No hay todavía fecha para las próximas elecciones (aunque todos descuentan el desdoblamiento) y la situación nacional lleva a desacelerar algunas decisiones en la política pampeana, pero eso no significa que no se vaya pensando en los tiempos electorales. Es lo que está pasando en Juntos por el Cambio. Las usinas de los posibles candidatos a la gobernación piensan sus estrategias y las combinaciones de boletas para ser los elegidos para competirle al peronismo, pero cualquier cálculo que se haga indica que todo terminará en una interna.
Hubo quienes que se apuraron a asomar para encabezar la boleta en 2023 como el senador Daniel Kroneberger y Juan Carlos Marino de la UCR, pero después levantaron el pie del acelerador. Observaron que la gente ve mal en estos momentos críticos que se piense en lo electoral. También hay otros que ya fueron anunciados, como Martin Maquieyra del PRO, y a diferencia de los anteriores, no le hace mella a su figura estar de campaña permanente. Y otros que esperan en las sombras, pero van dejando señales de que los tienen que tener en cuenta, como el diputado Martín Berhongaray.
Hay expectativas, y hay una realidad. Las elecciones de 2021 para la oposición al PJ en La Pampa fueron disruptivas en varios sentidos: mostró que se podía competirle al oficialismo (y ganar aunque sea una legislativa) y que el camino para eso es la unidad. Ya no hay marcha atrás para JxC, hasta para los sectores más hostiles al frente. Pero fueron disruptivas sobre todo porque hubo listas combinadas (UCR + PRO).
Hay varios postulantes lanzados, pero también se piensa en las charlas de dirigentes en las posibles combinaciones para fortalecer las chances en la provincia y que surgen de acuerdos previos entre los sectores. De un lado, está el de Kroneberger y Maquieyra, y de Kroneberger con Francisco Torroba (aunque haya tambaleado en 2021); del otro el de Marino y los Celestes (Poli Altolaguirre y Berhongaray).
Para los primeros, la combinación ideal sería Kroneberger a gobernador, Torroba como intendente de Santa Rosa y Maquieyra en General Pico. En la otra, Marino a gobernador, Berhongaray en Santa Rosa y Maquieyra en General Pico.
En las demás localidades “grandes” se descuenta a Abel Sabarots en General Acha y Toay es una complicación.
Algunas usinas del lado de Kroneberger insinuaron por lo bajo que para cerrar la combinación que ellos pretenden se buscaría un acuerdo nacional entre la cúpula de la UCR y el PRO para imponerla en la provincia.
Peeeero, está la realidad. O al menos las limitaciones. En La Pampa sería difícil bajar un acuerdo nacional. Sus dirigentes gozan de autonomía. Por otra, ante tantos candidatos lanzados y la falta de liderazgos fuertes, los consensos son difíciles. Que todavía no hayan empezado los diálogos previos también condiciona los entendimientos. Y además, si hay un acuerdo entre un sector radical y el PRO, ¿por qué los otros no presentarían interna si quedan fueran de ese esquema?
Y también están las pretensiones que rompen ese cuadro idílico de los consensos: Maquieyra y el PRO tienen como objetivo una lista propia con el diputado como postulante a gobernador y con candidatos locales; Berhongaray, indican fuentes del entorno celeste, estaría convencido esta vez de dejar su perfil legislativo para ser candidato a gobernador, pero no a intendente de Santa Rosa.
En todo armado de posibles listas, también hay que tener en cuenta a todos los sectores, como la juventud radical o las mujeres radicales, y los partidos aliados.
En este escenario, la interna sería inevitable. Y hasta deseable frente a tantos candidatos y sectores que presionan por su lugar dentro de JxC. Para un dirigente celeste consultado, la interna es beneficiosa porque sirve para movilizar como sucedió en 2021, para un intendente sería una manera de ordenar todo el frente.
Y frente a las expectativas de un frente que le compita con posibilidades al peronismo también hay una realidad que condiciona y que deben tener en cuenta. El gobernador Sergio Ziliotto tiene buena imagen en las encuestas y a pesar de la situación del país, hace gestión y se ve en los pueblos; Carlos Verna tiene que reaparecer en General Pico; si se desdobla la elección provincial, el escenario nacional no va a pesar tanto; y hay que ver si para 2023 (como predicen algunos) la situación económica del país comienza a mejorar.
Los dirigentes de Juntos por el Cambio por ahora piensa puertas adentro cuando largar. Con el calendario electoral comenzarán a tomarse definiciones y aparecerán los candidatos. Por ahora, los pronósticos indican que hay demasiadas combinaciones y jugadores para que se llegue con un acuerdo cerrado a 2023.
(*) Por Norberto G. Asquini (periodista e investigador)