La escalada del precio de la carne vacuna parece no encontrar techo, a pesar de que el Gobierno limitó las exportaciones y hasta buscó generar un plan Ganadero con la mirada a largo plazo para que haya más disponibilidad en el mercado interno. Lo cierto es que los valores en las góndolas y carnicerías no dejan de subir mientras el consumo se ubica en mínimos históricos.
Según el relevamiento de mayo, los precios de los distintos cortes de carne vacuna mostraron durante el mes subas promedio del 6,1% respecto de abril, que resultan en un 68% en términos interanuales. Mientras tanto, el relevamiento de la consultora LCG da cuenta que solo en las dos primeras semanas de junio el producto aumentó otro 2,3%.
En tanto, en lo que respecta a la hacienda en pie, los precios mostraron una leve retracción durante junio pero definitivamente esta situación no se está trasladando a las góndolas y carnicerías. De esto dan cuenta las estadísticas del Mercado Ganadero de Rosario (Rosgan), que indican que en mayo el precio de la hacienda en pie con destino a faena perdió en promedio un 2,5% mensual mientras que, en lo que va de junio la caída suma otro 2%, en términos corrientes.
“El precio de la carne históricamente ha tenido sus pulsos de ajustes en momentos donde el consumo suele ejercer mayor presión de compra. Estacionalmente durante los meses de marzo/abril se suelen dar los mayores ajustes en el precio de la carne mientras que llegando a noviembre suele registrarse una segunda corrección, previo al fin de año.
Pero algo ha cambiado en esta dinámica durante el último año y es precisamente el disparador de estos ajustes. Ante un consumidor local muy debilitado en su poder de compra producto de la escalada inflacionaria, la demanda no ha sido últimamente la principal responsable de traccionar estos aumentos estacionales de precios.
Por el contrario, la oferta fue quien, en este contexto, ejerció la mayor presión al alza de precios, por un lado, por escasez de hacienda, pero también por valorización de estos bienes como activos de protección, ante la desvalorización del peso. Ambos factores han estado presionando al alza los precios de la hacienda con su posterior traslado, total o parcial, a los mostradores”, explica María Julia Aiassa, analista de Rosgan.
Seguir el precio de la hacienda es clave para entender los incrementos que puede mostrar la carne vacuna en los próximos meses. Al respecto la analista detalla: “No obstante, algunas variables comienzan mostrar signos de mayor relajación.
En términos de volumen, se está faenando levemente más que el año pasado. De enero a mayo la cantidad de animales enviados a faena alcanzó los 5,35 millones de cabezas, cerca de un 2% más que en 2021 pero en producción de carne el incremento es un 3,4% superior.
Según los datos de la Cámara de Feedlots, hace dos meses que los corrales mantienen un nivel de ocupación promedio superior al 65%, unos 3 puntos más que lo registrado el año pasado y continúan en proceso de llenado.
Si bien el nivel de egreso de animales de los feedlots aún no muestra cambios significativos -en efecto el índice de egreso feedlot (IEF), que mide la relación entre salidas y capacidad de encierre, fue de 12,7 muy similar al registrado en los últimos cuatro meses e incluso respecto del año pasado-, el nivel de encierre que hoy se está viendo, comenzará a verse reflejado en mayor oferta de hacienda liviana a partir del segundo semestre del año, mediados de julio en adelante.
Es entonces cuando, nuevamente, la capacidad de respuesta del consumidor será el factor determinante para sostener los precios del gordo, en un contexto donde la restricción de oferta ya no ejercerá la misma presión alcista, de un año atrás”.