jueves 27, febrero, 2025, Eduardo Castex, La Pampa

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La cinefilia de Gastón: “Licorice Pizza” y el amor en los cines pampeanos (*)

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Licoricepizza Pelicula 15julio2022

Esta semana volvió a los cines pampeanos la gran “Licorice Pizza”, película de Paul Thomas Anderson, director nacido en Los Ángeles y uno de los mejores cineastas contemporáneos.

Aunque no llega a los diez largometrajes, desde su primera película “Hard Eight” (1996), comenzó una filmografía que parece no tener techo, ni a nivel técnico ni a nivel conceptual. El comienzo de su segunda película, “Boogie Nights” (1997), protagonizada por Mark Wahlberg y que dirigió con apenas 26 años, tiene una de las mejores secuencias de la década, y ni siquiera es su mejor trabajo, ya que dos años después llega la que probablemente es su obra mayor, “Magnolia” (1999), una película de historia coral y tamaños bíblicos, no solo por sus tres horas de duración y las varias historias que se entrelazan, sino por las múltiples lecturas que se puede hacer de ella.

Ya con estos tres trabajos se pueden ver constantes que más tarde se acentúan. Como él mismo dijo en una ocasión, ama mirar a sus actores a través de la cámara, por eso las formas de sus películas están cuidadas hasta el mínimo detalle, con un trabajo sonoro espectacular, dedicando minutos enteros, planos y escenas completas a filmar espacios que más tarde se resignifican junto a sus personajes, o que sirven de presentación para el resto de la película. La puesta en escena nunca se deja al azar, y los temas son recurrentes. Personas rotas que necesitan una figura paterna, expiar pecados o simplemente ser queridos y amados. Sobre esto último trata Licorice Pizza.

Ya había abordado el amor en diferentes niveles, tanto en la comedia romántica “Punch-Drunk Love” (2002), uno de los mejores trabajos de Adam Sandler, como también en “Phantom Thread” (2017), un drama amoroso mucho más oscuro y que significó el retiro de la actuación del grandísimo Daniel Day-Lewis, quien anteriormente ya había trabajado con Anderson en la famosa “There Will Be Blood” (2007). Pero en esta ocasión, Licorice Pizza es una película que habla del amor en estado más puro, y lo celebra.

Los griegos tenían una palabra para definir todo, pero como el concepto de amor era (es) tan grande, tenían cuatro palabras distintas para definirlo. Las tres primeras hablaban del amor romántico, el familiar y el físico. La cuarta palabra hablaba de un amor de tipo incondicional, en donde no necesariamente tiene que haber un vínculo físico o familiar, porque lo principal es el sentimiento de estar dándole a la otra persona un lugar para habitar y sentirse querido dentro de él, aunque duela o requiera sacrificios. Es un amor altruista casi imposible de ver hoy en día, pero Paul Thomas Anderson supo darle un rostro, o mejor dicho dos.

Esta es, lisa y llanamente, la historia de un adolescente, Gary Valentine, emprendedor y caradura, que conoce, se enamora y pasa tiempo con Alana Kane, una joven varios años mayor que él,  y que juntos transitan la agitada década de los ’70 en el Valle de San Fernando. Una relación que parece imposible en un principio, pero para el amor nada es imposible.

Alana y Gary no dependían de algo físico, porque recién al final de la película se da un acto definitivo de este tipo, un beso. Mientras tanto era algún choque de piernas, tomarse de las manos o cruzar miradas, no más que eso. En cambio, una de las primeras cosas que Gary le dice a Alana es que ella le daba esperanzas. En un momento dado se abrazan fuera de la cárcel por un sentimiento de preocupación mutuo, no sexual. Gary afirma que ella es la mujer con la que se casaría, o sea con la que aceptaría tomar un tipo de compromiso serio. Alana no estaba segura de lo que iba a hacer con su vida, pero sí estaba segura de que el lugar al que siempre tenía que volver no era su familia, sus amigas o sus antiguos conocidos, era Gary, y allí volvía.

Todo lo demás es secundario para los personajes dentro de la película, pero también para el que está viendo del otro lado de la pantalla. De lo que trabaje cada uno no importa, lo que pase con el petróleo en esa época tampoco, psicópatas corriendo por las calles y políticos con secretos mucho menos. Incluso si Gary y Alana eran amigos, socios de trabajo o pareja, si se llevaban diez años de diferencia o provenían de familias muy distintas, tampoco tiene demasiada relevancia en la historia.

Lo más importante en la película es ver a dos personas encontrando felicidad al sentirse amados, al pertenecer, al descubrir que tenían un lugar al que correr.

TITULO ORIGINAL: Licorice Pizza

AÑO: 2021

DURACIÓN: 133 min.

PAÍS: USA

DIRECCIÓN: Paul Thomas Anderson

GUION: Paul Thomas Anderson

MÚSICA: Jonny Greenwood

FOTOGRAFÍA: Paul Thomas Anderson, Michael Bauman

REPARTO: Alana Haim, Cooper Hoffman, Sean Penn, Bradley Cooper, Tom Waits, Ben Safdie

(*) Por Gastón Navarro

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