jueves 28, noviembre, 2024, Eduardo Castex, La Pampa

La historia del monumento del río y el desaparecido pampeano (*)

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La escultura «Reconstrucción del retrato de Pablo Míguez», de Claudia Fontes, es un monumento conmovedor en homenaje a las víctimas del terrorismo de Estado y el único ubicado en las aguas del Río de la Plata, adonde fueron arrojadas muchas de personas desaparecidas por la dictadura.





El monumento recuerda a Pablo Míguez, el niño de 14 años secuestrado junto a su familia el 12 de mayo de 1977, que fue torturado y pasó por varios centros clandestinos de detención viviendo lo inimaginable para luego ser arrojado desde un avión.

La historia de Pablo está íntimamente unida a la de una víctima pampeana de la dictadura: Jorge Cappello, nacido el 3 de mayo de 1948 en Jacinto Arauz.

Cappello era pareja de Irma Sayago Márquez, madre de Pablo Míguez. Tuvieron otro hijo, Eduardo, llamado así en memoria del hermano de Jorge. El también pampeano Eduardo Adolfo Cappello fue uno de los 13 masacrados luego de la fuga de presos políticos del penal de Trelew el 22 de agosto de 1972.

Jorge militó en el PRT como su hermano y era comerciante. Fue secuestrado el 12 de mayo de 1977 junto a su pareja Irma y Pablo. Su hijo Eduardo de 4 años se salvó porque había quedado al cuidado de su abuela Soledad Davi.

Ciudad de Buenos Aires. Diciembre 19 de 2018. Visita al Parque de la Memoria, Monumento alas Víctimas del Terrorismo de Estado.-
Foto Juan Manuel Laurens-gv/GCBA.-

Una patota del Ejército los sacó a los tres de su casa de Avellaneda. Se los llevaron al CCD El Vesubio. Pablo vio cómo torturaban y violaban a su mamá. También a él lo torturaron delante de su madre para que ella diera los datos del título de la casa que tenían. Jorge e Irma fueron «trasladados» y desaparecidos. Pablo deambuló por diferentes centros de tortura como Mansión Seré hasta que llegó a la ESMA, su último destino.

Un artículo de Lila Pastoriza, periodista y sobreviviente, rescata la historia del adolescente. Afirma que los represores no sabían qué hacer con él. Un día de varios traslados, se lo llevaron. Pablo «había visto demasiado» en ese derrotero de infierno. Se considera que fue «trasladado» en un vuelo de la muerte.

La escultura flotante del niño que mira al horizonte ubicada en las aguas del Río de la Plata, en el Parque de la Memoria de CABA, recuerda a Pablo y su destino. Y a más de 500 niñas y niños secuestrados durante la dictadura militar.

(*) Por Norberto G. Asquini (periodista e investigador)

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