El joven está denunciado en una tercera causa desde el año pasado. Ahora se lo juzga por acusaciones de abuso sexual con acceso carnal en perjuicio de dos personas, una era menor de edad cuando sufrió estos ataques.
Mario Teruel fue el principal testigo de la segunda jornada del juicio que se sigue contra su hijo Lautaro Teruel por abuso sexual en perjuicio de dos chicas. El cantante de Los Nocheros, refirió que su hijo admitió que había cometido el abuso en perjuicio de una niña, una de las acusaciones por la que está siendo juzgando ahora, pero además le dijo que había abusado de otra nena, presuntamente en 2007. Así se supo de la existencia de una tercera víctima que, según pudo constatar Salta/12, presentó la denuncia formal el año pasado.
En cuanto al primera denuncia que se presentó contra Lautaro Teruel, la de una niña, Mario Teruel declaró que su hijo le confesó que «se hizo manosear en el piso de arriba, en el baño» y eso fue por un «instante» porque «se dio cuenta de lo que estaba haciendo».
Teruel padre sostuvo que Lautaro le indicó que en aquel momento la nena tenía 4, 5 o 6 años de edad. Esta chica también declaró en el juicio entre el lunes y el martes ratificando la acusación. La denunciante precisó que esos hechos se cometieron desde poco antes de cumplir 10 años y que continuaron hasta antes de los 13 años.
La disminución de la edad de la víctima en el relato de los Teruel parece guardar relación con un intento de la defensa de mostrar que el acusado también era menor de edad y de esa manera plantear su inimputabilidad. Ya en la primera audiencia, el abogado de Teruel, Juan Casabella Dávalos, realizó un planteó subsidiario sobre la minoría de edad del acusado al momento de los hechos, el tribunal sostuvo que eso ya fue resuelto pero concedió que se tendrá en cuenta lo que vaya surgiendo a partir de las pruebas en el transcurso del debate.
Mario Teruel relató que presionó a su hijo casi al punto de golpearlo para que le diera explicaciones antes de que fuera denunciado en la primera causa y luego de que la abuela de la víctima le comunicara que Lautaro la había contactado para decirle que había abusado de su nieta cuando era niña y que esto habría consistido en manoseos, sin más detalles, y que quería pedir perdón.
«Le dije si se había pasado con alguien más y me dijo de (…) otra nena», afirmó el padre refiriéndose a una tercera víctima. Aunque cuando prosiguió su relato, Mario Teruel dio cuenta de que ya sabía de esa acusación porque años antes la mamá de esta niña le había dicho que «Lautaro había manoseado a su hija». Sin embargo, añadió que esa vez, cuando lo interrogó, su hijo negó esos hechos.
Teruel padre agregó que, según su hijo, el abuso contra esta tercera víctima de la que se sabe ahora habría consistido en «lo mismo» que con la primera niña, «que era lo único», y dijo que Lautaro le manifestó que quería «pedirle perdón» también a ella. El testigo añadió que aquel primer abuso pasó cuando su hijo «era chiquito», tenía 14 o 15 años. Según pudo averiguar Salta/12, Lautaro Teruel fue denunciado el año pasado, por una joven que asegura que los abusos se cometieron en 2007, entonces el imputado tenía 16 años, y por ello la causa se tramita en un juzgado de menores.
En cuanto a los hechos que se estan juzgando ahora, Mario Teruel también se refirió a la acusación que pesa contra su hijo por abuso sexual en perjuicio de una joven cuando ella tenía 19 años, hecho por el que también están siendo juzgados dos amigos de Lautaro, Silvio Rodríguez y Gonzalo Farfán. El padre del principal acusado dijo que éste le relató que estuvo con ella pero de forma consentida, y también su amigo Silvio.
También la hermana de Lautaro Teruel testificó ayer que su hermano le confesó que había cometido «un toqueteo» a la nena de la primera causa. Además, contó que sabe del otro caso «que se tramita en el juzgado de menores».
La víctima que grabó al agresor
Aquella niña de 10 años que fue abusada hasta los 13 es hoy una joven de 19 años. Ella fue otra testigo destacada de la segunda audiencia, aunque en su caso comenzó a declarar el lunes y concluyó ayer, debido a que se descompuso el primer día.
Parte de su testimonio estuvo dedicado a relatar cómo fue que obtuvo una declaración de su agresor reconociendo el abuso. Detalló que se encontró con él en el Monumento a Güemes. Según contó, su madre y ella misma pensaron en grabarlo para tener una prueba y poder denunciarlo.
