domingo 6, octubre, 2024, Eduardo Castex, La Pampa

La cinefilia de Gastón: El Héroe Inmoral – Análisis de “Dirty Harry” (1971) (*)

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Hay nombres que con solo escucharlos nos recuerdan cosas, y sin dudas el nombre de Clint Eastwood se relaciona inmediatamente con el cine y las películas. El actor, director y productor de más de 90 años ha ido forjando un legado inmenso que se remonta desde la década del sesenta con la famosa “Trilogía del Dólar” dirigida por Sergio Leone «Por un puñado de dólares» (1964), «Por unos dólares más» (1965), «El bueno, el feo y el malo» (1966), una serie de westerns que lo tuvieron de protagonista y le dieron el salto a la fama mundial hasta el día de hoy.





Pero algo muy particular sobre el actor estadounidense es que siempre se dedicó a encarnar personajes comunes y corrientes, dentro y fuera del western, algo que se potenció cuando él mismo empezó a dirigir sus propias películas, pero que también siguió como una constante en otros papeles protagónicos que tuvo.

Uno de los más recordados e importantes papeles fue el del Inspector Harry Callahan en la película de 1971 “Harry el Sucio” (Dirty Harry), dirigida por el famoso Don Siegel, y que tuvo varias secuelas más, siempre con Eastwood a la cabeza.

Clint Eastwood en «Por un puñado de dólares» (1964)

Se puede considerar a “Dirty Harry” una historia de origen superheroica, o mejor dicho heroica, sin el super, porque Harry Callahan no tenía poderes extraordinarios sino todo lo contrario, era el hombre más común del mundo.

El cine norteamericano en la década del setenta no podía darse el lujo de seguir teniendo héroes intachables y de principios sobresalientes, porque el sueño americano empezaba a mostrar su verdadera cara y era una muy sucia, como las tareas que le encargaban a Harry en la película y que eran las peores: salvar gente del suicidio, investigar asesinatos de niños, policías corruptos, o, más tarde, violaciones, entre otras cosas.

Claramente el personaje de Clint es una extensión de sus personajes en el western hasta ese momento, y “Dirty Harry” en sí misma podría considerarse casi una secuela dentro de ese género, cosa que, por ejemplo, la segunda película de la serie, “Magnum Force” (1973), reconoce abiertamente sobre el final cuando el jefe corrupto le dice a Harry que cien años atrás, en la misma ciudad, se regían por la ley del ojo por ojo y la maldad se pagaba con más maldad.

Bueno, eso sucedía en la época de los cowboys, pero en la San Francisco actual (lugar donde Harry Callahan hacia su trabajo), ya no regían las mismas reglas que en el lejano oeste, pero sí la misma violencia.

Un asesino podía aterrorizar a toda una ciudad matando negros, asfixiando niños, asaltando ancianos o disparando a mujeres desde un techo, pero un oficial de la ley no podía ir por ahí a los tiros porque la (cuestionable) justicia lo impedía. Por eso se necesitaba un héroe inmoral, una persona que rompiera los estándares morales de la época ya obsoletos, y se asemejara a la realidad, esa realidad en la que un asesino en San Francisco podía hacer lo que quisiera sin pagar las consecuencias.

Harry va preparándose durante toda la película para su transformación final en ese héroe. Insulta, espía mujeres por la ventana, golpea a personas a punto de suicidarse, dispara a negros, se mete ilegalmente en lugares cerrados y hasta usa las mismas armas que los maleantes, por eso su jefe al ver que se guardaba una navaja en la pierna le dice: “Me da asco que un policía sepa manejar ese arma”.

Pero Callahan no solo que sabía manejarla, sino que efectivamente la usa contra el asesino, y es tal vez el primer momento en la película en donde Harry el Sucio empieza a ser el nombre del héroe, primero de forma inconsciente, y con el correr de los minutos, después de ver que la justicia no funciona, el personaje de Clint lo hace ya de forma consciente, cuando decide no ser más el chico de los mandados e ir a tomar el toro por los cuernos.

Se da un plano especifico en donde el alcalde (representante de la justicia), recibe por teléfono la noticia de que el asesino secuestra un autobús con niños, y la cámara lo muestra en el medio, entre Harry a su izquierda, y el jefe de policía a la derecha, dos formas distintas de impartir justicia, una violenta pero necesaria (la de Harry), y la otra pasiva e intrascendente (la del jefe de policía), decantándose finalmente el alcalde por la incorrecta, haciendo lo que el jefe quería, y logrando que Harry abandone el lugar, dando origen al héroe que la ciudad necesitaba.

Ya consciente de su rol, Harry se hace cargo y espera al asesino arriba de un puente, como si fuera cualquier justiciero contemporáneo, se tira sobre el vehículo y empieza la persecución final, lejos de la ciudad, en un lugar que emula al lejano oeste y en donde las reglas son distintas. Ahora sí un oficial de la ley puede dispararle al malo, pagar mal con mal y salvar el día como sucedía en los westerns.

Después de acabar con el asesino tira su placa de inspector, pero conserva su identificación, porque para ser un héroe no hace falta un título ni un cargo, sino ensuciarse los pies y forjarse un nombre propio: HARRY EL SUCIO.

Disponible en: HBO Max, iTunes, Google Play

Título original: Dirty Harry

Año: 1971

Duración: 102 min.

País: Estados Unidos

Dirección: Don Siegel

Guion: Harry Julian Fink, R.M. Fink, Dean Reisner

Música: Lalo Schifrin

Fotografía: Bruce Surtees

Reparto: Clint Eastwood, Harry Guardino, Reni Santoni, John Vernon, Andrew Robinson, John Larch, Mae Mercer, John Mitchum, Woodrow Parfrey, Josef Sommer

(*) Por Gastón Navarro

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