El Tribunal Oral Federal de Santa Rosa (TOF) condenó a un hombre a ocho años de prisión por el delito de trata de personas con fines de explotación sexual. El imputado obligó a una mujer consumir drogas y la amenazó para que ejerciera la prostitución.
Según informaron desde el Ministerio Público Fiscal, en los tres procesos que se llevaron a cabo intervino la fiscal Federal Iara Silvestre. Uno de ellos fue un juicio abreviado que se realizó el 1º de octubre.
Desde el organismo indicaron que «el tribunal condenó a 8 años de prisión a Alexis Aníbal Bertolini al considerarlo autor penalmente responsable del delito de trata de personas con fines de explotación sexual, agravado por haber mediado engaño, violencia, amenazas, intimidación, coerción y abuso de la situación de vulnerabilidad de la víctima, y por haberse consumado la explotación en, al menos, una oportunidad, en concurso real con la tenencia de estupefacientes con fines de comercialización y cultivo de plantas para obtener estupefacientes».
La causa se inició cuando la madre de la víctima se presentó el 19 de julio de 2018 en la Fiscalía para denunciar al sospechoso, a quien acusaba de prostituir a su hija. «En aquella denuncia manifestó que su hija era adicta, que él la prostituía bajo los efectos de la droga y que el condenado había sido pareja de su otra hija, a quien la había amenazado con un arma de fuego», informaron y agregaron que también «contó que Bertolini extorsionaba a su hija diciendo que tenía su documentación y que la amenazaba diciéndole que, si contaba todo, él tenía un rifle y sabía dónde se domiciliaba con sus hijos».
Ante esto, la víctima recibió un botón antipánico y se solicitó al Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a las Personas Damnificadas por el Delito de Trata que le realizara una entrevista integral. También se solicitó colaboración en la investigación a la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (Ufem).
En ese marco, relató que «además de cocaína la obligaba a consumir rivotril, que le propinaba golpes, que no la dejaba salir, que siempre debía andar con él en el auto y que en otras oportunidades se quedaba durmiendo en el hotel en el que se estaban alojando, impidiendo su egreso al cerrarle la puerta con la llave. Asimismo, relató que el ahora condenado se quedaba con la totalidad del dinero obtenido de la actividad prostituyente».