En la grabación, Teruel le dijo que cuando cometió los abusos él era “pendejo”, que tenía unos 16 años y ella asintió y comentó que, en su caso, tendría entre 6 y 7 años. Esa afirmación motivó que el defensor le consultara acerca de estas edades. La joven explicó que en ese momento se dio cuenta de que Lautaro se estaba bajando la edad y ella hizo lo mismo, para seguirle la corriente porque estaba asustada y no quería contradecirlo. Contó que su familia era muy cercana con la de Teruel, porque la amistad venía de varias generaciones.
Asimismo, ratificó que los abusos sexuales se iniciaron cuando ella estaba por cumplir los 10 años. Como referencia para recordar esta edad con precisión dijo que en ese momento la estaban cambiando de colegio para cursar 5º grado. Detalló que el primer abuso fue cometido antes de que empezaran las clases y luego continuaron hasta antes de que cumpliera los 13 años, cuando estaba en séptimo grado.
Sobre las consecuencias de la agresión, describió que era una alumna promedio, muy sociable, pero a partir de los abusos comenzó a tener problemas en el colegio. “Vivía en la Dirección, tenía bajo rendimiento académico y no me llevaba bien con mis compañeros. Me molestaba todo y me sentía incómoda estando con mucha gente. A los problemas los creaba yo”, contó. A partir de los 10 años comenzó a autolesionarse, cortándose los brazos y piernas. Eso fue aproximadamente a mitad del cursado del quinto grado. A esa edad también comenzó a sufrir trastornos alimenticios. A los 13 o 14 años le diagnosticaron bulimia y anorexia. E incluso intentó suicidarse.
La joven dijo que Lautaro Teruel la obligaba a realizar prácticas sexuales por vía oral y que para ello la llevaba a un baño de su casa, que cuando se negaba a acompañarlo, él cambiaba el tono de voz y eso le daba miedo. Además, aplicaba fuerza física, y amenazaba con pegarle. El fiscal Sergio Federico Obeid, calificó el delito como «abuso sexual con acceso carnal continuado, agravado por el daño en la salud de la víctima, en concurso ideal con corrupción de menores doblemente agravada por tratarse de menor de 13 años y por mediar engaño».
La chica dijo que las imágenes de los abusos le llegan a la memoria mezcladas, pero sí recuerda que lloraba. Contó que a los 13 años empezó a buscar excusas para no ir a la casa de los Teruel y recién volvió a ver a Lautaro varios años después, cuando se encontró con él y su abuela en el Monumento a Güemes, luego de que él pidiera hablar con ella sobre los abusos a los que la había sometido.
Refirió que luego de grabarlo, consultó a un abogado a quien le preguntó si la grabación le serviría como prueba y le pidió que le explicara cómo se hacía una denuncia. Dijo que este abogado le dijo que ella podía pedir una indemnización, pero aclaró que nunca le pidió dinero a Lautaro ni a su familia.
Según contó, dejó la secundaria en tercer año. Para entonces ya había radicado la denuncia contra Teruel y se viralizaron audios en los que le comentaba a su mamá lo que había conversado con el abogado y en los medios decían que quería extorsionar a la familia del acusado. “Eso me afectó mucho. Dejé de ir al colegio porque me insultaban, se reían de mí, me decían puta y que yo me la había buscado”, explicó.
También contó que con su madre se reunieron con Mario Teruel a raíz de que quiso hablar con él y con su esposa para pedirles perdón por la denuncia que iba a hacer contra su hijo. Dijo que entonces el nochero se mostró enojado, les dijo que todos los chicos “cometían esas pendejadas”, les advirtió que no tocaran a su familia, y les dijo que tenía contactos en los medios de comunicación y que era amigo del exgobernador Juan Manuel Urtubey .
Mario Teruel también se refirió a ese encuentro con la víctima y su madre, pero en su caso aseguró que la mamá le dijo que tenía que pagarle millones porque Lautaro se había «aburrido» de violar a su hija. Ninguna de las dos víctimas por las que Teruel llegó a juicio pidieron un resarcimiento económico, las causas se tramitan solo de forma penal, no civil.
Además, en la audiencia declaró la abuela de la víctima, sobre los mensajes que intercambió con Lautaro Teruel, cuando la contactó para decirle que había abusado de su nieta en la infancia y decir que quería pedirle perdón. La mujer relató que el joven le dijo que otra chica, la segunda denunciante, lo había escrachado en facebook. «Siento un montón lo que hice»; «La única que va a salir perjudicada es (la víctima)»; «siempre se perjudica y se condena a la víctima», son algunos de los mensajes que Teruel había enviado a la abuela.