Aunque la consigna era mostrar oficialmente el material de «ADN», la reciente trilogía con la que rinde cuentas con los artistas que la influenciaron, y repasar 35 años de una historia marcada por grandes éxitos que forman parte de la cultura popular, Los Auténticos Decadentes puso anoche en escena su filosofía como banda en su debut absoluto en el Movistar Arena, del barrio porteño de Villa Crespo.
El exacerbado clima de jolgorio, su desfachatez en los abordajes musicales, su descontracturada postura escénica, su capacidad para moverse por distintos estilos y mantener su identidad, y su prolífica capacidad para hilvanar un hit detrás de otro fueron algunas de las características que, casi como una radiografía del grupo, quedaron expuestas en las poco más de horas que duró el concierto.
Todo esto, por supuesto que no dejó resquicios para el descanso y propuso, como de costumbre, un continuado musical que provocó la sensación de estar en un gran carnaval carioca sin fin.
Bajo esta propuesta, Los Auténticos Decadentes reunió bajo su paraguas de marca registrada, a nombres tan dispares como Sandro, Sumo, Virus, Los Abuelos de la Nada, Los Tigres del Norte o Diego Verdaguer, y los hizo convivir sonoramente con su propia historia.
Entonces, casi como se tratara de una obra escrita por un mismo autor, «Los viejos vinagres», «Una luna de miel en la mano», «La ladrona» o «Costumbres argentinas», por citar apenas algunas, se entremezclaron con «Vení Raquel», «Los piratas», «Loco (tu forma de ser)» o «La marca de la gorra», entre otras.
No faltaron algunos invitados de lujo, como Andrés Calamaro, quien se llevó la ovación mayor; Fernando Ruíz Díaz y Bandalos Chinos; como así tampoco figuras que aparecieron a través de las pantallas como Miranda!, Los Palmeras, Mon Laferte o Natalia Lafourcade.
Pero la realidad es que, si bien el clima festivo que produce la sucesión de hits y el desparpajo del grupo se llevan los focos, Los Auténticos Decadentes ha logrado sacar chapa a través de los años de ser una gran banda y eso también quedó bien en claro anoche.
Así como la crítica futbolera coincidió en definir como «la desorganización organizada» y bautizar como «La Naranja Mecánica» a la selección holandesa que asombró con su juego en el Mundial Alemania ´74, Los Decadentes podría ser caracterizada de la misma manera.
Es que detrás de lo que parece ser una gran murga que se deja llevar por el calor del carnaval, la banda es una máquina musical perfecta que se adecúa a su propuesta. Y además, sus integrantes se reparten el protagonismo a la hora de ponerle voz a los hits, como aquel legendario equipo de fútbol en el que todos ocupaban todas las posiciones en el campo de juego.
Como se dijo antes, la excusa de la convocatoria era presentar la trilogía «ADN» y celebrar 35 años de historia, por lo que la poco más de treintena de temas que conformaron el repertorio fue y vino todo el tiempo entre los éxitos propios y las versiones de canciones que, como indica su nombre, forman parte de la esencia musical del grupo.
El inicio con «Somos»; la seguidilla con «Cómo me voy a olvidar», «Pendeviejo» y «Los piratas»; y una primera tanda de covers con «Los viejos vinagres» y «Una luna de miel en la mano» junto a Bandalos Chinos, fue solo una muestra desde el principio de los carriles por los que transitaría el show.
Del mismo modo, así como el primer tramo tuvo a Cucho Parisi como protagonista, la continuidad con «Corazón», «Amor» y «Golpes en el corazón» puso en primer plano a Jorge Serrano; y «La prima lejana», «Besándote» y «El gran señor» dio estelaridad a Diego Demarco. También llegaría a su turno el momento de lucimiento de Mosca Lorenzo o los pasajes instrumentales que dirigieron las miradas hacia Pablo Rodríguez, Nito Montecchia o «El Francés» Bernardou.
La ductilidad del grupo para transitar distintos géneros destacó en los contrastes que presentó el bloque de canciones conformado por «La vida sigue igual» de Sandro; el convite dance de «Bailando», con Miranda! desde las pantallas en un deja vu visual que recordó al video de «Groove is in the Heart» de Dee Lite; y los aires de cumbia de «Jurabas tú» de Los del Fuego, con Los Palmeras también presentes a través de una filmación.
Y sin embargo, cada una de esas canciones bien podrían haber sido originales de Los Decadentes a juzgar por la sonoridad con la que cada una de ellas fue abordada.
Es cierto que el nivel de estridencia que el clima de fiesta obligaba hacía que por momentos el sonido alcanzara algún grado de saturación y se resignara así nitidez, pero también es real que a nadie pareció importarle mucho eso ni fue un punto que opacara el balance global del concierto.
Promediando el show, Fernando Ruíz Díaz se sumó en «Un osito de peluche de Taiwán» y, al igual que había ocurrido con Bandalos Chinos, resultó más fuerte la noción de confraternidad que el aporte estrictamente artístico realizado.
Distinto fue el caso de Andrés Calamaro, recibido como una celebridad, debido a que allí se jugó un simbolismo más contundente por ser el creador de «Costumbres argentinas», el tema versionado.
En el medio entre el líder de Catupecu Machu y el exAbuelos de la Nada y Los Rodríguez desfilaron otros clásicos como «El pájaro vio el cielo y se voló», «Luna radiante» y una lectura de «El negro José» con la murga Agarrate Catalina en las pantallas.
Hubo también un velado homenaje a Diego Verdaguer, el cantante argentino de larga e importante trayectoria en México, fallecido en 2022, quien llegó a grabar «La ladrona» junto al grupo para esta trilogía, cuando se proyectó el correspondiente video.
El broche de oro llegó con un popurrí que enganchó «No puedo», «El dinero no es todo», «Ya me da igual», «La marca de la gorra» y «Entregá el marrón», anunciados por Cucho como «temas viejos, lados b»; para desembocar en «La guitarra».
Quedaban todavía algunos bises que iban a provocar en el público reacciones tan diversas como pogos o trencitos. «Loco (tu forma de ser)» y «Siga el baile» formaron parte de este tramo.
Antes del cierre definitivo, a tono con el espíritu bufonesco asumido por el grupo, Mosca Lorenzo hizo una larga introducción en la que contó que habían estado reunidos «con un importante artista internacional» y que les había dicho que «era fan de la banda», por lo que lo habían invitado a participar del show. Cuando todos los indicios daban por sentado que se estaba refiriendo a Luis Miguel, apareció quien suele desfilar por medios de comunicación y eventos como el doble del astro mexicano.
Con el «falso Luis Miguel» al lado, aunque sin cantar bajo el chiste que debía «cuidar su voz» para los conciertos que aún le quedan en la Argentina» , Los Auténticos Decadentes cerró el concierto con «Y la banda sigue».
El grupo volverá a presentarse en el Movistar Arena el próximo 5 de noviembre. Seguramente, una nueva oportunidad para que en dos horas muestre su ADN. Y no nos referimos a la trilogía con la que tributa sus influencias, sino que hablamos de todo aquello que da vida a Los Auténticos Decadentes.