Caída de los bonos, salto en los dólares paralelos y una brecha cambiaria que vuelve a acercarse al 100%. El panorama financiero para el Gobierno es complejo y, a pesar de la suba en los precios de los productos que exporta Argentina, la acumulación de reservas por parte del Banco Central es lenta. Es que la salida de divisas se acelera por distintas vías. La principal: las importaciones.
Fuentes oficiales anticiparon que en mayo ascendieron a más de u$s 7.600 millones y podría tratarse de la cifra más alta de la historia para un solo mes. Miguel Ángel Pesce espera coordinar acciones con el flamante ministro Daniel Scioli. No descartan nuevas medidas.
Si bien el dato oficial del Intercambio Comercial Argentino lo difundirá el 22 de junio el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos, las alarmas en el gabinete económico ya se encendieron. A pesar de los controles de AFIP, Desarrollo Productivo y BCRA, las importaciones siguen creciendo. En parte, por cuestiones exógenas, como la disparada de los precios de la energía, pero también por variables locales, como la mayor demanda impulsada por el crecimiento económico y la brecha cambiaria que hace más atractivo el negocio de adelantar compras.
El salto en las importaciones sería tan significativo que podría transformar a mayo en el mes con los valores más altos de la historia. Fuentes oficiales anticiparon a Ámbito que estuvieron por encima de los u$s 7.600 millones y superaron la marca más alta, que data de agosto de 2011. Al mismo tiempo, las exportaciones también habrían marcado una fuerte suba que se explica principalmente por la continuidad de los altos precios internacionales.
En el Gobierno entienden que buena parte de la ecuación es lógica: la actividad viene creciendo a un ritmo del 4% y las importaciones energéticas que se están dando a un valor sensiblemente superior al del año pasado suman presión. Pero por otro lado, advierten que opera un componente especulativo y muchas firmas de peso quieren “sobrestockearse” para acceder al tipo de cambio oficial.
La conducta fue señalada públicamente por el empresario Eduardo Constantini: “Hay mucha gente, empresarios que hacen sobrefacturación de importaciones y otros que subfacturan exportaciones y generan dólares blue. Sé que es una mala palabra decirlo, pero es una realidad”, detalló. La declaración pasó llamativamente desapercibida. El tema tuvo más repercusión cuando lo retomó Cristina Kirchner en el acto por los 100 años de YPF: “Parece que se ha convertido en un deporte nacional sacarle los dólares de las reservas al Banco Central”, ironizó la vicepresidenta.
Actualmente rigen una serie de controles para el acceso al mercado único libre de cambios. El Sistema de Capacidad Económica Financiera, cuya evaluación depende de la AFIP; las licencias no automáticas, que pasan por el Ministerio de Desarrollo Productivo; y también hay vigente una normativa del BCRA, que impone para este año un techo de un 5% más que lo importado en 2021 para pagos en efectivo (el excedente debe financiarse a más de 180 días). Aún así la sangría continúa.
El titular de la entidad monetaria se reunió ayer con Martín Guzmán y el flamante ministro Daniel Scioli, con quien apunta a coordinar acciones. El ex embajador en Brasil, mientras desempeñaba ese cargo, ya mostró preocupación por el creciente nivel de importaciones. Según expresaron funcionarios del gabinete económico “no se descartan nuevas medidas”. Aunque con una brecha cambiaria que sigue creciendo la pregunta es cuál será la herramienta que permita desterrar el viejo y conocido axioma: “Hecha la ley, hecha la trampa”.