El campeón olímpico Mo Farah reveló que fue víctima de la trata de personas y que su verdadero nombre es Hussein Abdi Kahin. El atleta contó en un documental de la BBC que llegó ilegalmente al Reino Unido cuando era niño y fue esclavizado como sirviente doméstico. «Lo que realmente me salvó, lo que me hizo diferente, fue que podía correr», dijo.
Farah relató que cuando tenía nueve años una mujer que no conocía le dijo que se iba a ir a vivir con unos parientes y se lo llevaron desde Yibuti, país de África oriental fronterizo con Somalia, de donde el corredor es oriundo. El niño estaba «emocionado» porque «nunca antes había estado en un avión».
En el documental que la BBC realizó junto a Red Bull, Farah narró que su madre y sus dos hermanos viven en la granja de su familia en el estado separatista de Somalilandia y que su padre, Abdi, murió víctima de una bala perdida cuando él tenía cuatro años, en medio de la violencia civil en Somalia.
«Durante años bloqueé lo que realmente pasó», dijo el atleta que ganó medallas de oro en los 5.000 y 10.000 metros en los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y Río de Janeiro 2016.
Su llegada al Reino Unido
Cuando llegó al Reino Unido, recordó Farah, la mujer le recomendó que dijera que se llamaba Mohamed y le mostró los documentos falsificados que tenían el nombre de “Mohamed Farah”.
Una vez que estuvieron en el departamento de la mujer en Hounslow, en el oeste de Londres, le quitó el papel donde tenía los datos de contacto de sus familiares. «Lo rompió y lo tiró a la basura justo frente a mí. En ese momento, supe que estaba en problemas», contó.
Farah era obligado a hacer las tareas del hogar y cuidar a los niños «si quería tener comida en la boca». Aseguró que la mujer le dijo: «Si alguna vez quieres volver a ver a tu familia, no digas nada».
Durante los primeros años la mujer no le permitió ir a la escuela, pero alrededor de los 12 años Farah logró matricularse en el Feltham Community College diciendo que era un refugiado que había llegado de Somalia.
En el documental, la tutora del atleta, Sarah Rennie, dijo a la BBC que el joven llegó a la escuela «despeinado y descuidado», que hablaba muy poco inglés, que era un niño «emocional y culturalmente alienado» y que quienes dijeron ser sus padres nunca participaban de las actividades escolares.
Fue en la clase de educación física donde Farah empezó a cambiar. «El único idioma que parecía entender era el de la educación física y el deporte», dijo su docente de gimnasia, Alan Watkinson.
Farah aseguró que el deporte fue un salvavidas para él, ya que «lo único que podía hacer para escapar era salir y correr».
Con el tiempo le confió a Watkinson su verdadera identidad y su situación. El profesor de educación física llamó a servicios sociales y Farah fue acogido por una familia somalí.
«Aún extrañaba a mi verdadera familia, pero desde ese momento todo mejoró», apuntó el atleta. Y agregó: «Sentí que me quitaron un gran peso de los hombros. Fue entonces cuando apareció Mo, el verdadero Mo».
La nacionalidad británica
A los 14 años, Farah fue invitado a competir en representación de su escuela en una carrera en Letonia, pero no tenía documentos como para poder viajar.
Una vez más fue Watkinson quien lo ayudó y el joven pudo solicitar la ciudadanía británica, la cual le fue otorgada en julio del 2000 con el nombre de Mohamed Farah.
En el documental, el abogado Alan Birddock señaló que la nacionalidad fue técnicamente «obtenida por fraude o tergiversaciones» y, en esa situación, el gobierno británico puede eliminarla.
Sin embargo, Birddock aseguró que es poco probable que eso suceda. «En su caso, usted mismo se vio obligado como un niño muy pequeño a cuidar a otros niños pequeños y a ser un sirviente doméstico. Y luego les dijo a las autoridades pertinentes: ‘Ese no es mi nombre’. Todo eso hace que disminuya el riesgo de que el Ministerio del Interior le quite la nacionalidad», explicó.
Concientizar sobre la trata y la explotación
Farah dijo que quiere contar su historia para desafiar las percepciones públicas sobre el tráfico de personas y la esclavitud.
«No tenía idea de que había tanta gente que estaba pasando exactamente por lo mismo que yo. Simplemente muestra lo afortunado que fui», afirmó.
La BBC se acercó a la mujer que llevó a Farah a Londres para conocer su versión, pero no obtuvo respuesta.