Hace apenas unas semanas, en el radicalismo pampeano todo era incertidumbre y pesimismo. Tras un cierre electoral caótico y desprolijo, y con la ruptura de la alianza electoral con el PRO, el radicalismo parecía condenado a ser un espectador en octubre. Sin embargo, desde la semana pasada la situación comenzó a virar y ahora los radicales se pusieron en marcha para retener una banca en el Congreso y recobrar también su protagonismo en la oposición al PJ.
Este jueves, con la candidatura de Federico Guidugli lanzada oficialmente, el radicalismo pampeano mostró otra cara a la desazón del cierre de lista: unidad y un nuevo optimismo para encarar la campaña. La foto fue clara: estuvieron por supuesto los intendentes que le jugaron todas las fichas a Guidugli, las distintas líneas internas y hasta aquellos que al principio le habían el cuerpo, como la línea celeste de Martín Berhongaray y el diputado «Poli» Altolaguirre. Todos ya se comprometieron con Guidugli, entendiendo que la coyuntura nacional abre una ventana que hace apenas días parecía cerrada.
El Karinagate, con audios, coimas y el ruido político que golpea al oficialismo, sumado a la situación económica inestable con un dólar descontrolado, terminó cambiando el ánimo en el radicalismo. Lo que hace poco era resignación, ahora es expectativa. El frente sabe que en muchos lugares la competencia será difícil, pero también que en otros puede disputar voto a voto con los libertarios.
Según cálculos del propio radicalismo, el Frente Cambia La Pampa, sello de goma de un radicalismo en solitario, parte de un piso de alrededor del 10%, un caudal propio que, aunque limitado, cobra relevancia en un escenario de tercios. Es el poder territorial de los radicales cosechado como principal fuerza opositora al peronismo pampeano. El desafío ahora es crecer, pescar en el mar de votantes del antiperonismo ahora desencantados con Milei y que ahora reconsideran su opción. Guidugli no es un candidato desconocido, pero encarna la posibilidad de reposicionar al partido y renovar la banca en el Congreso. En los cálculos entran otras posibilidades: que al peronismo las legislativas siempre le han sido esquivas y que los libertarios no sacará más del 30% del voto duro que cosechan en todos lados.
Este jueves hubo caras sonrientes y abrazos. Algunos hasta se ilusionaron con la «Guidugleta», como jocosamente le llaman en los pasillos radicales a esta posibilidad. Si la UCR no puede retener la banca, si se queda por primera vez sin legislador en el Congreso, será un golpe importante que no tendrá a Guidugli como responsable sino a todos aquellos que le sacaron el cuerpo a un armado más fuerte. Si consigue la banca, es todo ganancia.
Una campaña que hasta hace unas semanas parecía condenada a la irrelevancia, hoy se proyecta con la expectativa de convertirse en la sorpresa electoral de octubre.
(*) Por Norberto G. Asquini