El acuerdo entre la farmacéutica china Cansino Biologics y Laboratorios Richmond puede «convertir a la Argentina en un centro que abastezca toda la región» con distintas vacunas que comenzarán a producirse a partir de 2023 en una nueva planta de biotecnología que se inaugurará en los próximos meses en la localidad bonaerense de Pilar, con una inversión de US$ 85 millones.
Así lo indicó a Télam la gerenta de Alianzas de Negocios de América Latina en Cansino, Mariana Durán, quien destacó que «la expectativa del acuerdo es generar una alianza entre las empresas para localizar vacunas de alta tecnología que sean efectivas y asequibles y así convertir a la Argentina en un centro que abastezca a toda la región».
«Nuestra expectativa es ampliar la oferta de productos que brindamos a los pacientes», señaló por su parte a esta agencia el director ejecutivo de Richmond, Juan Manuel Artola.
Explicó que «después de la pandemia, el mundo empezó a demandar más vacunas«, y consideró que «el acuerdo de transferencia tecnológica que firmamos con CanSino Biologics nos abre un camino en este escenario».
«En un principio comenzaremos con la vacuna contra la Covid y luego incorporaremos otras que emplean adenovirus, proteínas recombinantes, ARNm, y conjugadas», precisó Artola.
La ejecutiva de Cansino, por su lado, remarcó que el convenio está «en una etapa preliminar», aunque afirmó que se irá «avanzando, de manera progresiva, inicialmente con la distribución y luego con el proceso de transferencia de tecnología para el llenado y acabado de la vacuna Convidecia para la Covid-19».
«Más adelante, en el futuro, trabajaremos en el proceso de producción de ciertas vacunas seleccionadas que se producirán en el país para luego ser exportadas a los países vecinos», añadió Durán.
Nueva planta
En tanto que Artola indicó que «en una primera etapa se iniciará la transferencia de tecnología de la vacuna contra la Covid-19, Convidecia, para la elaboración del ciclo completo en 2023 en la nueva planta de Pilar».
«Hasta tanto, tendremos un convenio de soporte para realizar el proceso de elaboración del producto terminado y cumplir con las necesidades del mercado», señaló el CEO de Richmond, quien subrayó que «la producción se realizará en la planta de biotecnología de Pilar, que será inaugurada en los próximos meses».
Al respecto, indicó que «se trata de una planta de última generación con amplia capacidad productiva por lo cual podremos responder a la demanda que surja», y añadió que esto va a requerir «inversiones enfocadas en investigación, desarrollo y recursos humanos».
Además, destacó que «este convenio potenciará el desarrollo de conocimiento científico argentino y creará 120 puestos de trabajo directos».
Artola señaló que «en primera instancia, se priorizará el abastecimiento del mercado local y luego avanzaremos a la región».
«Una vez que obtengamos la autorización para producir en Argentina, comenzaremos con el proceso de autorización en Latinoamérica. Esto dependerá del tiempo de cada una de las autoridades regulatorias en cada país y la necesidad de los gobiernos o mercados para adquirir la vacuna», puntualizó el ejecutivo.
Primera vacuna
La primera vacuna que se producirá en la nueva planta, Convidecia, fue aprobada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y su eficacia fue evaluada en estudios realizados en distintos países, entre los cuales se encuentra Argentina, así como que los resultados del estudio principal fueron publicados en la revista especializada The Lancet.
En diciembre del año pasado, Richmond colocó la piedra fundacional de la nueva planta, a partir del Proyecto VIDA, que le permitirá a la farmacéutica producir hasta 200 millones de vacunas por año contra la Covid-19.
Previo a esto, en julio, la compañía que preside Marcelo Figueiras, lanzó al mercado el Fideicomiso Financiero Proyecto VIDA (Proyecto de Inmunización para el Desarrollo Argentino), luego de la aprobación obtenida por parte de la Comisión Nacional de Valores (CNV), a través del cual recaudó US$ 85 millones para financiar la construcción de la planta de biotecnología de última generación, que posibilitará la producción integral de vacunas para combatir la Covid-19 y otro tipo de terapias biotecnológicas.
El fideicomiso financiero fue el primero calificado como Bono Sostenible (proyecto con impacto ambiental y social positivo), con una vida de 20 años en los cuales los inversores serán socios de Richmond en la producción, comercialización y exportación de las vacunas, con la finalidad de que todo el país pueda acceder a nuevos tratamientos en el mediano plazo.