Una decena de soldados encabezados por el entonces coronel Jorge Edgard Leal se convirtieron el 10 de Diciembre de 1965 en la primer expedición terrestre organizada por la Argentina en alcanzar el Polo Sur, una misión que permitió recabar distintos datos científicos y demostrar a los ojos del mundo la capacidad del país para alcanzar todos los rincones de su territorio.
La expedición había sido concebida por el entonces coronel Hernán Pujato durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón y se vio pospuesta por un accidente aéreo sufrido por Pujato durante un vuelo de reconocimiento en la ruta al Polo Sur y por la persecución política que el militar sufrió después del golpe de estado de 1955.
La misión fue bautizada como “Operación 90” en referencia a los 90 grados sur de latitud que tiene el Polo Sur y pudo ser completada por Leal, quien había sido subordinado de Pujato hasta su destitución.
El historiador del Instituto Antártico Argentino (IAA), Pablo Fontana, afirmó en diálogo con Télam que “la Operación 90 tiene dos protagonistas, uno es el coronel Leal y el otro es el capitán Gustavo Giró Tapper; a Giró Tapper lo mandan a la base Belgrano en 1965 con el objetivo de que haga un reconocimiento de posibles rutas para alcanzar el Polo Sur, preparar depósitos de combustible y víveres en ese camino y montar una base de avanzada en el recorrido. Todas esas tareas que estaban previstas para un plazo de dos años Giró Tapper y su equipo las resolvieron en tres meses”.
“Giró Tapper deja todo preparado y le escribe a Leal avisando que estaba todo listo y que si no se realizaba la expedición ese mismo año iba a ser difícil que se pudiese hacer después porque las marcas de las grietas ya no iban a servir, porque a los depósitos de combustible y alimentos los iba a tapar el hielo y porque la barrera de hielos sobre la que estaba la base Belgrano podía romperse; cosa que sucedió varios años después y la base se fue navegando quien sabe a dónde”, apuntó.
Fontana señaló que “ahí Leal decide adelantar la expedición para ese mismo verano y la expedición por aire de la Fuerza Aérea antes de ir al Polo Sur lo lleva a base Belgrano para comenzar una travesía en la que todo fue muy difícil, los trineos se rompían todo el tiempo, llegaron con muy pocos trineos, e incluso tuvieron que dejar un vehículo Snow Cat en el camino que lo recuperaron al regreso”.
La Patrulla de Asalto al Polo Sur partió de Belgrano el 26 de octubre de 1965 en seis vehículos snowcat con trineos de arrastre, precedida dos días antes por una patrulla de cuatro hombres con trineo tirados por 18 perros que jalonaron la ruta con lanzas de caballería hasta los 83,2° Sur (denominada Patrulla 82).
El objetivo de esta patrulla era explorar y marcar una ruta segura para los vehículos snowcat, evitando que cayeran en grietas de la barrera de hielos traspasando lo que denominaban la Gran Grieta.
Luego de 45 días de marcha, realizando el último tramo sin dormir durante 28 horas, a las 10 de la mañana del 10 de diciembre de 1965 los expedicionarios arribaron al polo sur donde plantaron la bandera de la Argentina.
Luego de media hora se presentó el operador de radar de la Base Amundsen-Scott de los Estados Unidos, ubicada a 3.000 msnm en el polo sur, que los había detectado en el radar; como la expedición fue realizada en secreto y los expedicionarios tenían ropa de color naranja casi rojo, el operador les preguntó quiénes eran y qué hacían allí, pensando que podían ser de la Unión Soviética.
Después de ser agasajados por los estadounidenses, los expedicionarios argentinos regresaron a la Base Belgrano, tras recorrer 2.980 km, llegando el 31 de diciembre.
Fontana contó que “a principios de la década de 1970 Giró Tapper se retira y monta en Ushuaia una de la primeras compañías de turismo antártico, mientras que Leal es nombrado a cargo de la recientemente creada Dirección Nacional del Antártico, cargo que volvería a ocupar en la década de 1990 y desde el que alentaría la cooperación y la integración sudamericana en el territorio antártico”.
“La Operación 90 tiene como un sentido de soberanía muy fuerte que demuestra la capacidad logística para llegar hasta ahí, y también se realizaron mediciones de meteorología y glaciología a lo largo del camino además de estudios médicos de adaptación al frío. De alguna manera fue el broche de oro para la épica de la etapa argentina de la exploración antártica, que había comenzado mucho antes del descubrimiento formal de ese continente cuando nuestro país ya otorgaba permisos a los foqueros que operaban allí”, completó.
Los expedicionarios que alcanzaron el polo sur fueron el coronel Jorge Edgard Leal, el capitán Gustavo Adolfo Giró Tapper, el suboficial principal Ricardo Bautista Ceppi, los sargento ayudante Julio César Ortíz y Alfredo Florencio Pérez, los sargento primero Jorge Raúl Rodríguez, Roberto Humberto Carrión, Adolfo Oscar Moreno y Domingo Zacarías, y el cabo Oscar Ramón Alfonso.