jueves 28, noviembre, 2024, Eduardo Castex, La Pampa

Aprobaron la primera vacuna argentina contra la Covid-19 y es «un hito de la ciencia nacional»

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La primera vacuna desarrollada íntegramente en Argentina como refuerzo contra la Covid-19, «00», para mayores de 18 años, fue presentada hoy tras la aprobación de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), y el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus y su par de Salud, Carla Vizzotti, coincidieron en que se trata de «un día histórico de la ciencia argentina» porque permitirá sustituir la importación de vacunas y exportarlas.





«Es un día histórico, y significa un hito para la ciencia y tecnología argentina en este momento. Fueron tres años de trabajo muy duro, de mucha inversión del Estado, del trabajo conjunto entre el Conicet y la Universidad Nacional de San Martín», dijo Filmus al encabezar junto a Vizzotti la conferencia de prensa dada este mediodía en el salón Malvinas Argentinas del Polo Científico Tecnológico.

La vacuna bivalente Arvac fue aprobada por Anmat para adultos mayores desde los 18 años en adelante, incluidos mayores de 60.

«Ha sido un trabajo articulado, también, con el sector privado apoyado por el Ministerio de Salud y el Ministerio de Ciencia y Tecnología, y que da lugar a la primera vez que Argentina puede tener un desarrollo propio, nacional, con sus investigadores, por su capacidad y su inversión durante años en ciencia y tecnología y en investigación básica. Da lugar a que sea la primera vacuna no solo de Argentina sino, también la primera contra la Covid en toda la región», destacó Filmus.

«Es un orgullo enorme y un paso importantísimo porque va a permitir no sólo abastecer las necesidades locales, sino también exportar. La plataforma que se desarrolló va a posibilitar transferir la tecnología para otras vacunas. Argentina importa por año 500 millones de dólares en vacunas, esto va a significar un paso enorme respecto de la posibilidad de sustitución de importaciones y de generar exportaciones», remarcó.

Por su parte, Vizzotti expresó que «se trata de un día histórico. La vacuna representa la posibilidad de tener una herramienta segura, eficaz y de calidad» y remarcó el trabajo de «nuestros investigadores e investigadoras, la importancia del Conicet y el sostén de la universidad pública, el compromiso de las provincias, la pasión con la que se hizo el reclutamiento de voluntarios y voluntarias que confían en nuestra investigación y en las vacunas, el Estado presente y la decisión política de un Gobierno para articular con todos los ministerios».

La titular de Salud detalló a Télam que «la inversión en este proyecto fue de 7 millones de dólares por parte del Laboratorio Cassará a través de esta iniciativa público privada. Desde el Ministerio de Ciencia y Tecnología, para el ensayo clínico, fueron 1.700 millones de pesos -de inversión- sin contar toda la gente que está trabajando en el Conicet, en las universidades y en Anmat, que trabajan todos los días para eso».

Y en rueda de prensa, Vizzotti agregó: «Que se haya aprobado por Anmat es un paso enorme porque hay muchos países de la región que ya con esta aprobación tienen reciprocidad».

«El otro paso grande es presentarlo en el fondo rotatorio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) para precalificarlo por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y, a partir de ahí, se puede comercializar por el fondo rotatorio sin requerir aprobaciones específicas de otros países y avanzar hacia las exportaciones», sostuvo.

En ese sentido, completó que «es muy importante tener hoy el registro de una vacuna hecha 100% en Argentina, en todos sus pasos, y es de una complejidad enorme. Por eso tanta gente, por eso la emoción y por eso el orgullo de estar hoy en este paso y seguir por muchos pasos más».

Ante un eventual cambio de gobierno en las próximas elecciones, la ministra aseguró que la posibilidad de producción y de provisión «está garantizada», pero «el Estado tiene que decidir comprar la vacuna».

En ese aspecto, destacó que están avanzando «hacia la declaración de interés nacional y con eso generar una licitación, una orden de compra abierta para que esté esa posibilidad y avanzar en ese sentido».

Por otra parte, la líder del proyecto Arvac e investigadora de la Unsam y del Conicet, Juliana Cassataro dijo a Télam que «este proyecto es una muestra de la importancia del trabajo conjunto público y privado. Partimos de la investigación básica en la Universidad Nacional de San Martín y el Conicet y nos asociamos enseguida, porque era muy importante poder evaluar ese prototipo con alguien que tenga la capacidad industrial de producirlo, con el laboratorio Cassará, y en conjunto también hicimos cambios, es un co-desarrollo».

Asimismo, sobre la aprobación de Anmat Cassataro dijo que siente «mucha emoción. Pero el trabajo no termina porque ahora queremos hacer ensayos en pediátricos, para ampliar la indicación de la vacuna, y además usar todos estos equipos para también trabajar en otras vacunas, así que estamos contentos de haber cumplido con lo que nosotros habíamos dicho que íbamos a hacer, pero siempre pensando nuevos proyectos».

Sobre la posibilidad de desarrollar la vacuna argentina para menores de 18 años, Cassataro agregó a esta agencia que «se está diseñando ensayos pediátricos», y explicó que para poder evaluar la vacuna en pediátricos primero se tiene que aprobar la vacuna en adultos, por eso «ahora estamos habilitados».

La vacuna ARVAC Cecilia Grierson, desarrollada por la Universidad Nacional de San Martín, el Conicet y el Laboratorio Cassará, e impulsado desde el primer momento por la cartera de Ciencia, Tecnología e Innovación y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i), demostró ser «segura y eficaz como refuerzo contra el virus SARS-CoV-2 en mayores de 18 años», aseguraron.

Actualmente, ya se produce en la planta de Cassará en la Ciudad de Buenos Aires, y puede adaptarse a nuevas variantes de SARS-CoV-2 circulantes en la región, precisaron.

Este desarrollo fue posible a partir de un consorcio público-privado que contó con más de 600 científicos y profesionales, 25 instituciones y 2.094 personas voluntarias participando.

Entre los presentes estuvieron Ana Franchi, presidenta del Conicet; Carlos Greco, director de la Universidad Nacional de San Martín; Fernando Peirano, presidente de la Agencia i+D+I; y Gonzalo Perez Marc, quien lideró el trabajo de los estudios clínicos.

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