jueves 28, noviembre, 2024, Eduardo Castex, La Pampa

Después del shock: el peronismo encendido y el vecino odiador (*)

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El atentado fallido contra la vicepresidenta Cristina Fernández fue un ataque directo a la democracia. El país entero quedó shockeado por un hecho inédito, pero que marca los nuevos tiempos de la política en los que impera un clima de odio. Las repercusiones en La Pampa dejaron la foto de un peronismo activo y una grieta política imposible de sortear.





El odio palpable y concreto

Cuando la polarización se tensa, se dispara lo peor de la política. Cuando se pone en duda la democracia, aflora lo mejor. Las dos cosas se observaron por estos días. Todas las fuerzas políticas repudiaron el ataque sufrido por CFK y manifestaron su solidaridad. Por supuesto, la movilización fue peronista, sin invitación a la oposición o sin intención por parte de la oposición de participar. La grieta continuará sin cambios en la Argentina.

El contexto de odio que hizo posible que alguien tomara un arma para intentar matar a la vicepresidenta, un hecho de una gravedad sin precedentes desde la restauración de la democracia, como indica el periodista Marcelo Falak, es palpable y concreto. Apenas conocida la noticia, jueves a la noche, se pudo observar en los comentarios de las redes sociales de los principales portales digitales de la provincia una catarata de mensajes en ese sentido. En muchos grupos de whatsapp ocurría lo mismo. Los más leves iban desde que fue preparado o estaba armado, a que la pistola era de juguete. Pero estaban quienes directamente pedían la muerte de CFK. Uno podía ingresar a sus perfiles y observar que, más allá de los trolls de siempre, eran vecinas y vecinos que nos cruzamos todos los días. Las redes, por supuesto, no son toda la realidad, pero dan cuenta de un estado de situación.

Una publicación de la revista Anfibia dio cuenta como los políticos y, entre ellos, las mujeres, son objeto de una violencia desnuda cada vez más legitimada en la esfera pública. Los discursos de odio laten en el tejido social argentino. Operaciones como la memificación sin fin, la distorsión, la banalización y la negación de las violencias históricas y contemporáneas favorecen su reproducción en redes sociales.

El caldo de cultivo se da en las grandes ciudades, en sectores enardecidos por las consignas que promueven el odio. En su momento, en nuestra política provincial, tan artesanal y de pequeña escala, vimos como un joven dejaba una amenaza de bomba en Casa de Gobierno. Se tomó a risa el hecho. Pero aunque la distancia es descomunal, la raíz es la misma.

El «Ah, pero…» que es deporte nacional dirá entonces que también del otro lado de la grieta hubo, y hay, expresiones violentas por parte del kirchnerismo. Sin embargo, ciertos mensajes desde el antiperonismo, como pedir la pena de muerte de CFK, son difíciles de comparar en volumen e intensidad.

Peronismo encendido

El acto demente de atentar contra la vicepresidenta movilizó un amplio repudio, y encendió aún más al peronismo. Si la avanza judicial contra CFK había disparado al kirchnerismo en su defensa, el atentado fallido movilizó la fibra más íntima del justicialismo. En momentos, como dijimos en otra columna, que el gobierno nacional tiene sus niveles más bajos de aprobación, con un presidente debilitado y un ajuste en marcha, el peronismo encontró algo de mística para afrontar 2023. Un escenario muy distinto al que se encontraba hace apenas dos semanas.

Un dirigente piquense disparó una frase al autor durante una charla: «La oposición pateó el hormiguero peronista y puso en marcha el PJ». Más allá de la identificación o simpatía que se tenga con CFK, el justicialismo se unió por una causa que consideran propia.

En La Pampa ocurrió lo mismo. El repudio al atentado fue unánime. Algunos lo expresaron enfáticamente, otros con más moderación pero igualmente consternados. El acto en la plaza San Martín de Santa Rosa mostró a todas las líneas presentes y a los sectores movilizados. Cohesión, es la palabra que usó un jefe comunal para analizar el encuentro. Mientras esperan definiciones electorales, que se demoran, pero que frente a todo lo que está ocurriendo en estos vertiginosos días parecen innecesarias, las y los intendentes (fueron varios, no todos) se juntaron y se mostraron contentos por la fiesta de la democracia. Toda una señal del clima político que vive el peronismo pampeano.

También estuvieron ex gobernadores (al menos los que viven en Santa Rosa) y dirigentes de distintos espacios. Otra concentración se dio frente a la Municipalidad de General Pico. Fue una fiesta de la democracia, aunque haya tenido solo un matiz. La oposición no estuvo, y es cierto que este acto debería haber sido de todas y todos los que defienden la democracia. Pero, ¿están dadas las condiciones? No, tampoco seamos ingenuos. La UCR, una fuerza que tienen a la democracia y los valores institucionales como bandera permanente, prefirió rechazar la invitación. La grieta está en carne viva y no hay forma de cerrarla.

Hacia adelante (¿cuánto tiempo es hacia adelante en Argentina? Tal vez horas) hay interrogantes abiertos que empezarán a tener respuesta a medida que pasen las horas y se enfríe la situación. ¿Cuánto durará esta primavera militante? ¿Cambiará la imagen que se tiene de CFK luego del atentado fallido? ¿Cómo repercutirá esto de cara a 2023? Preguntas que muchos ya se están haciendo.

(*) Por Norberto G. Asquini (periodista e investigador)

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