La crisis que atraviesa el país, que se profundizó tras las medidas implementadas -entre ellas una fuerte devaluación- por el gobierno de Javier Milei, impactaron de lleno en las distintas actividades económicas. Una de ellas es el turismo y en la costa esto se vio reflejado.
Un ejemplo de ello es el balneario Las Grutas, un destino elegido por muchos pampeanos y pampeanas, donde se evalúa cerrar la temporada el 31 de enero para evitar pérdidas. «Estadías brevísimas, bajas reservas, turismo de cercanía, pelea por las tarifas, incertidumbre y una posibilidad que asusta: que la temporada, que arrancó en baja, se termine junto con el primer mes del año, y sólo queden viajeros de fines de semana, que viajen sin contrataciones previas y lleguen decididos a negociar por tarifas más bajas, a sabiendas de la vasta oferta vigente». Así detalló la situación el diario Río Negro.
Las Grutas «no escapa a la cruda realidad que están enfrentando otros lugares para vacacionar del país. Es que, aunque existe público, la presencia es muy baja, comparada a la que, tradicionalmente, llegaba al balneario para esta época. Una franja que siempre estuvo ligada al turismo masivo».
Números que asustan.
Según el medio, para este mes los números asustan. «Las reservas siguen superando apenas el 50%, y para febrero la realidad que se avecina es peor. Hay sólo un 15% de plazas cubiertas. Lo demás, dependería de viajeros espontáneos, que podrían llegar, recorrer, y elegir, in situ, su lugar de pernocte».
«Hasta este año la dinámica era otra. Se presentaba así: alta afluencia para fin de año, caída de visitas después del 1° de enero, llegada de turistas de la primera quincena a partir del día 7, tras la celebración de Reyes. Luego, un febrero con un público menos masivo pero con una mayor capacidad de consumo (era el mes para obtener ganancias). Después, un feriado de Carnaval con una explosión de visitas, similar a la del 31 de diciembre. Y así durante cada una de las temporadas, en las que se repetía ese esquema beneficioso para todos», añadió.
Un prestador extrahotelero señaló que «este 2024 vino a patearnos el tablero. Y todos están preocupados. Es más, ante la incertidumbre, el que tiene espaldas financieras y no quiere afrontar los costos de tener un complejo vacío, pero ‘andando’ por si llega algún pasajero, ya tomó una decisión: cerrar el 31 de enero”.
Esta decisión «drástica» tibiamente «se estaría convirtiendo en tendencia. Ocurre que muchos se imaginan perdiendo los exiguos ingresos de este mes por pagar el costo de tener, en febrero, un emprendimiento activo, pero sin público, esperando al turismo que podría llegar sin reservas».
“¿Alojar a los turistas por nada y tener que estar peleando con otros prestadores, sin llegar a cubrir la plata que significa estar abierto y con personal activo? No sería negocio. Por eso el que puede elegir no hacerlo ya está anunciando que no trabajará en febrero, para ahorrarse disgustos”, agregó el prestador.
Otros rubros.
Esta situación se extendería a otros rubros, debido a que poseer «un negocio abierto en la peatonal pagando un alquiler comercial de temporada alta sin ventas será insostenible para muchos. Algo que podría impactar hasta en la imagen turística de la villa, que, pese a la crisis, sigue con su postal de verano tentador. Pero una sucesión de comercios cerrados en pleno centro sería, directamente, un cuadro desolador».
Carlos Rivas, de la Asociación de Extrahoteleros, reconoció que esto «se preveía» pero advirtió que «la situación es muy delicada». En esa línea, detalló que para el 31 de diciembre y el 1º de enero «hubo un 60% de camas cubiertas en departamentos y complejos, que es el rubro que le aporta el 80% de ellas a la villa turística. Cuando en temporadas anteriores, para esos días, la ocupación era total, o no bajaba del 90%”.
Tras esas fechas, los primeros días de 2024 siguieron transcurriendo con un movimiento escaso, generado por los que llegan de destinos cercanos, porque la suba de combustibles resintió la llegada de turistas de Buenos Aires, Córdoba o Mendoza. “Febrero viene peor, con mucha incertidumbre. Pero el turismo de Chile, que vacaciona en esos días, y el ‘finde’ XXL de Carnaval podrían inyectarnos un público que haría repuntar la ocupación” se ilusionó.
Captar turistas.
Ante este panorama, surgen estrategias para captar viajeros pero no todas funcionan. “Es que si ajustás mucho los precios terminás quemando la ganancia, para mantener la propiedad o los servicios. Una de nuestras prestadoras, por caso, alquiló por dos días a costos muy bajos y terminó usando casi toda la plata en pagar la lavandería, para acondicionar de nuevo la ropa de blanco”, explicó Rivas.
Por otra parte, los que realizan excursiones también están notando la merma. “Hay menos gente, y además se percibe que sólo un sector muy puntual es el que está realizando paseos. Ya no es el público variado de otros años. Ahora sólo los de perfil de consumo muy alto están accediendo. Es un dato de la realidad”, sostuvo Fernando Skliarevsky, que tiene un local del rubro en la tercera bajada.
Menos servicios.
«Una de las variables de ajuste que arrancó en este 2024 es la de resignar servicios, para poder negociar por precios de alojamiento más bajos», indicó Río Negro. «De esta forma alquilar con o sin ropa de blanco (tanto sábanas como toallas) o sin la inclusión de aires acondicionados pasó a ser una posibilidad, que le quitará un porcentaje al valor ofrecido por el departamento o vivienda. Aunque ese descuento será a criterio de cada propietario», agregó.
La posibilidad de alquilar «sin aires» se instaló por otro temo que existe: el impacto del aumento de las tarifas de luz. «Ante esa posibilidad, y por la carencia de sistemas que sirvan para regular su uso- como las tarjetas que también obran como llaves de ingreso e impiden que el aparato funcione sin ellas-optaron por algo más simple», indicó el medio.