«Este tipo de acciones forman parte de los procesos de memoria, contribuyen al compromiso social democrático, fomentan los debates sobre la representación del pasado y permiten abordad de manera pertinente problemas del presente», dijo el vicegobernador Mariano Fernández. Hoy se entregó a trabajadores cesanteados durante la última dictadura militar, los legajos personales con la constancia de los motivos reales que determinaron la interrupción del desempeño laboral tras el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
Es así que Santiago Badillo, taquígrafo; Mario Macagno, comisario de cámara; Dora Lastre, mayordomía; Oscar Gatica, administrativo; Abelino Gonzáles, chofer; y Pedro Martín, secretario del bloque justicialista; fueron alcanzados por la resolución 133/23 que resolvió reparar sus legajos personales, a partir del decreto 407/22 del Poder Ejecutivo provincial que reconoce que las autoridades de facto prescindieron arbitrariamente de agentes públicos, motivo por el que corresponde reparar sus legajos respectivos.
El presidente de la Legislatura recordó el artículo 63.1 de la Convención Americana de DDHH que indica que «toda violación de una obligación internacional que haya producido daño comporta el deber de repararlo adecuadamente» y, al encuadrar el acto desarrollado en su despacho en ese postulado, dijo que «las medidas de reparación buscan reconocer a las víctimas, reparar los daños específicos que han sufrido y afirmar su condición como titulares de derechos».
Mariano Fernández dijo que el del 24 de marzo del 76 «fue el golpe cívico militar más cruel que vivió el pueblo argentino», que «decenas de ciudadanos fueron secuestraos, torturados y encarcelados ilegalmente» y que «también hubo persecución política, gremial e ideológica que en nuestra provincia cesanteó a 531 trabajadores».
«Cortémosla con la grieta»
La vicepresidenta primera de la Cámara, Alicia Mayoral dijo que los cesanteados «son memoria y dolor» y manifestó que «los disensos son bienvenidos, pero cortémosla con la grieta, porque es imprescindible que lo que ocurrió no vuelva a pasar nunca más».
Por su parte el presidente del bloque FREJUPA, el diputado Julio Gonzáles, habló de lo «oportuno que resulta que, a 40 años de la recuperación democrática, todo viso de falta de reconocimiento sea subsanado para seguir cerrando heridas».
El titular del bloque Propuesta Federal, diputado Martín Ardohain, dijo que en estos temas «no tiene que haber diferencias políticas», que «el reconocimiento tardó en llegar, pero llegó» y manifestó que «necesitamos una provincia de La Pampa Unida».
Fue Francisco Torroba, desde su condición de presidente del bloque de UCR quien advirtió de la «preocupación» que le genera que «los disensos se hayan convertido en discordias», dijo que «la Argentina tiene que administrar las disidencias» y que «se hace necesario trabajar por la unidad» ya que «la democracia corre peligro porque hoy con ella no se come, ni se educa, ni se cura».
«Vivimos un momento límite»
Antes de recibir su legajo, Badillo valoró la iniciativa del gobierno provincial al reparar los legajos y de la Legislatura de hacerles entrega de los mismos. Recordó «a los compañeros que quedaron en el camino, especialmente a Oscar Gallego y Pedro Bergonzi» y llamó a los políticos a que «miren hacia abajo y tengan en cuenta la condición de los más necesitados», remarcando que «no se deben transitar caminos de violencia, cuando estamos viviendo un momento límite».
Gatica dijo que fue tremendo lo que «hicieron en La Pampa que, con 170 mil habitantes, tuvo 531 cesanteados», que quienes dieron el golpe «vinieron a terminar con el movimiento obrero» y recordó las bombas que le colocaron al diario La Arena, «a ATE y a la casa de Cristina Ércoli». Pero también destacó que La Pampa fue un ejemplo, que en 1981 cuando «se armó la multipartidaria, ésta tomó el reclamo de los prescindidos» y que «cuando Marín asumió como gobernador elegido por el pueblo, lo primero que hizo fue un decreto para reincorporar a los prescindidos, siendo la única provincia que lo hizo».
Finalmente los funcionarios le entregaron los legajos reparados a Badillo, Lastre y Gatica, mientras que sus hijas Analia y Ana Lis, lo recibieron en nombre de Macagno y el hijo de Gonzáles lo hizo en su nombre.