Laurentina Ainó, la vecina más longeva de Telén y el oeste pampeano, cumplió ayer 107 años. Cuentan que amaneció a pura sonrisa y que tuvo que atender numerosos saludos telefónicos. La visitó la intendenta Susana Bazán, quien le llevó una torta, la felicitó y junto a otras personas le cantaron el «feliz cumpleaños».
La mujer es la centenaria hija del «Indio» Ainó y ahijada de Juan Bautista Vairoleto. En su documento de identidad dice que nació el 14 de julio de 1917, es decir hace 107 años, pero ella confirmó que tiene «varios años más» porque su familia, que vivía a orillas del río Salado, tenía que hacer un largo viaje hasta Limay Mahuida para asentarla y pasaron varios años hasta que lo hicieron, publicó el diario La Arena.
La periodista victoriquense Angie Cortez reveló que «dona Laura», como la conocen en el oeste, enfrentó su cumple «con esa sonrisa que la caracteriza comenzó el día recibiendo saludos por teléfono, y luego llegó la intendenta de la localidad, Susana Bazán, a saludarla y felicitarla por los años cumplido que sin dudas no son pocos».
«No todos tienen el privilegio de cumplir 107 años y llegar de la manera que ella los vive: gozando de buena salud, rodeada de afectos y de la naturaleza pura que le regala el paisaje donde vive: sobre el acceso a la localidad. Laurentina es la vecina más longeva de la localidad, y también del oeste pampeano, es parte de la historia viviente de nuestra provincia», agregó.
Historia viviente.
«Doña Laura» es historia viva, porque es hija de «El Indio» Félix Ainó, ese, quizá mal identificado famoso «bandido rural». Tan famoso que era amigo y compinche del mítico Juan Bautista Vairoleto, y tanto, que Laurentina es su ahijada.
Fue una mujer prolífera: tuvo 16 hijos,y, además, afirma que crió a varios chicos más. También que «perdió la cuenta» de la prole que les siguió. Familiares afirman que a partir de ella, el árbol genealógico se extiende a más de cien descendientes.
En oportunidad de su centenario, Laurentina aseguró que es ahijada de Vairoleto, a quien conoció en persona porque solía andar con su padre. Ambos fueron parte de la historia del oeste pampeano donde hicieron un mito de sus evoluciones de rebeldía que muchos catalogan de «bandidos rurales».
Ambos murieron en enfrentamientos con la policía, Vairoleto en 1941 y Ainó en 1948. La vida del padre de Laurentina, le dio letra al poeta Juan Carlos Bustriazo Ortiz, quien escribió la poesía «Félix Ainó», y también está en las milongas de Julio Domínguez «El Bardino».
«No eran malos».
La centenaria mujer fue testigo de esa época y tiene su visión de la historia de Ainó y Vairoleto. «Mi papá y mi padrino se conocieron cuando andaban huyendo de la policía. Yo los sabía cuidar en el rancho cuando dormían la siesta para que no fueran a molestarlos. No eran hombres malos, sino trabajadores, pero la policía les tenía bronca y varias veces los estaqueaban en la comisaría como un animal y los tenían al rayo del sol. Lograron escaparse y no los pudieron agarrar más», concluyó.
