Un abuelo de 72 años fue condenado hoy a tres años de prisión en suspenso, como autor del delito de abuso sexual simple agravado por ser su ascendiente, en dos oportunidades. La víctima fue una nieta y la agresión consistió en tocamientos «a cambio de monedas para comprar caramelos», según se detalló en la sentencia.
Los hechos ocurrieron cuando la niña tenía 11 años. En una ocasión fue cuando se quedó a dormir en la casa de sus abuelos y la otra en el comedor de la vivienda. Fue «a cambio monedas para comprar caramelos». Además el imputado llegó a decirle que «si quería monedas se tendría que dejar tocar». Si bien los abusos sucedieron años atrás, la damnificada recién pudo develarlos recientemente.
El conflicto penal se resolvió por el procedimiento de juicio abreviado, convenido entre la fiscala Verónica Silvana Ferrero, la defensora oficial Paula Arrigone y el propio acusado, quien aceptó su culpabilidad. La progenitora de la nieta, al ser informada sobre sus alcances y después de hablar con su hija, brindó su consentimiento para evitar un posible juicio oral donde se reviviría el pasado.
«Más allá del reconocimiento realizado por el imputado, los hechos quedaron debidamente acreditados por la prueba reunida en el legajo, destacándose la denuncia, la declaración de la víctima en Cámara Gesell y el informe (de la psicóloga forense) dando cuenta de que se trató de un relato creíble y sin elementos fabulatorios», señaló el juez de control santarroseño, Carlos Ordas, en la sentencia.
Dada la condicionalidad de la pena, al abuelo se le fijó la obligación de cumplir con las siguientes reglas de conducta durante tres años: fijar residencia, someterse al control del Ente de Políticas Socializadoras y prohibición de acercamiento y contacto con su nieta. A su vez, una vez que el fallo quede firme, el acusado será ingresado al Registro de Procedimiento y Notificación de Antecedentes de condenados por delitos contra la integridad sexual.