viernes 11, abril, 2025, Eduardo Castex, La Pampa

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La historia del castense que hace barcos en el Complejo Industrial y Naval Argentino

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Ramisraul barco tandanor 1noviembre2022

El castense Raúl Ramis estudió en la Escuela Técnica de General Pico y egresó con la promoción del año 1975. Sin embargo, por interés y por curiosidad se fue a estudiar a Buenos Aires la carrera de Ingeniería Naval.

Su camino no fue fácil. «Es el logro de una lucha despareja, cuando iba a la Facultad y escuchaba a hablar de los barcos, yo no era como mis compañeros que vivían continuamente en el agua navegado. Cada cosa a mí me costó más por venir de la llanura y no tener agua», contó en una charla telefónica. Esto claramente sorprendía al resto de sus pares. «Yo respondo, porque queremos recuperar el agua que nos sacaron los mendocinos», bromea en la entrevista que mantuvo con un cronista de La Arena. 

Pese al desafío de nacer en un lugar sin salida al mar, su camino lo llevó a estar al frente del mayor taller de reparaciones navales de Latinoamérica y el tercero en importancia en el mundo. «Yo siento agradecimiento y orgullo realmente, porque lo fui haciendo con placer. Yo soy pampeano y siempre digo: dennos la oportunidad de mostrar lo que somos, que somos gente tranquila, de bien y trabajamos. No conocimos otra cosa que el sacrificio y el trabajo», añadió.

TRAYECTORIA

Tandanor y el Astillero Almirante Storni forman el Complejo Industrial Naval Argentino (Cinar), ubicado en CABA. Cuando se recibió, ingresó en lo que era la fábrica de submarinos Domecq García. «Estuve ahí hasta el año 1991, que se cierra por decisión política y se va la gente. A los dos meses, me llamaron un grupo de 15 personas para ver qué se podía hacer con el astillero e hicimos un par de trabajos. Se armó una cooperativa y reparamos el submarino ARA Salta», recordó.

Eso lo hizo entre el año 1993 y 1995, que culminaron con los trabajos. Al año siguiente, fue convocado por Tandanor y empieza a desempeñarse en distintas funciones. «Fui trece años gerente de producción», señaló.

En el 2013, desde Tandanor le pidieron que se hiciera cargo de uno los proyectos más importantes de su vida: reparar el rompehielos Almirante Irízar, que en la campaña 2006/07 se incendió a 150 millas de Puerto Madryn. «Fue un ícono en la reparación naval», destacó.

La administración de Cristina Fernández resolvió que se reconstruyera en el país y fue Ramis quien encabezó el equipo a cargo.

Los trabajos culminaron en 2016 y las pruebas en agua se realizaron en 2017. «Ese año Castex, que es mi ciudad, mi pueblo que amo, me nombra ciudadano ilustre por ser director de proyecto, cosa que me llena de orgullo», afirmó.

Esta iniciativa de reparar el rompehielos, para Raúl, «fue una política de Estado. Pasaron distintos gobiernos y se mantuvo la idea de terminarlo, porque todos sabemos la prioridad que tiene el continente antártico. Va más allá de las diferencias políticas, es una política que tenemos como país de defenderlo y mantenerlo, porque si no perdemos soberanía».

UN NUEVO DESAFÍO 

Si bien en 2017 se sentía «a pleno», la vida le iba a presentar otros desafíos. El primero fue resistir el embate neoliberal de la gestión Cambiemos. «Del 2017 al 2019, que cambiaron las autoridades, fue bastante difícil porque fue una gestión que prácticamente buscaba no darle crecimiento al astillero y posiblemente iban camino a cerrarlo». «Se aguantó y en 2019 se va esta gente y asumen las nuevas autoridades», sostuvo.

Con el cambio de rumbo impulsado por el presidente Alberto Fernández, Raúl recibió el ofrecimiento de ser director de Ingeniería y Construcciones en el astillero Storni, «que es único a nivel Latinoamérica. Acepté, me gustaba el desafío porque reactivar eso era importantísimo».

De esta manera, tuvo a su cargo la tarea de poner en funcionamiento pleno «una unidad que estaba parada».

Actualmente están fabricando 12 remolcadores para la Armada, en convenio para construir un barco pesquero y también elaboran 18 kilómetros de puentes para el Sarmiento, con el objetivo de «mejorar la logística, reducir el tiempo de cruce y aumentar la frecuencia de los trenes».

También están haciendo tareas de mantenimiento al Meko 140 (seis corbetas multipropósito), «que hace años estaban varadas y no tenían innovación». Esto, asegura, es gracias al Fondo Nacional de Defensa (Fondef) que se creó a través de una ley que impulsó en su momento Agustín Rossi, quien luego fue ministro de Defensa.

«Estamos trabajando mucho, y contento porque tenemos más proyectos y pedidos de construcción. Es un orgullo que uno siente, que estamos dejando que esto que siga en camino y no dejarlo caer», continuó.

EN TODOS LOS ÁMBITOS  

No hay ámbito naval en el que Raúl no participe. En la actualidad, forma parte de la mesa directiva del Consejo Profesional de Ingeniería Naval, es consejero departamental en la Facultad de la UTN y secretario de la Cámara de la Industria Naval Argentina (CINA).

También es director PPP, en representación del capital accionario de los y las trabajadoras.

“El astillero es una empresa con capital mayoritaria del Estado, donde el 90% de las acciones son del Ministerio de Defensa y el 10% de los empleados. Hay un director por la PPP y soy yo por elección interna. La gente me eligió y confió en mí, por mi antigüedad y mi prestigio dentro de la industria», reconoció.

Raúl aclaró que no es «un director político», sino que es «un director técnico» que fue parte del proceso de recuperación de este sector industrial. «Era la idea, porque para nosotros iba a desaparecer. Esta gestión confió en mí y en mi equipo de trabajo, y empezamos a recuperarnos. En la gestión anterior se habían despedido prácticamente a 20 ingenieros, hubo un vaciamiento intelectual en la empresa, y costó mucho incorporar gente formada. Pero se logró y hoy en día ves capacidad de trabajo».

Esto se lo plantearon a los senadores que recientemente visitaron el taller. «Le dijimos que tienen que defender» una política que apunta «al desarrollo de la industria nacional, con proveedores nacionales y sustitución de importaciones».

UNA PASIÓN INEXPLICABLE

Los motivos por los cuales «El Pato», como lo conocen en Castex, tomó la decisión de estudiar Ingeniería Naval son un misterio. «Creo que fue la novedad, terminé de estudiar en Pico e hice el primer año en la UTN, que dependía de Bahía Blanca», explicó.

Sin embargo, sentía que algo faltaba y pidió un informe con todas las carreras de la UTN de Buenos Aires. «Leo Ingeniería Naval y me llamó la atención. Me empecé a interiorizar en lo que era y dije ‘esto me encanta a mí'», contó.

Cuando pidió el pase, se enteró que era la carrera que más materias tenía. «Pero bueno, era el desafío y la carrera realmente es muy completa», destacó y resaltó que luego de estudiar siempre pudo encontrar trabajo en la industria.

Ya con un largo camino recorrido, aún se entusiasma cuando «te llama gente joven para seguir peleando. Yo inculco el tema de proveedores nacionales, porque el Ministerio de la Producción facilita créditos, pero por ahí no se conocen las herramientas».

Como deuda pendiente, consideró que es necesario que el Estado nacional avance con la creación de una flota con bandera argentina. «Perdemos por fletes 7.000 millones de dólares al año», advirtió.

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