Doce millones de niñas cada año se ven obligadas a casarse, según un informe del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que estima que cuestiones como la pandemia de Covid-19, los conflictos armados y el cambio climático provocaron una «batalla cuesta arriba» para terminar con esta práctica. Actualmente, hay unas 640 millones de niñas y mujeres en el mundo que se vieron obligadas a contraer matrimonio en la infancia.
A pesar de un leve descenso en las últimas décadas, una multiplicidad de factores como conflictos armados, el cambio climático, la pobreza extrema y el coletazo de la pandemia generó que ciertos logros conseguidos se vean amenazados, según un nuevo análisis publicado hoy por la agencia de la ONU.
«En la última década, el mundo está sumergido en una crisis tras otra, que destrozan los sueños y las esperanzas de infancias vulnerables, especialmente de niñas que deberían ser estudiantes, no esposas», dijo la directora ejecutiva de Unicef, Catherine Russell, citada en el comunicado de la organización.
«Las crisis económicas y sanitaria, la escalada de conflictos armados y los devastadores efectos del cambio climático forzaron a las familias a escudarse en un falso sentido de refugio en el matrimonio infantil. Necesitamos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para asegurarnos de que se cumplan sus derechos a la educación y a vidas empoderadas», agregó.
La desaceleración en la erradicación de esta práctica se hace especialmente pronunciada en el África subsahariana, hasta el punto de que necesitará más de 200 años para acabar con el matrimonio infantil, mientras que América Latina y el Caribe se está quedando atrás y va camino de tener el segundo nivel regional más alto de matrimonio infantil en 2030.
Tras períodos de progreso constante, Oriente Medio y Norte de África, y Europa del Este y Asia Central también se estancaron, según el informe.
En el lado contrario se sitúa el Asia Meridional, que pese a concentrar el 45% de las niñas casadas, también encabeza la reducción de la práctica y puede llegar a cero en unos 55 años.
India, en tanto, concentra un tercio del total mundial, a pesar de tener un registro de progreso significativo en las últimas décadas.
Quienes sufren el matrimonio infantil padecen consecuencias inmediatas y de por vida, ya que corren más riesgo de abandonar la escuela y quedar embarazadas de manera prematura, lo que a su vez puede aislar a las niñas de familias y comunidades, y aumenta la probabilidad de sufrir complicaciones psicológicas y físicas.