El «debate de la lapicera» en el peronismo pampeano anuncia que se vienen nuevos tiempos de tensión. O por lo menos que van a ser explícitos, ya que desde que asumió en 2019 el gobernador Sergio Ziliotto siempre hubo idas y vueltas con el conductor de la mayoritaria línea interna (¿se seguirá llamando Plural?) sobre cuestiones de políticas, manejo de la administración pública y posicionamientos nacionales. Una puja de poder totalmente normal, aunque problemática, entre quien ejerce el gobierno y quien detenta la conducción política dentro de un espacio común.
La relación es parecida, aunque muy diferente, a la vivida entre 2019 y 2023 entre el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández, que formaron parte de un gobierno que la chocó mal, no solamente por esa disputa, aunque sí que explicó mucho.
Ahora se hizo pública una nueva manifestación de la tensión entre Ziliotto y Verna. El gobernador dijo en un primer momento, cansado de algunos posicionamientos internos (llamadas «apuradas») que se iba a alejar de la política cuando termine su mandato (lo que fue leído por algunos como un renunciamiento), y después aclaró ante la zozobra política generada por sus dichos que iba a seguir teniendo «la lapicera» (o sea, las decisiones políticas y electorales). Por supuesto, en una marcada de cancha, Verna respondió a lo Verna, con la foto de una lapicera. La misma canción de siempre. La dinámica de la presión de Verna y de desmarcarse de Ziliotto. A pesar de que muchos esperan un conflicto terminal y una pelea frontal, eso está lejos de que ocurra. Más allá de sus diferencias, de sus toreadas, de sus cruces, las decisiones se toman entre dos.
La famosa lapicera pampeana pondrá en juego que peso tendrá cada uno de los dos dirigentes en las decisiones para 2027 (por su capital político y su imagen en la sociedad), pero que comenzará a tensionarse en las elecciones legislativas de 2025.
El plazo para construir alternativas para 2027 no es de tres años, el tiempo que falta para esa elección. La legislativa de este año será crucial para las aspiraciones de largo plazo. Quien quiera pelearla para gobernador tendrá que ganarse un lugar de exposición en 2025. Por eso, la disputa está a la vuelta de la esquina aunque parezca lejana.
Algunos ya avisaron. La intendenta de General Pico, Fernanda Alonso, dijo que tiene condiciones para ser gobernadora. Lo que pase en General Pico en 2025 subirá o no sus acciones. Lo mismo ocurrirá con Alicia Mayoral, aunque por ahora haya decidido mantenerse lejos de las balas políticas hasta que aclare. El intendente Luciano Di Nápoli también avisó que puede presentar candidato propio para diputado, una manera de posicionarse.
Volvamos a las lapiceras. ¿Cómo imaginan Ziliotto y Verna que escriben las suyas? Ambas tienen su estilo.
Ziliotto piensa su liderazgo desde la gestión, ya que desde allí nace la fuerza política y electoral. Para algunos sectores, falta estar más en territorio, o sea nivelar la balanza de la gestión con la política. Ziliotto considera el ejercicio de la política más horizontal, de acuerdo a lo que exige la sociedad actual, dejar que todos corran y luego se ordenen, aunque hay quienes piensan que esa horizontalidad genera caos.
Verna, hombre de conducción y del poder puro y duro, de política ejercida de manera permanente, es un estilo verticalista, ya que sin un conductor al peronismo se lo come la oposición.
El gran problema para el peronismo es que no hay un estilo que sea mejor o más eficiente que el otro. La lógica opositora, esa lógica libertaria tan zonza como destructiva, va a decir que al peronismo hay que sacarlo porque es verticalista (y autoritario y feudal) o que hay que sacarlo porque es horizontal (e ineficiente y débil). Para el libertario, al peronismo hay que sacarlo porque es peronismo, es la única lógica.
En las próximas legislativas, otra vez el peronismo competirá dividido frente a esa lógica. Algunos se mostrarán, otros se harán los desentendidos y otros restarán para decir aquí estamos. El tema es quién capitalizará algo de ese resultado.
(*) Por Norberto G. Asquini – periodista
