Científicos argentinos y chilenos describieron por primera vez la actividad neuronal de una parte del cerebro del degú, un roedor endémico del país vecino que presenta de modo natural todos los síntomas del Alzheimer, lo que podría ser clave para comprender los mecanismos de esta enfermedad neurodegenerativa y probar nuevos tratamientos.
«Hace unos 20 años Nibaldo Inestrosa, un investigador chileno, describió el paralelo que hay entre humanos y degús en lo que respecta a la enfermedad de Alzheimer. Lo que nosotros hicimos ahora fue describir por primera vez la actividad neuronal de una parte del cerebro en estos roedores sanos», explicó a Télam Emilio Kropff, líder del estudio e investigador del Conicet en la Fundación Instituto Leloir (FIL).
Kropff describió que «en el mundo hay buenos modelos animales del Alzheimer familiar (que afecta al 1-2% de las personas) pero no del esporádico, que es el que afecta al 98-99%; la propuesta de Inestrosa fue que el degú podía ocupar ese lugar».
«Al no haber modelos ‘naturales’ de la enfermedad, se sabe poco acerca de cómo las redes neuronales del cerebro empiezan a fallar. Los degús podrían dar mucha información sobre el desarrollo temprano de la enfermedad», indicó Kropff jefe del Laboratorio de Fisiología y Algoritmos del Cerebro en la FIL, quien realizó entre 2008 y 2011 su posdoctorado con los neurocientíficos noruegos y nobeles de Medicina 2014 Edvard y May Britt Moser.
Durante años se observó que el degú (Octodon degus) presenta de modo natural o espontáneo todos los síntomas de la enfermedad de Alzheimer como placas beta-amiloides, ovillos neurofibrilares, deterioro cognitivo, además de comorbilidades como diabetes y ateroesclerosis y, al igual que en humanos, también afecta a una fracción de su población envejecida.
Hace un tiempo, el equipo de Kropff fue convocado por la doctora Patricia Cogram de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile para estudiar la actividad neuronal de estos roedores.
«Lo que hicimos fue describir la actividad neuronal del hipocampo en degús sanos. El hipocampo, que se ocupa de la memoria y la orientación espacial, es una de las primeras áreas del cerebro atacadas por la enfermedad de Alzheimer», explicó el investigador argentino.
«El hipocampo, que se ocupa de la memoria y la orientación espacial, es una de las primeras áreas del cerebro atacadas por la enfermedad de Alzheimer»
Y continuó: «Lo que encontramos fue que los degús tenían muchas similitudes con las propiedades estudiadas por décadas en roedores de laboratorio. Esto permite ‘aprovechar’ el conocimiento acumulado en los miles de estudios hechos con ratas y ratones sanos describiendo en distintas escalas cómo funciona la memoria y la orientación espacial».
Kropff explicó que si el degú sano hubiera sido muy diferente a las ratas y ratones sanos «habríamos tenido que dedicar muchos años primero al estudio de los degús sanos antes de poder estudiar a los enfermos para ver cómo la enfermedad afecta la actividad neuronal, que es nuestro siguiente paso».
Del trabajo, que fue publicado en la revista Scientific Reports, participaron también el psicólogo Matías Mugnaini, becario doctoral del Conicet en la FIL; Yannina Díaz, becaria doctoral del Conicet en la FIL; Diana Polania y Robert Deacon, del Instituto de Ecología y Biodiversidad de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile; y Marcelo Ezquer y Fernando Ezquer, del Centro de Medicina Regenerativa de la Clínica Alemana y la Universidad del Desarrollo en Santiago, Chile.
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno neurológico progresivo que hace que el cerebro se encoja (atrofia) y que las neuronas cerebrales mueran; es la causa más común de demencia, un deterioro continuo en el pensamiento, el comportamiento y las habilidades sociales que afecta la capacidad de una persona para vivir de forma independiente.
«A pesar del esfuerzo que ha puesto la humanidad y las instituciones científicas, al día de hoy existen buenas hipótesis pero no certezas acerca de los mecanismos que disparan la enfermedad», señaló Kropff.
La agencia CyTA-Leloir informó que «en un próximo trabajo, los científicos van a intentar comparar animales enfermos y sanos».
«Esperamos encontrar diferencias en la codificación de información espacial. Comprender cómo el Alzheimer afecta ese proceso puede echar luz sobre los mecanismos que llevan a síntomas tales como el colapso de la memoria en pacientes humanos, y podría permitir el diseño de mejores herramientas de diagnóstico y de pruebas más rápidas de todo tipo de terapias», concluyó el investigador.