La secretaria de Cultura, Adriana Maggio, y el intendente Hernán Gaggioli encabezaron el acto de apertura de la muestra “Un éxodo polvoriento”-Vestigios de Mariano Miró-, que se exhibirá en el Museo Histórico Municipal José Georgis, declarado por Resolución N° 130/19 Repositorio Arqueológico Adicional.
Con la presencia de funcionarios municipales, bibliotecarias y numerosos vecinos que se reunieron frente al museo para formar parte de la celebración, se desarrolló un acto muy cálido y emotivo que contó con la participación del grupo de bastoneras, coros y ballets de la localidad norteña.
La muestra cuenta con material arqueológico y vestigios del pueblo Mariano Miró que se descubrió hace más de una década enterrado bajo un campo de soja.
El contenido que se exhibe responde a material recolectado inicialmente por la maestra Alicia Macagno y sus alumnos en el año 2011, e inventariado luego por un equipo de arqueólogos dirigido por Alicia Tapia de la Universidad Nacional de Buenos Aires y el Conicet y la colaboración de profesionales de la Secretaría de Cultura de La Pampa.
Esta exposición tiene como finalidad la exhibición de los materiales, la difusión y preservación de lo recolectado, y por extensión constituirse en el reflejo de los asentamientos de los colonizadores del Norte de La Pampa, el abandono de algunos y el surgimiento de otras poblaciones.
Cuenta también la recuperación de la memoria oral sobre Mariano Miró y su posterior éxodo, sobre tan dramático resultado como habrá sido el tener que buscar otro destino.
UN POCO DE HISTORIA DE MARIANO MIRÓ
El sitio arqueológico Mariano Miró se trata de un caso excepcional para la arqueología. Es un pueblo que estuvo habitado frente a la estación de ferrocarril homónima entre 1901 y 1914. A partir de entonces el pueblo fue desarmado y el espacio que ocupaba fue utilizado para diversas tareas agrícolas.
En el año 2011 el equipo de arqueología fue convocado dado que se observaban en superficie gran cantidad de materiales de diversas materias primas: vidrio, gres, metal, loza y huesos.
A partir de allí se realizaron seis campañas arqueológicas y los resultados de estas investigaciones fueron presentadas en múltiples congresos nacionales e internacionales así como también en publicaciones científicas.
Un censo de 1905 estableció que Miró tenía 495 habitantes, con los servicios típicos de un pueblo rural: herrería, almacén de ramos generales, hotel y peluquería, aparte de los galpones del ferrocarril y chacras.
En el Museo del Ferrocarril en Capital Federal y perdidos en unos estantes había seis mapas de Mariano Miró de 1902 a 1911 que iban reflejando pequeños cambios internos.
El pueblo carecía de parroquia, dependencia municipal o plaza principal, su estructura se centraba en la estación de la que salía una calle ancha y a su alrededor los comercios.
El dueño de todas esas tierras era Santamarina. Y sigue siendo de esa familia terrateniente. El pueblo se creó gracias a que la familia propietaria arrendó las tierras, pero llegado 1911 terminó el contrato y decidieron que ya no querían un poblado allí y que iban a explotar esas hectáreas para uso agrícola, como hasta hoy.
En cuestión de meses, las familias se fueron y crearon dos nuevos pueblos: Hilario Lagos y Alta Italia, a una veintena de kilómetros. Curiosamente, en ninguna de estas dos localidades tenían conocimiento acerca del pueblo del que provienen.