua como fuera», detalló sobre la triste escena que envuelve a miles de migrantes en Ceuta. «No eran sólo los niños quienes requerían ayuda, sino que también había personas mayores que la pasaban mal», continuó.
Consultado respecto a la situación de la madre del bebé, el buzo afirmó que un compañero suyo fue en ayuda de la mujer, aunque no pudo confirmar cómo terminó el rescate.
En las últimas horas también se conoció el rescate de un bebé de tres semanas, cuya madre lo sostenía en brazos, atrapada en el tumulto de personas que estaban junto al vallado del espigón fronterizo. Según se pudo reconstruir, un voluntario de la Cruz Roja logró tomar al niño a través de un hueco de la valla mientras la madre aguardaba una larga cola para entrar.
Crisis en Ceuta
Desde este lunes, unos 8.000 migrantes, entre ellos al menos 1.500 niñes, ingresaron a Ceuta, el enclave español de 85.000 habitantes en el norte de África que está separado de Marruecos por una valla. Un joven se ahogó y decenas de personas fueron atendidas por hipotermia o pequeñas heridas, informó la Cruz Roja desde Ceuta, que estaba realizando pruebas de coronavirus a los recién llegados.
De acuerdo al comunicado publicado este martes por el Ministerio del Interior español, la mitad de los migrantes fueron «devueltos» por el pacto firmado hace tres décadas para expulsar a todas las personas que crucen la frontera nadando.
Las ciudades de Ceuta y Melilla son dos enclaves españoles en África bañados por las aguas del mar Mediterráneo, los únicos territorios europeos en suelo africano y las únicas fronteras terrestres entre ambos continentes. La afluencia de migrantes alimentó la disputa diplomática entre España y Marruecos en relación a la región del Sahara Occidental y generó una crisis humanitaria en Ceuta.
Este martes, el país europeo desplegó militares en la frontera con Marruecos y anunció que enviarán más agentes de policías al lugar. En tanto, el presidente español, Pedro Sánchez, canceló un viaje a París, voló a Ceuta y llamó a los «amigos» de Marruecos a «respetar la frontera compartida».
Marruecos, por su parte, decidió este martes llamar a consultas a su embajadora en España, después que el Gobierno español le expresara su «disgusto» por «la entrada masiva de migrantes marroquíes a Ceuta». Finalmente, las autoridades marroquíes cerraron la ruta que conduce al puesto fronterizo de Ceuta, donde desplegaron antidisturbios para dispersar a posibles migrantes.
La principal funcionaria de migración de la Unión Europea (UE), Ylva Johansson, describió los incidentes como «preocupantes» y pidió a Marruecos que, en primer lugar, impida que la gente parta. Según los medios internacionales, la flexibilización de la vigilancia fronteriza de Marruecos se produjo después de que España decidiera otorgar la entrada para tratamiento médico al jefe del Frente Polisario, un grupo que lucha contra Marruecos por la independencia del Sahara Occidental.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Marruecos dijo que la medida de Madrid para ayudar al líder del Frente Polisario, Brahim Ghali, era «incompatible con el espíritu de asociación y buena vecindad» y prometió que habrá «consecuencias». El Gobierno español, sin embargo, rechaza oficialmente la idea de que Marruecos esté castigando a España por una acción humanitaria.