8 de Noviembre de 1847 – Fallece María Remedios Del Valle Rosas, en la Ciudad de Buenos Aires. Aunque a decir verdad esta no es la fecha exacta de su muerte, pues lo último que se supo de ella, es que en la lista de pensiones figura que el día 28 de Octubre de 1847 aparece su último recibo de cobro y en la lista del 8 de Noviembre de 1847, una nota indica que: “el mayor de caballería Dña. Remedios Rosas falleció”.
Había nacido entre los años 1776 y 1777 en Buenos Aires, entonces capital del Virreinato del Río de la Plata, parda según el sistema de castas,
Durante la Segunda invasión inglesa al Río de la Plata, María Remedios del Valle auxilió al Tercio de Andaluces, uno de los cuerpos milicianos que defendieron con éxito la ciudad.
Al producirse la revolución del 25 de Mayo de 1810 y organizarse la primera expedición auxiliadora al Alto Perú, conformando lo que luego se denominaría Ejército del Norte, el 6 de julio de 1810 Del Valle se incorporó a la marcha de la 6° Compañía de artillería volante del Regimiento de Artillería de la Patria al mando del capitán Bernardo Joaquín de Anzoátegui, acompañando a su marido y sus dos hijos (uno adoptivo), quienes no sobrevivirían a la campaña.
María Remedios del Valle continuó sirviendo como auxiliar durante el exitoso avance sobre el Alto Perú, en la derrota de Huaqui y en la retirada que siguió. En vísperas de la batalla de Tucumán se presentó ante el general Manuel Belgrano para solicitarle que le permitiera atender a los heridos en las primeras líneas de combate. Belgrano, reacio por razones de disciplina a la presencia de mujeres entre sus tropas, le negó el permiso, pero al iniciarse la lucha Del Valle llegó al frente alentando y asistiendo a los soldados quienes comenzaron a llamarla la “Madre de la Patria”. Tras la decisiva victoria, Belgrano la nombró “capitana” de su ejército.
Fue una de las llamadas “Niñas de Ayohuma”, Batalla en la que asistió a los heridos, combatió, fue herida de bala y tomada prisionera. Desde el campo de prisioneros ayudó a huir a varios oficiales patriotas. Como medida ejemplificadora, fue sometida a nueve días de azotes públicos que le dejarían cicatrices de por vida. Pudo escapar y reintegrarse al ejército argentino donde continuó siguiendo a las fuerzas de Martín Miguel de Güemes y Juan Antonio Álvarez de Arenales, empuñando las armas y ayudando a los heridos en los hospitales de campaña.
Finalizada la guerra y ya anciana, del Valle regresó a la ciudad de Buenos Aires, donde se encontró reducida a la mendicidad, luchando nuevamente contra la burocracia gubernamental argentina, para obtener una pensión y poder terminar su vida en forma digna. Tras arduo debate el gobierno accedió a otorgarle la pensión por ella solicitada.
El 16 de Abril de 1835 fue destinada por decreto de Juan Manuel de Rosas (que el 7 de Marzo de 1835 había asumido su segundo mandato como gobernador de Buenos Aires) a la plana mayor activa con su jerarquía de Sargento Mayor. Le aumentó su pensión de 30 pesos en más del 600%. Por esto en la lista de pensiones, María Remedios del Valle figura con el nombre de Remedios Rosas (quizá por gratitud hacia el gobernador que la sacó de la miseria).