domingo 29, diciembre, 2024, Eduardo Castex, La Pampa

Planco

Un día como hoy, hace 330 años, un terremoto destruye la mitica Ciudad de Esteco. (

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13 de Septiembre de 1692 – Terremoto destruye la Ciudad de Esteco, en Salta.

Según la leyenda, la ciudad de Esteco era una de las más ricas y prósperas del norte argentino. Estaba ubicada en medio de un fértil y espléndido paisaje de la provincia de Salta y sus construcciones estaban bañadas de oro. Sus habitantes gozaban de buena fortuna, la que lucían con orgullo.

Eran poseedores de tanta riqueza que se convirtieron en soberbios y mezquinos, dándole al dinero una importancia desmedida. Si algo se les caía al piso, ya sea un pañuelo o un sombrero, no lo levantaban o siquiera se inclinaban para mirarlo. Vivían para la vanidad y el placer despreciando a los pobres y maltratando a los esclavos.

Un buen día llegó a la ciudad un viejo misionero que quería redimir a la población y comenzó a tocar puerta por puerta para pedir limosna. Tenía un aspecto lastimero, con heridas en sus manos, ampollas en sus pies y vestiduras rasgadas. A pesar de que el hombre solicitó un poco de alimento y abrigo en esas lujosas casas, nadie salió a socorrerlo.

El hombre llegó a las afueras de la ciudad donde vivía una mujer muy pobre con su hijo. Conmovida por la situación del misionero decidió matar su única gallina para poder ofrecerle un alimento y, además, le proporcionó un lecho para descansar. El misionero volvió a la ciudad y comenzó a predicar la importancia de volver a las costumbres sencillas y puras, de practicar la caridad, ser humilde y generoso, pero solo consiguió burlas.

Esa misma noche volvió a la casa de la mujer que lo había recibido y se le reveló como un profeta anticipando que, si la ciudad no daba muestras de enmiendas, sería destruida por un terremoto. Un castigo divino caería sobre la avaricia de sus habitantes devolviéndola a la tierra de la que vino. También le dijo que tomara a su hijo en sus brazos y partiera esa misma noche, puesto que la ciudad se perdería, pero que ella se salvaría por el gesto bondadoso que tuvo hacia él.

Antes de irse el misionero realizó una poderosa advertencia a la mujer: le pidió que caminara hacia adelante sin voltear atrás, incluso si pareciera que el mundo se desplomaba a sus espaldas. Si, por el contrario, no lograba dominarse, también sería alcanzada por un castigo. La mujer obedeció y, tomando a su pequeño, salió de la ciudad esa madrugada.

Al caer la noche un trueno estremecedor enmudeció la tierra anunciando la catástrofe. La tierra se abrió y lenguas de fuego comenzaron a brotar por todas partes mientras las casas y sus habitantes se hundían en aquel abismo ardiente. Aturdida y curiosa por los gritos, la mujer se giró para contemplar con sus propios ojos cómo caía la gran ciudad. En ese momento fue convertida en piedra, intacta, caminando mientras sostenía a su hijo. Cuenta la tradición que todos los años esa misma mujer baja a la ciudad de Salta.

La ciudad de Esteco tuvo dos localizaciones, soportó el embate de los índígenas y se convirtió en un pueblo fantasma hasta su desaparición. Esteco I se fundó en 1566 cerca de El Vencido en El Quebrachal y se trasladó, en 1609, cerca de Río Piedras. Esta nueva ciudad es la que se conoce, desde la investigación arqueológica, como Esteco II. Este asentamiento estuvo desde 1609 a 1692.

A fines del siglo XX, la ciudad perdida de Esteco, en Salta, dejó de ser un mito para convertirse en una realidad. Desde hace un par de décadas, un grupo de científicos trabaja sobre los restos de la antigua población y descartó las versiones que aseguraban que nunca existió.

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