En esta segunda entrega, profundizo sobre el significado de meditar, sus beneficios y cómo podés empezar a incorporar esta práctica milenaria en tu vida cotidiana.
En la nota anterior te conté cómo descubrí esta maravillosa práctica que es la meditación. Hoy quiero invitarte a dar un paso más: entender qué significa realmente meditar y por qué puede cambiar tu vida.
Existen muchas definiciones, pero me quedo con la del maestro zen y activista por la paz, Thich Nhat Hanh, quien decía:“La meditación es mirar profundamente para ver la verdadera naturaleza de las cosas.”
Para él, meditar es estar plenamente vivo, plenamente consciente de cada momento, aprendiendo a vivir con compasión en el aquí y ahora. Coincido totalmente: meditar es entrenar la mente para enfocarse, estar presente y reducir la ansiedad. Con la práctica, uno aprende a disfrutar más y vivir con mayor claridad.
Vivimos en piloto automático
Estamos constantemente atrapados entre lo que ya pasó y lo que podría pasar. Nuestra mente corre de un pensamiento a otro sin pausa. ¿El resultado? Vivimos lejos del momento presente, muchas veces sin darnos cuenta.
Ahí es donde entra la meditación. Así como vamos al gimnasio para fortalecer el cuerpo, la meditación fortalece nuestra atención. No se trata de pasar horas en silencio: con solo cinco minutos diarios de pausa consciente, podés comenzar a notar cambios significativos luego de algunas semanas de práctica.
Tipos de meditación para todos los gustos
Existen muchas formas de meditar, adaptadas a distintas personalidades y estilos de vida:
–Meditación guiada: se realiza siguiendo la voz de un instructor. Puede incluir visualizaciones, mantras u otras técnicas específicas. Ideal para principiantes.
–Meditación en movimiento: disciplinas como el Tai Chi combinan movimiento corporal suave y enfoque mental, logrando un estado meditativo a través del cuerpo.
–Mindfulness o atención plena: consiste en observar el momento presente sin juzgar, registrando pensamientos, emociones y sensaciones. Puede practicarse de forma formal (sentado o recostado) o informal (cocinando, caminando, duchándote, etc.).
En todas ellas, el ancla principal es la respiración consciente. Focalizarte en ella mejora la concentración y te ayuda a mantenerte presente.
Beneficios comprobados
La ciencia respalda cada vez más los beneficios de la meditación. Algunos de los más destacados:
-Reducción del estrés, la ansiedad y los síntomas depresivos.
-Mejora del sistema inmune y la presión arterial.
-Ayuda en el manejo del dolor crónico.
-Mejora en la calidad del sueño y reducción del insomnio.
Es importante aclarar que la meditación no reemplaza tratamientos médicos. Es una terapia complementaria, que potencia el bienestar general pero no sustituye las indicaciones de un profesional de la salud.
¿Por dónde empezar?
Comenzá con pequeñas pausas de 3 o 4 minutos, respirá conscientemente, observá cómo estás y qué sentís. Con constancia, la práctica se vuelve una aliada natural para afrontar el día con mayor calma y presencia.
Y como me dice siempre mi profesor Sergio Gasparini: “No creas todo lo que te digo… viví tu propia experiencia y después me contás.”
En la próxima nota, te voy a enseñar técnicas sencillas de respiración consciente, para que sigas construyendo tu espacio de bienestar, un momento a la vez.
(*) Por Gabriela Pascal – Profesora de Meditación